Capítulo 20.

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Óscar.

Empuje la puerta del departamento y el primer olor que mi nariz pudo captar fue el rico aroma de la comida casera que Naomi preparaba en la cocina.

Dejé la mochila sobre el sofá y cuando llegué a la cocina la vi con un delantal y una cuchara de plástico en la mano moviéndola dentro de una cacerola.

—¿Qué haces?

Me acerqué a ella y deslicé mis manos en su cintura, recorrieron su piel y se detuvieron en su estómago.

—Te he preparado de comer —se dio la vuelta y cuando mis ojos se encontraron con sus hermosos luceros, sabía que podía confiar en ella, que le podía decir lo que sea y que no se lo diría nadie —. ¿Pasa algo?

—Han pasado cosas en el trabajo.

—¿Qué cosas?

—El jefe, el mero jefe ha hablado conmigo.

Sus ojos se abrieron sorprendida.

—¿Qué?, ¿pasa algo en tu trabajo?

—Pasa mucho —acunó sus manos en mis mejillas.

Tenía tanto dentro que apenas y podía procesar lo que había pasado tan solo horas atrás, no sabía por donde empezar.

—Dice mi jefe superior que mi jefe directo está metido en graves problemas, o al menos eso es lo que piensa, lo está investigando y teme que haya infiltrados en la policía.

Tragó saliva.

—¿De verdad? —asentí con la cabeza —. Pero eso ya se sabía, los narcos compran a la policía.

—Pero esto es grave —mis dedos se crisparon en su cintura —. Si resulta ser cierto que mi jefe está metido con los narcos...—suspiré —. ¿Te imaginas lo que eso va a significar?

—La reputación de la Subprocuraduría se vendrá abajo —asentí con la cabeza —. Nadie creerá ya en ustedes y...

—Y eso no es lo peor...habrá despidos.

—Óscar tú no eres cómo ellos —acarició mi mejilla.

—No creo que ellos piensen lo mismo. Amo este trabajo, Naomi, y no quiero irme de ahí, no quiero dejar ese trabajo y menos que me corran.

—Óscar...

Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude contener el sollozo que salió de mi boca.

Me sentía frustrado.

—Y eso no es todo —levanté la cabeza.

—¿Ah no?

—No. Habrá un operativo para atrapar a Valentín, quieren que me haga cargo de esa operación. Sí lo atrapamos habrá caídos y me refiero a que él hablará y dirá todo lo que queremos saber, sus contactos, quien le vende las drogas, quien las exporta, sus rutas, a quien más tiene comprado. Policías, políticos, socios, empresarios. Eso es lo bueno de todo eso.

—¿No se supone que esto es confidencial?

—Confío en ti, preciosa, sé que no dirás nada.

—¿Y cuando será ese operativo?

—No sé, no me han dicho nada.

Le di un beso en los labios. Después de eso cenamos y platicamos un poco más, me di un buen baño que ya lo necesitaba, demasiado. Naomi preparó un rico chocolate y compró pan de regreso de su trabajo.

Pasar días con ella era hermoso, hacía mucho que no tenía compañía, menos de una chica. Pero estar con ella era agradable, era una buena compañía.

Mi vida en tus manos (COMPLETO) (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora