Salí de mi habitación rápidamente para después echar llave a la puerta. Caminé por el pasillo, pensando tantas cosas que ni siquiera podía separar un pensamiento del otro, pero todo era relacionado a Bakugou, sobre lo increíble que era que yo le gustara...
Me acerqué a unos metros de la máquina expendedora, la que sería nuestro punto de encuentro. Y ahí estaba el, recargado sobre la máquina y mirando su móvil, se veía tan tranquilo y relajado, con sus audífonos puestos, y esa expresión seria, me pregunto que estará escuchando, que estará pensando ahora, si anoche habrá podido dormir bien... ¿Por qué se había ido de la fiesta sin avisarme?, ¿que habrá pasado con Mina?... Comencé a divagar mientras estaba ahí a dos metros de la máquina expendedora observándolo con una mirada perdida y boba debido a todos los pensamientos que recorrían mi mente en ese momento.
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Al parecer Bakugou se percató de eso, pues levantó la mirada lentamente hasta hacer contacto visual conmigo para después quitarse los audífonos, primero el derecho y luego el izquierdo muy lentamente con cuidado y sin prisa, realmente se veía muy relajado y tranquilo.
En cuanto me percaté de que Bakugou me miraba sacudí mi cabeza casi de forma involuntaria para desaserme de todos mis pensamientos, me sentía como un estúpido ahí parado, el rubio al ver tal acción solo sonrió ligeramente y se acerco un poco a mí. Debo decir que sentía que mis piernas no me respondían y que no podía ni si quiera caminar unos pasos hacía el, estaba muy nervioso, verlo ahí parado tan tranquilo y despreocupado me hizo sentir indefenso pero aún no entendía el por que.
- Kirishima, hola. - Dijo mirándome con seriedad.
- Ah.. Eh... ¡Hola Bakugou! - No podía verle a los ojos, así que trataba de distraerme mirando otros puntos de su cara, pero en mi cabeza solo aparecía la imagen de aquel chico en los vestidores con sus ojos entrecerrados y ese ruborsito rosado en sus mejillas hasta llegar a la punta de su nariz.
- ¿Nos vamos ya?. - Preguntó mientras me miraba con una sonrisita burlona.
- Ah sisi, vamos. - contesté para después comenzar a caminar a su lado por el corredor.
Mientras caminábamos por el pasillo no había muchas palabras de por medio, Bakugou iba mirando al suelo y con las manos en los bolsillos de su pantalón. Mientras tanto yo caminaba mirando al frente y de vez en cuanto voltea a y miraba a Bakugou para después volver a mirar al frente. El camino en los pasillos fue un poco incomodo, hasta que llegamos a la salida del edificio y comenzamos a recorrer el campus hasta salir definitivamente de la institución.
- Eijirou... - Dijo el rubio mientras rascaba su nuca y miraba hacía el cielo.
- ¿Qué paso? - pregunté sonriendo y mirando a aquel chico por fin a la cara.
- Gracias. - Dijo para después bajar la mirada mientras fruncia el seño.
¿Había escuchado bien?, ¿Bakugou acababa de darme las gracias?, no sabía como sentirme al respecto, pero algo en mi me decía que debía ponerme feliz por aquel gesto.
