-4-

69 3 9
                                    

-Es un gusto conocerla, ama. Mi nombre es Arturo, su androide personal.

No podía creerlo, había podido reconstruir a un androide casi desde cero y, mejor aún, era un modelo del siglo pasado.
Comencé a dar pequeños saltos de alegría para después lanzarme a los brazos de aquel robot para abrazarlo.

Entre tanta emoción me di cuenta de que no podía dejarlo solamente con una sábana cubriéndolo pues se la había puesto en caso de que, cuando se activara la piel sintética, creciera un miembro extra de la misma. Era posible ya que los modelos de aquel entonces trataban de saciar todas las necesidades, absolutamente todas.

Para mi sorpresa, esto había sucedido y se notaba por la delgadez de la tela. Fui a mi cuarto corriendo para buscar unas prendas que pudieran quedarle al androide. Tenía un traje de un cosplay que nunca volví a usar después de la última convención; el traje tenía que ser más grande de mi talla exacta así que tenía la esperanza de que le quedara bien. 

Bajé tratando de no tropezarme, entré al taller cerrando la puerta con seguro una vez dentro. Le di la ropa junto con la orden de cambiarse. Por supuesto que yo me voltee pues, a pesar de ser solamente una imitación, era una imitación muy buena del cuerpo masculino. 

Terminó de cambiarse y pude voltear a ver con toda seguridad; la corbata se había perdido así que se notaba un poco vacío. Fui de regreso a mi habitación y tomé un viejo collar de un cuarzo oscuro que me había regalado mi abuela antes de morir tres años atrás. Era uno de mis favoritos así que consideré que se vería bien en él por su aspecto físico y sus ropas. Regresé con él y lo encontré tocando cosas al azar en el taller, parecía estar bastante curioso.
Estaba a punto de meter uno de sus dedos en un frasco de ácido especial que pocas veces solíamos utilizar. Inmediatamente entré en pánico y lo alejé de ese estante tratando de no tropezarme con mis propios pies por la falta de equilibrio. Quería regañarlo pero su rostro de confusión era demasiado tierno, por primera vez sentí ternura por una máquina. Se quedó mirándome a los ojos con ese mismo rostro para después acariciar mi cabello.
Me aparté un poco confundida pero no le tomé mayor importancia. Le puse el collar escondiendo la cuerda debajo del cuello de la camisa blanca, efectivamente le iba bien con todo aquello pues el cuarzo estaba cortado en forma ovalada y se veía un poco elegante.

Ya habían dado las diez de la noche así que ya era momento de cerrar el taller e ir a cenar. Cerré todo, active el sistema de seguridad y apagué las luces. Quería que Arturo me ayudara también dentro de casa así que activé la clave para poner a trabajar dichas funciones. También podía aprender nuevas cosas que no contuviera el programa que le agregué ya que lo había programado con los tres tipos de aprendizajes, en palabras simples, era auditivo, kinestésico y visual. ¿Que si era un poco peligroso por el modelo? Sí, sí lo era pero había puesto unos códigos que me había dado Eva para evitar que los sistemas se descompusieran o algo parecido. También había descubierto el modelo del robot con el que trataba; resultó que era un modelo T-800 creado en 1994.
Investigué un poco más sobre ellos y resultó que habían sido desactivados por un problema irremediable que puso en peligro a un importante empresario de la época y que desde allí todos se habían desactivado por la seguridad de los civiles. No contaban sobre aquel incidente, ni por qué ni cuando se provocó. No quise poner mucho énfasis en eso pues cabía la posibilidad de que solo fueran Fake News o una teoría de algún grupo.

-Muy bien Arturo, vas a ser mi asistente. Comenzaremos a trabajar desde las nueve y media de la mañana así que nos levantaremos a las ocho, ¿bien?

-Entendido, ama. Programaré mi reloj media hora entes de su hora para ayudarla un poco más.

No sé si era parte de mis programas o de lo que ya tenía pero me gustaba esa manera de expresarse, llegué a recordar uno de mis personajes favoritos al escucharlo hablar así.
Le pedí que hiciera la cena así que yo fui a la sala a descansar mientras que él se encontraba en la cocina. Momentos después mi hermano bajó de su habitación y soltó un leve grito. Fui hacia la cocina en donde me encontré a Adán tirado en una esquina bastante confundido.

Corazón de CarneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora