Corazón de Carne

-6-

-Estuve investigando y él es un modelo T-800 pero no es uno cualquiera, es un T-800 Mk.

¿A qué se refería con que mi modelo era un "MK" exactamente? No podía entenderla y, antes de que pudiera pensar algo más, mis sistemas se apagaron repentinamente regresando a aquel color negro.

(...)

Miré a Eva un poco confundida. No solía alterarse por cosas como estas así que me resultaba bastante extraño que se haya puesto de este modo.
La miré un momento, después vi a Arturo y después volví a ver a Eva. Me crucé de brazos mientras me recargaba en la mesa de reparaciones tratando de encontrarle lógica a todo aquello.

-Sigo sin entender por qué es peligroso que sea un MK.

Le dije. Parecía que poco a poco estaba perdiendo la paciencia conmigo pero tampoco es como si el hecho de que hubiera llegado alterada y diciendo cosas que parecían disparates me hicieran saber y comprender su molestia al cien por ciento.
Le acerqué una silla para que se sentara y tomara un poco de aire antes de continuar con su explicación. Acerqué mi banco para situarme frente a frente; parecía que ya se había relajado un poco así que ahora sí podía explicarse.

-Estuve investigando en "esas" páginas y encontré que los modelos MK solamente fueron modelos escasos que se destruyeron porque "se voltearon".

Ambas intercambiamos miradas cuando dijo lo último, supongo que ni ella entendía completamente a lo que se refería cuando se decía que "se voltearon".
Traté de tranquilizarla un poco ya que seguramente solo eran hackers sin tener nada qué hacer los que pusieron ese tipo de información.
Quise llamar a Arturo para que fuera por unos cafés para ambas pero éste no dio respuesta alguna. Volteé a verlo y éste se encontraba en lo que parecía un modo suspensión.

-¿Qué tiene?.

Me preguntó Eva mientras le tocaba uno de sus cabellos. Me acerqué a él para conectar su sistema con mi teléfono para poder revisarlo vía Bluetooth.
Al fin se terminó de sincronizar y, al apenas entrar, me apareció la alerta de un intento de hackeo que se realizó desde Estados Unidos, más específicamente, desde la capital.
Se había intentado hace menos de cinco minutos pero mis sistemas de seguridad evitaron que fuera completado pues, por lo que se mostraba, lo que se trató de lograr era desactivarlo.
Lo reinicié y moví algunas cosas, además de que agregué algunos detalles de seguridad extra. Me desconecté y momentos después abrió los ojos y nos observó un poco confundido.
Se levantó aún manteniendo el silencio y fue directamente al interior de la casa. No quise tomarle importancia ya que aún tenía mucho trabajo que había dejado pendiente por estar reparando a Arturo.
Aún seguíamos con ganas de tomar un café así que Evangelina fue por ellos a nuestra cafetería favorita; hubiera sido más sencillo preparar uno instantáneo pero no nos convenció completamente la idea.
En ese lapso recordé que había dejado olvidada la pulsera que compartía con Eva y quería volver a ponermela. Entré con la intención de no tardarme mucho pues ya recordaba en donde la había dejado. En ese momento vi como Arturo se quedaba viendo atentamente a un documental de la vida del Sr. Knight, parecía bastante interesado.
Le toqué delicadamente el hombro izquierdo y éste pareció salir de algún tipo de trance.

-Oye, ¿estás bien?.

Le pregunté tratando de ver en sus ojos si mostraba algún código de error ó algo que me pudiera decir la razón por la que tenía esas actitudes tan extrañas.

-Ah.. sí, lo lamento.

No sé si fue imaginación mía pero, por alguna razón, sentí que era humano al escucharlo disculparse de aquella manera.
No quise darle importancia ya que varias veces solía imaginar cosas que realmente no era así. Le dije que me ayudara a continuar con los androides pendientes ya que había recordado que ese día me tocaba el aseo de la casa y debía apurarme.
Me volteé por un momento y tan solo unos segundos después sentí como si algo malo fuera a pasar en ese mismo instante; giré mi cabeza para ver a Arturo quien aún se mostraba un poco confundido. Estaba completamente segura de que había sentido algo pero decidí echarle la culpa al cansancio ó tal vez al estrés que tenía acumulado.
Subí a mi habitación para ir a buscar la pulsera entre el desastre; la encontré y esta vez me la puse en la mano derecha. Recogí alunas cosas que aún se encontraban tiradas y me cambié la ropa para ponerme algo cómodo y comenzar a limpiar.
Bajé rápidamente al escuchar que Evangelina gritó mi nombre. Entré al taller apresuradamente solo para encontrara Arturo acorralando a Eva contra una pared mientras le estiraba el brazo como si quisiera tomarla de cuello.
Inmediatamente corrí para apagarlo manualmente con el botón oculto de su nuca.