Capítulo 29

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Narra Elizabeth

Para ser sincera, no sé si yo me baño todos los día en sal, si en mi vida pasada asesiné a alguien, o si yo nací para el fracaso.

Porque la verdad no me explico como es que siempre interrumpen algún momento especial que esté a punto de tener. Y con William carajo!. Es como si las personas tuvieran alguna especie de rito satánico o de contrato con el diablo en contra mía.

Son las únicas explicaciones que encuentro para que en el momento menos apropiado mi primo, haya llamado a preguntar por una maldita factura que olvidó pagar y a despedirse porque se iría -quien sabe a donde- por 2 días.

Si mis razones les parecen poco justificadas, -como si no supiesen de todas las veces que alguien nos ha interrumpido-, o como si creyeran que mi suerte es terriblemente "buena"...allí va otra razón.

En este justo momento estoy en el baño del hotel donde se hospeda William.

La verdad no pude evitar sentirme más feliz, cuando se paró frente a la puerta después de enterarse de que mi primo se iría y luego alegó que en el estado en el que me encontraba él jamas lo permitiría. Gracias a Dios, pensé. Ciertamente no me siento muy bien.

Así que decidió pasarme alguna ropa para dormir, luego de obligarme a comer algo.

Si, a simple vista parezco la mujer más afortunada del planeta, con un hombre dulce e intenso, -como si esa dualidad fuese posible- esperando por mi en la habitación, parece uno de los más repetidos clichés de los libros de romance, me está obligando a quedarme con él luego de contarle algo que no le conté a nadie más, y me está cuidando como si yo fuese algo super delicado. Si, repito, parezco la mujer más suertuda del planeta, pero no es así.

Primero porque estoy sumamente nerviosa a punto de entrar en pánico, porque nunca he dormido con un hombre -más que con mi hermano, mi primo y mi padre- , segundo la ropa que William me paso no es como la describen en esas historias, es un saco tan grande que no me llega a la altura de los muslos y me hace lucir sexy, no, me llega un poco arriba de las rodillas, -también me pasó un pantalón "corto" que me llega a los tobillos- el saco es tan grande que se me resbala por los hombros y sus mangas cubren quizás unos 10 cm más de lo que deberían. Parezco más un mal chiste que la protagonista de la historia.

Así que no, no soy el clásico y hermoso cliché. Mi rostro está demasiado rojo y no sé si es por los nervios, el calor de la comida, o por el casi beso de antes.

Me miro de nuevo en el espejo, enojada. Con mi primo por interrumpirnos. Con William por darme esta ropa tan grande y ponerme en esta situación, y conmigo por no ser lo suficiente, porque la ropa no me quede despampanante o por no tener las agallas suficientes por lanzarme a los brazos de William, aun cuando eso es lo que deseo.

Abro la puerta con demasiada fuerza y salgo enojada, intentando calmar lo que siento. Pero todo se me olvida en cuanto doy un par de pasos.

La cama de William es quizás el triple que la mía, y el baño queda justo a un lado, por lo que lo primero que veo al salir del baño es a William, en el lado contrario de la cama.

Claro que él no es como yo, él si tiene todas las letras del cliché, por supuesto que me debí imaginar que su abdomen se vería aún mejor en persona, por supuesto que debí imaginar que él solo duerme con un pantalón de dormir, Y NADA MÁS. Por lo que claramente puedo ver que un apretado pantalón gris de dormir lo cubre, y claro que además de su abdomen resaltan sus brazos, con una piel pálida que parece incluso más delicada que la mía.

Se encuentra corriendo los cojines de la cabecera de la cama y tomando el extremo de la cobija. No me mira, pero creo que una pequeña sonrisa intenta escaparsele de su perfecto rostro, aunque es difícil saberlo por toda esa barba que tiene.

Su Mejor Actuación (Fanfic Tom Hiddleston )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora