15. Una mano que alcanza.

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Komaeda trató de recordar todo lo que tenía que hacer. Su plan era difícil y un solo error podía hacer que fracasara por completo. Todavía le quedaba mucho por hacer y prefería no encontrarse con nadie en su camino. En ese momento, se suponía que todo el mundo estaba en el hotel, así que probablemente no vería a ninguno de ellos si salía de su cabaña. Decidió que prepararía la granada anti-incendios, ya que por el momento no podía colocar las bombas en el hotel.

Salió y dio unos pasos antes de ver a Hinata caminando hacia su propia cabaña. Bueno, demasiado bueno para no haber visto a nadie antes de esta noche. Parecía un poco raro que fuera el único que salía del restaurante, pero no era lo que más le preocupaba. Era más bien el hecho de que caminaba a un paso rápido, como si evitara a alguien, y que tenía una expresión molesta, casi de enojo en su cara. Komaeda casi quería preguntarle si algo andaba mal, pero eligió otra cosa. Sus ojos se encontraron durante un breve instante, pero Hinata rápidamente fijó su mirada, su expresión cambiando ligeramente de ira a tristeza y entró en su cabaña. Komaeda se preguntó qué pasó en el restaurante. Para que Hinata actuara así, debió significar que tuvo una pelea con alguien que estaba allí. Agitó la cabeza y se alejó del hotel, recordándose a sí mismo que sería mejor que no viera a nadie más.

Pero quiero verlo.

Pensamientos similares a este pasaban por su cabeza, y casi quería abofetearse por lo miserable que estaba siendo. En una vida en la que pasó la mayoría de las veces sin que nadie se preocupara de él, se acostumbró tanto a la presencia de Hinata en estos últimos días que volver a estar solo era insoportable. Pero se recordó a sí mismo que estaba bien, ya que no estaría aquí por mucho tiempo. Se recordó a sí mismo que Hinata era parte de la Desesperación Definitiva, al igual que él. Se recordó a sí mismo que todos en esta isla excepto el traidor tendrían que morir, incluyendo a él y a Hinata.

Tener que evitar a Hinata cuando este último parecía necesitarlo era algo difícil de hacer. A veces, casi deseaba poder olvidar todo lo que veía en los archivos, porque no quería creer que Hinata era la Desesperación Definitiva. Después de todo, el otro chico le había dado tanta esperanza en tan poco tiempo y realmente se había encariñado con él. Quizás fue por el lazo que los unía pero Komaeda sabía que aunque viviera más de lo que se suponía que debía, nunca podría olvidar a Hinata. Y por eso le echaba de menos. No sólo por cómo había crecido su relación en la Casa de la Risa, sino simplemente como un amigo, o incluso como un compañero de clase que estaba dispuesto a pasar tiempo con él y escucharlo cuando todos los demás elegían no hacerlo. Así que su deseo egoísta era olvidar lo que había aprendido, para poder volver a ser feliz con Hinata. Pero parecía que el destino tenía otros planes para él y ahora que sabía la verdad, no podía ignorarla.

Aún así, estaba contento de haber podido pasar algún tiempo con él la noche anterior, incluso si hubiera sido la última vez. Apreciaba mucho ese momento.

Pasó el resto del día preparando su plan, poniendo la bomba en el hotel después de asegurarse de que no había nadie, pensando en los detalles más pequeños de lo que podía salir mal, y recogiendo lo que necesitaba del supermercado mientras esperaba no encontrarse con nadie, cosa que por suerte no ocurrió.

Cuando Nanami le dijo que necesitaba hablar con él en el vestíbulo, inmediatamente supo que el resto de la clase la había preparado para hacerlo. Se preguntaba qué querían preguntarle, pero en realidad no importaba. Si todo el mundo, o al menos la mayoría de la clase ya estaba en el vestíbulo, las cosas le resultarian mucho más fáciles.

Iba camino al hotel cuando vió la luz de la cabaña de Hinata, lo que significa que aún estaba adentro. De repente recordó cómo este había salido del restaurante con una expresión de enojo en la cara, y se preguntó si esos eventos estaban relacionados. ¿Puede ser que los esté evitando...?, se preguntó. Cualquiera que fuera la respuesta, Komaeda necesitaba que todos estuvieran en el vestíbulo. Casi quería que Hinata no estuviera allí, pero sabía que el moreno especialmente tenía que estar allí. Doleria ver lo decepcionado que estaría con él, pero era la mejor manera de asegurar que no intentaría detenerlo. Si Hinata supiese de lo que es capaz, seguramente intentaría evitarle. Esa fue la razón por la que necesitaba asegurarse de que el otro chico estaría allí cuando el hotel explotara. Caminó hacia la cabaña de Hinata y llamó a la puerta. La puerta se abrió, y fue recibido por la cara de Hinata, marcada por la preocupación. Eso no le impidió sentirse un poco mejor al tener al otro frente a él.

Intertwined Feelings ; Komahina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora