Era mi último puto día en el instituto. Me sentía devastado. Me levante de la cama con los rayos del sol pegando sobre mi cara, todo se sentía nostálgico, la habitación, la cama, incluso las cajas sobre el suelo con todas mis pertenencias dentro. Ese cuarto ya nisiquiera parecía mío. Era como un sueño, como una vida que no era mía. Un hermoso día que estaría lleno de acontecimientos tristes.
Pensé en darme una ducha, así que fui al baño de mi habitación y abrí el grifo. Esperé unos minutos a que la tina de baño se llenara para poder entrar en ella. Quería darme un baño aquí por última vez antes de irme por no se cuanto tiempo.
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Me adentre en la tina y recosté mi cabeza en el borde de esta cerrando mis ojos. No podía creer que esto me estuviera pasando, no en esta etapa de mi vida donde ya tenía una vida aquí, amigos y... A una persona que en verdad apreciaba, tal vez incluso más que a mi vida.
No pude evitarlo y aunque todos estos días había estado guardando la calma y aguantando las ganas de soltar en llanto, hoy no pude contenerme y simplemente puse mis manos sobre mi rostro al sentir las lágrimas saladas correr.
Comencé a llorar, de forma sonora, de una forma de la que no lo había hecho desde que era un niño pequeño y tenía que ir corriendo con mi madre a que me consolara y me hiciera sentir mejor.
Hace mucho tiempo no me sentía tan indefenso y solo, tenía tantas ganas de poder abrazar a Eijirou ahora mismo, de decirle cuanto lo quería y que no importaba la distancia o el tiempo que no estuviésemos juntos el siempre sería el único para mi.
¿Y por qué iba a seguir reprimiendome? Le llamaré ahora mismo, necesito verlo, quiero verlo.
Me duche rápido y salí de la bañera para después ponerme unos jeans y una sudadera, ni siquiera me tomé el tiempo para peinar mi cabello.
Me senté sobre la cama y tomé mi móvil para llamarle a Kirishima.
Teclee el número y esperé a que contestara. Después de un minuto que pareció eterno por fin contestó.
- ¡Bakugou, hola! - Contestó muy animado, amaba su voz cuando estaba feliz o emocionado.
- ¡Kirishima, ¿Estas en clase? - Pregunté esperando su respuesta.
- Pues no, de hecho iba ir a verte y... - Lo interrumpí sin dejarlo terminar la oración.
- Entonces corre, ven a verme pronto Eijirou... Te necesito, quiero verte ahora. -
...
Después de haber finalizado la llamada me recoste sobre la cama esperando a que Eijirou llegara, tenia muchas ganas de verlo.
Pasaron unos cuantos minutos y escuché a alguien llamar a la puerta. Seguro era el.
Abrí enseguida y ahí estaba... Su sonrisa amplia ese cabello alborotado y su actitud tan positiva.
