Ver a Bakugou ahí parado casi indefenso, con la nariz goteando de sangre y esas marcas sobre su rostro que indicaban que definitivamente había sido golpeado brutalmente por alguien que sin duda alguna quería hacerle mucho daño me hizo sentir tan mal, sentía impotencia por saber quien le había hecho eso pero también sentía coraje por no haber estado ahí para protegerlo.
Escuché como mencionó aquellas palabras con tanta dificultad mientras se sostenía del marco de la puerta y con la otra mano se sobaba el estómago. Podía ver en su rostro los gestos de dolor que trataba de callar para no verse vulnerable, conociéndolo. Valoraba tanto que hiciera un esfuerzo tan grande para venir aquí a disculparse por todo aquello estando tan mal herido.
Justo después de terminar su última frase vi como se le cerraban los ojos frente a mi dejandose caer hacía enfrente. Pensé rápido y en un movimiento lo sostuvé con mis brazos evitando que cayera al suelo y pudiera hacerse mucho más daño.
Cerré la puerta y lo cargué en mis brazos llevándolo a la cama con mucho cuidado para después quitarle la camiseta y revisar sus golpes con detenimiento.
En cuanto retire la camiseta vi su torso lleno de moretones rojisos y sentí un nudo en mi garganta pero también un coraje enorme, no sabía quien le había hecho esto o por que razón. Bakugou siempre se veía fuerte y seguro de sí mismo pero era como cualquier persona, con las mismas probabilidades de ser atacado y lastimado.
Fui al baño a buscar algodón, agua oxigenada y gasas para curar sus heridas y golpes.
Me senté a lado de la cama y comencé a pasar una borla de algodon con agua oxigenada por las heridas de su torso y cara con mucho cuidado para no hacerle daño.
Después de terminar las curaciones le puse una de mis camisetas y me acosté a su lado teniendo precaución de no lastimarlo con el roce de las cobijas. Mientras lo aropaba vi como abría lentamente los ojos mirándome a la cara sin hacer ningún gesto.
- ¿Q-Que haces Kirishima?... - Preguntó hablando bajo y un poco adormilado.
- Cure tus heridas y te puse unas gasas para evitar que se infecten o te lastimes después.- Contesté mirándolo con seriedad mientras acariciaba su rostro. Creo que ahora lo que más necesitaba era sentirse acogido y tranquilo.
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- G-gracias...no tenías que hacerlo. - Sonrió un poco con dificultad mientras salía una lagrima de sus ojos.
Me sentía tan afortunado de poder ser quien cuidara de él, quien curará sus heridas y poder tenerlo a mi lado ahora.
Después de esos días de no haber convivido ni un poco con el había extrañado mucho verlo de cerca, ver su rostro, sentir su piel, ver sus ojos o si quiera tocar su cabello. Lo había extrañado tanto pero tanto.
