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Eva y yo nos sentamos en unas sillas mientras discutíamos como seguiríamos ocultando a aquel robot una vez que ya estuviera completamente terminado.
No podía decir que lo compré por Internet porque apenas y tenía dinero para comprarme el almuerzo. No solían darme tanto dinero como para poder ahorrar para un androide propio. Si decía que me lo regaló Eva, los demás se sentirían libres de usarlo a como se les pegara la gana y no quería que alguien más lo utilizara por razones de protección al "Esclavo".
Pareciera como si Eva hubiera leído mis pensamientos ya que, tan solo unos segundos después de pensar esa idea, ella también la sugirió.

-¿Y si les dices que yo te lo compré?.

-Podría funcionar pero el problema aquí es que no quiero que lo vayan a utilizar para trabajos pesados o peligrosos, ni siquiera sabemos para qué se hizo en un inicio.

Se quedó pensativa durante unos minutos. Parecía que se le había ocurrido otra idea pero Adán volvió a entrar para comenzar a buscar por las cajas alguna cosa. Inmediatamente me paré y traté de que se alejara lo más posible de la caja de partes extras.
Mi corazón estaba latiendo a mil pero no debía dejar que se me viera en la cara para no echarme de cabeza yo sola.

-¿Qué estás buscando? Yo sé donde está todo, nada más dime.

Continuó buscando en silencio, me había ignorado. Se acercó a la caja de partes extras así que Eva se sentó sobre la tapa de la misma evitando que la abriera. Adán le pidió permiso amablemente pero aún así no dejó que la abriera. La quitó de encima con delicadeza y después fui yo la que se sentó encima. Me miró bastante enojado y me dijo un simple "quitate" para tratar de intimidarme, cosa que obviamente no hizo.

-Le voy a decir a mi papá que estás desacomodando todo y que agarraste las piezas extras para tus robots ilegales si no me dices qué estás buscando.

Su expresión cambió al instante que le mencioné lo segundo. Adán sabía bastante de robots también pero, lo que mis papás no sabían, era que él trabajaba haciendo pelear a androides que eran construidos ilegalmente pues se necesitaba un permiso especial para hacerlo. El permiso lo tenía el taller de papá pero no el de él, era bastante difícil conseguirlo.
Se sentó en una de las sillas y me miró aún bastante enojado. Soltó un suspiro que parecía casi un gruñido y decidió hablar.

-Hace unos días me enteré de que una señora había desechado a un androide de piezas de hierro. Fui a la dirección pero me encontré con la sorpresa que en lugar de encontrar las piezas, encontré otra cosa más interesante.

De su bolsillo sacó una pulsera de estambre color blanco y rojo.
Revisé mi muñeca, estaba vacía; la pulsera era la que compartía con Evangelina, no podía creer que se había caído sin darme cuenta.
No pude controlar mis nervios pero aún así trataba de ocultarlos al máximo.
Me recargué en la mesa mientras miraba al techo con el ceño fruncido. Él siempre había sido muy inteligente, no sabía por qué me sorprendía todo aquello.

-¿Y eso te dice que....?

-Que tú te los llevaste al hacer alguna entrega, no eres tan estúpida como para ir hasta allí por nada.

Eva y yo intercambiamos miradas. Ella también parecía sorprendida ante la deducción tan acertada de parte de mi hermano. Solté un poco de aire y le di la razón. Me acerqué a la caja de piezas extras y saqué el cráneo para mostrarselo.

Comenzó a casi saltar de alegría al ver aquella pieza de hierro. Quiso llevarse lo demás pero Eva le quitó la cabeza y cerró la caja.  Yo me acerqué a él para darle un zape, ¿de verdad creía que se lo iba a dar? Nunca he sido egoísta con él pero aquel robot era algo que ni loca dejaría que se llevara.
Me crucé de brazos y se lo traté de aclarar de la mejor manera posible, sin levantar la voz y con palabras no tan subidas de tono pero parecía que le entraban por un oído y salían por el otro.
Nos quitó a ambas del camino pero yo seguía de insistente. Me agarré de su brazo y lo eché para atrás mientras lo miraba con enojo, sentía como si las lágrimas de coraje fueran a salir en cualquier momento.

Corazón de CarneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora