Recuerdo

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Alex y Graham corrían, corrían a toda velocidad, desbocados en direcciones opuestas por las calles de Londres. El tiempo era poco, ya se estaba acabando.

Había que ser precavido las veredas húmedas, resbaladizas , llenas de baches y barro hacían que sus pies tropezaran y se deslizaran con facilidad, por ende, las probabilidades de caer de bruces al suelo eran altas.

Con el cuerpo acalorado a pesar del frío y el corazón acelerado anduvieron hasta que agotados por fin lograron divisarse, lo que les dio un segundo aire y a toda máquina sus caminos por fin se cruzaron en el punto de encuentro. Se abrazaron fuerte y se observaron, ambos de cabello castaño y ojos cafés con el rocío de llovizna condensándose en el pelo, la respiración agitada, las mejillas enrojecidas y la sonrisa más ancha, alegre y sentida del lugar.

A las carreras se dirigieron a buscar escondite en algún callejón o detrás de un árbol, cualquier sitio que les salvara de ser observados por ojos juzgadores y cualquiera que tuviese la intensión de acusarlos, a penas lo encontraron se tomaron de la mano, entrelazaron sus dedos, Alex que era ligeramente más alto se agachó un poquito, Graham miró hacia arriba con sus lentes empañados, llenos de las finas gotitas que caían del cielo y parecían flotar en el aire y se besaron con ansias y temor, cortamente, a ojos cerrados, de forma casta, al finalizar abrieron sus parpados y se observaron con expresión boba.

- Te extrañé. - dijo Graham esbozando una sonrisa, luego estrechó al otro apoyando su oído derecho en su pecho para oír el sonido de los latidos de su corazón.

- Yo también, amor, pero qué le vamos a hacer –

- Traje esto para ti. – expresó el de lentes sacando del bolsillo de su abrigo un scone envuelto en una servilleta.

- ¡Gracias, precioso! - exclamó al recibir el obsequio y desenvolverlo, abrazando al contrario. Le gustaba tanto que cualquier cosa que le diera sería maravillosa a la espera del día en que se decidiera a darle su corazón. - ¿lo hiciste tú?

- Oh, no. Lo he comprado camino al trabajo. Para que tomes el té. – guiñó un ojo.

- Te amo. – salió de la boca del más alto de forma sencilla. El de menor estatura miró su reloj y se alarmo al notar que ya tenían un minuto de atraso.

- ¡Ya es tarde! – mencionó besando fugazmente al otro y echándose a correr.

Alex le observó alejarse y le invadió un instinto de animal cazador, perseguirlo a toda marcha, abrazarlo y no dejar que se vaya jamás, pero esas eran fantasías que jamás podrían concretarse. Un amor de ese tipo seguía estando al margen de la ilegalidad y expondría al otro al despiadado juicio de la conservadora sociedad, así que solo se dio la media vuelta y caminó de regreso al trabajo llegando justo al momento en que comenzó a sonar la sirena. Se quitó el impermeable dejando al descubierto su sucio overol de mezclilla, se puso su casco con protectores auditivos y se dispuso a seguir trabajando lo que le quedaba de la tarde.

Graham era un oficinista, se la pasaba todo el día tecleando documentos en su máquina de escribir y a pesar de que debido a su labor sus manos no estaban tan ennegrecidas como las de Alex, de igual forma se las arreglaba para arruinarlas, se pasaba todo el tiempo libre que le sobraba tocando la guitarra, por lo cual las puntas de sus dedos estaban llenas de callosidades y solían partirse. Hoy estaba particularmente con la mente en otro sitio, las palabras que salieron de la boca de Alex le alegraban, le inquietaban y le atormentaban a maneras iguales, ¿sería cierto todo aquello?, aún no sabía si deseaba que sí o que no.

Se conocieron en una fiesta en 1961, Alex estaba rodeado de unas cuantas chicas que querían llamar su atención debido a lo guapo que era, él solo se dejaba querer hasta que vio pasar a este ser, aparentemente un poquitito más joven, ligeramente encorvado, de estilo notoriamente sofisticado y de lentes, pasar cerca del sillón donde él se encontraba sentado con un shop de cerveza en la mano. Observó su trayectoria hasta que vio como tomo asiento en una silla ubicada en un rincón en el fondo. Conversaba fluidamente con otros dos tipos a su derecha y notó que había un puesto desocupado a su izquierda. Se alejó de las chicas a excusa de ir al baño, entró allí, se arregló el cabello, salió y en vez de volver a donde lo esperaban, fue directo a tomar asiento junto a él.

Compilado One Shots BlurWhere stories live. Discover now