Capítulo 2

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Al bajar del coche, Tanya pisó un charco de agua sobre la parte hundida del pavimento, del interior sacó su mochila y cerró la puerta. Sus dos amigos se bajaron también, aprovecharon este momento para estirar el cuerpo luego del largo viaje.

-¿Segura que quieres hacer esto? -Preguntó Eleine observando la entrada del territorio.

-Completamente -afirmó.

El entusiasmo por este nuevo trabajo hizo que sonriera.

-Quisiera poder llegar más lejos.

Del otro lado, Caleb gruñó en desacuerdo.

-Oh no, con esto es suficiente. -Tanya se acercó a su amiga-. Estaré bien, y nos mantendremos en contacto, ¿de acuerdo?

-Está bien, suerte.

Eleine no podía ingresar más allá, ni acompañarle hasta la gran casa de los leones, así que se despidió obligándole a prometer que le mantendría al tanto. También se despidió de su encantador lobo latente Calb, hubiera deseado poder darle otro abrazo al pequeño Eddie pero ni de chiste traerían a un cachorro Moon Fighter a terreno peligroso.

Tanya ajustó la correa de la mochila de montaña verde, atrás quedaba la estela de polvo que perseguía la camioneta de su amiga.

Así que, ahí estaba ella observando el camino de tierra que daba acceso al terreno privado, y el cartel de madera vieja que anunciaba quienes eran los dueños.

Gold Pride. Era el sitio en el que podía al fin desempeñarse en una de las ramas de medicina que tenía tiempo sin poder ejercer. Tanya sentía una gran fascinación por la raza cambiante, no había libro científico sobre ellos que no hubiera devorado ya. Lamentablemente, la gran mayoría de los clanes eran inaccesibles para los médicos humanos.

Pero una coalición era diferente.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo al encontrarse tan sola y lejos de casa, ya extrañaba a su familia de Bluecreek, a sus colegas de Addy, incluso al molesto hermano de Eleine...

-Esto es lo que queremos -se dijo, inflando el pecho con aire y plantando firme sus pies sobre la tierra-. Nuevas experiencias.

Siempre quiso ejercer en campo cambiante dabido a que su título estaba enfocado en eso, pero siendo ella una simple humana complicaba las cosas. Los clanes eran recelosos y no se abrían con facilidad, fue un milagro que de pronto, esta coalición no estipulara en su petitorio que el profesional que tomara el riesgo fuera exclusivamente de la misma raza.

Y los leones no bromeaban. O al menos, ella así lo pensaba.

-Podemos hacer esto -se dijo, Tanya no daba marcha atrás una vez que tomaba decisiones.

Tenía que admitir que no estaba tan preparada psicológicamente a la oleada de nervios que caminar por ese sendero le produjo. Y aunque sabía que todos los miembros debían estar enterados, ella comenzó a pensar que cualquiera podría saltar y atacarla...

«No. Piensa en positivo. Son personas civilizadas. »

Cuando tomó la séptima curva en el sendero, divisó a una mujer a la distancia, Tanya trató de recordar la imagen de la ficha de miembros oficiales de la coalición, pero los nervios habían mermado su capacidad de enfocarse bien en algo y ahora estaba en cero.

A medida que fue acortando los pasos que las separaban, vio la sonrisa amable de ella y el alivio en sus ojos oscuros, tenía el cabello ondulado, de un tono castaño oscuro que contrastaba suavemente con su piel rosácea. Debía tratarse de la enfermera a cargo de la coalición, aunque no recordaba bien su nombre.

Corazón de León [Serie Gold Pride 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora