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❝ Londres - 23:49:50 

Toda la habitación se encontraba con los nervios en punta. Pues claro, el motivo principal con el cual se enfrentaban, era con la señora de los "mil demonios" (apodada así por el despeinado Hans). Cuenta la leyenda o él mismo que, cuando fue un día a Australia, a mostrar unos inventos para aprovechar que se encontraba la sede de la Élite allí, resultaron un caos y desorden, siendo sacado a patadas en todos los sentidos por la mismísima y delicada mujer.

Los nueve individuos que se encontraban esperando la tan deseada respuesta de la señora, los tenían expectantes al computador del comandante. Las luces tenues de los faroles no ayudaban mucho, y la televisión con los comerciales dejaban desear en los descuentos. Un joven castaño se encontraba sentado en el sofá más grande, acompañado por dos chicos a su lado, un rubio y una chica asiática, mientras sus dedos acariciaban una navaja entregada por su padre, días atrás de haberlos visitado. Repasó con su vista cada persona que estaba presente, para finalizar con el hombre de mayor rango.

—Erwin, ¿A qué hora iba a contestar? —preguntó con cierta curiosidad.

—Dentro de 10 minutos y cinco segundos, Eren.

— ¿Dices que contestaran? Siempre les pedimos ayuda y pasan de nosotros por su profesor.

—Espero que sí—respondió nuevamente Erwin.

El ambiente volvió a ser tenso, mientras las miradas en el computador del comandante, eran tantas. Los sonidos de unos alimentos ser triturados en la boca de una fémina, atraían la atención del amante de la limpieza y el orden, hasta del señor perfeccionismo. El tic era más que obvio al escuchar la bolsa y las pequeñas migas caer en la alfombra recién limpia.

—Sasha no comas tanto —regañó el compañero de la nombrada, mientras trataba de quitarle la séptima bolsa de sus dedos—. Nos quedaremos sin comida.

—No te metas en mis asuntos, Connie —reprochó.

—Cállense todos y la mocosa que está comiendo, deja de tragar maldita sea —habló el moreno, mientras sus dedos frotaban el tronco de su nariz. Toda la situación lo estaba estresando y más al estar sentado en las sillas del escritorio de Erwin, donde las almohadas eran duras y tapizadas con un color bordo. En su opinión, eran horribles.

— ¡Qué nervios! —exclamó Hanji con una gran emoción bailando en sus labios. Ella y su hermano empezaban a crear teorías conspiratorias, como si la chica que comandaba la otra sede era un alíen o que podía ser una mundana ordinaria con planes malvados, hasta cómo serían las personalidades de sus hijos si llegara a juntarse con su comandante.

—Su ADN sería una mezcla rubia con cabellos platinados. Creo que heredaría el cromosoma Y, ya sabes, Erwin es todo un domador en esos casos —explicó su hermano con cierto orgullo ante su comandante—. ¿Cómo crees que saldría? Ella es pequeña y diminuta, viene de los reclutados y Erwin es un hombre de sangre real con excelente reputación desde generaciones —siguió Hans, jugando con la punta de su lengua en su labio superior.

—De seguro sale cejón y rompe pelot... —Riva, al tratar de terminar la oración, Erwin le brindó un pisotón con confianza, en señal de que se calle la boca. Observó satisfecho al ver que su método funcionó a la perfección, al momento que dichosa persona se mordía la lengua para no formular otra maldición.

—Mi hermano tiene razón —comentó la joven de rizos castaños—. Erwin tiene tendencia a acostarse con otras mujeres sin compromisos. ¿Cómo podríamos juntar a ambos? Ella se ve correcta y femenina, mientras que él mantiene su sonrisa zorruna y aspecto jovial.

—Hanji a nadie le interesa eso —comentó Mikasa con cierta mueca de repulsión.

—Estoy a favor —contestó Riva elevando su diestra, siendo seguido por Erwin que esperaba que terminen la conversación a toda costa.


El sonido del tan esperado mensaje, alarmó a todos. La mayoría se acercó frente al escritorio con cierta curiosidad, siendo reprimidos por el comandante. Erwin, por su lado, abrió el correo con las manos sudadas de los nervios, dejando que un gran suspiro diera inicio a la lectura de la carta electrónica.

— ¿Y qué dice? —preguntó Hans intrigado.

Erwin al quedar atónito y confundido por la respuesta, Hanji lo movió de su silla giratoria para poder leer de cerca, llevándose una gran sorpresa. Nadie se esperaba que contestaran de esa forma, sin contar que era la madrugada allí y que era más que obvio que los dejarían solos.

— ¿Y qué dice? —pregunto nervioso su hermano mayor, mientras mordía sus uñas. Se encontraba desesperado por una contestación afirmativa.

— ¡Aceptaron! —respondió con un grito de euforia—. Ya está partiendo el grupo de mayor confianza mía, os ayudo para no poner en peligro esta región, ya que están empezando a mandar alertas de sus posibles ataques [...]; Confío en vosotros, instituto de Londres.

—Mañana llegarán. Por lo tanto, vayan a descansar y luego ordenaremos las habitaciones para el grupo que viene. —Al momento que Erwin piso las instalaciones, al ser asignado por la familia Zoe como nuevo comandante, notó un gran descuido en el establecimiento, luego de que la señora que fue la cabeza de todo, se muriera—. Trátenlos bien—agregó al ver a la mayoría con poca gana.


Bulletproof ❥ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora