Dare

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Graham se encontraba con sus auriculares de casco escuchando atentamente, era radioaficionado y gustaba a veces de conversar con otros seres humanos mediante aquel medio de comunicación, podía hablar mucho sin verse limitado por su timidez, tenía una antena enorme instalada en el patio de su casa.

Hablaba mucho, pero otras veces se limitaba solamente a escuchar.

Muchas eran las ocasiones en las que se topada con alguna señal que nada tenía que ver con su persona, captaba muchos mensajes que para nada eran dirigidos hacia él, pero la curiosidad y el morbo le hacían quedarse, otras simplemente se quedaba con los cascos puestos sintonizando señales.

Damon, el hombre con el cual vivía, respetaba sus gustos, su forma de vida y sus tiempos, pero ahora, el chico de lentes estaba tardando demasiado tiempo, llevaba bastante tiempo en silencio. Así que el rubio se acercó sigilosamente por su espalda y le sacó los auriculares haciendo que se sobresaltara.

- ¿Otra vez con eso?, ¿No te parece que ya es muy tarde? – preguntó el de ojos azules. El otro simplemente le hizo callar con un gesto y con una sonrisa cubrió sus orejas con el aparato de sonido, allí dos hombres hablaban en voz baja y se decían lo mucho que se querían, las ansias que tenían de verse, la conversación incluso a veces subía de tono y tomo ciertos matices pornográficos, pero no dejaba de parecer algo romántico y tierno.

¿quiénes serían aquellos hombres?

En los dos extremos de la gran ciudad, en sectores casi periféricos habían dos hombres, el de el costado sur tenía un rostro realmente serio la mayoría del tiempo, su cabello era rojizo, sus ojos azul profundo, la piel rosado claro con tendencia a la rosácea y cara alargada que solo lograba una expresión alegre y una sonrisa sincera ente ante Alex, el sujeto a quien iban dirigidas sus palabras

A simple vista Alex parecía ser todo lo contrario a Dave, era altísimo, de sonrisa fácil, rostro cuadrado, cabello despeinado, oscuro y lacio, dientes totalmente alineados, piel clara, mirada picaresca de ojos oscuros, cerebro ágil y el corazón totalmente enamorado del pelirrojo.

-Te amo. – Repetía una y otra vez, incesantemente y el otro aunque no tan expresivo sonreía y no se cansaba de escuchar aquellas palabras.

- Yo también, pero es hora de dormir, Buenas noches, Amor mío. – dijo el de piel rosada.

- ¿Siempre tienes que ser tan frío, cielo? – replicó el otro ya acostumbrado aquello, pero aferrado a la esperanza de recibir más cariño.

- Sabes que no, sabes que no puedo permanecer como piedra cuando tu hermoso cuerpo me lo pone como roca. Sabes que me voy a tocar pensando en ti esta noche. Cambio y fuera. – dijo, quitó sus cascos y fue a lavarse los dientes.

Alex emitió una risilla de alegría plena fantaseando en las innumerables formas que su compañero de trabajo tenía para hacerle sentir cosas agradables, mordió su labio y un leve rubor y vergüenza embargaron su bello rostro.

Aun no se podía creer estar tan enamorado de un hombre, siempre sintió que era el más heterosexual de los hombres hasta que su camino se topo con aquel pelirrojo, que sin ser un adonis, era el sujeto más interesante con quien hubiese intercambiado palabras alguna vez, sabía de todo y tenían tanto intereses en común, escucharle hablar lo envolvía como en un sueño, le gustaba que fuera obsceno, que le robara besos en lugares inapropiados y que siempre supiera dónde esconderse de las cámaras de seguridad para propasarse con él a solas, pero no siempre fue así, el pelirrojo solía ser con él tan correcto como con cualquiera, si bien hablaban harto no le tiraba siquiera una mísera broma, mucho menos una indirecta, hasta que Alex se arriesgo y preparado para recibir insultos y golpes se arriesgó y lo sedujo imperceptiblemente con sus risitas hasta arrebatarle un beso que paralizo totalmente a Dave y derribó para siempre la armadura que separaba las existencias de ambos.

Compilado One Shots BlurWhere stories live. Discover now