Extra | 4 (Borrador)

39.8K 4K 973
                                    

Semanas Después.

Miré mi panza  y suspiré de nuevo.

-¿Cuando es que vas a nacer cariño? - Le pregunté a mi bebé la cual estaba aún en mi barriga, su nacimiento estaba atrasado por dos días, el doctor dijo que era normal, que me iba a dar otros dos días o si no, ya era necesario inducir el parto, yo estaba nerviosa pero al mismo tiempo feliz, ya quería tener a mí pequeña conmigo - Papá ya quiere conocerte también - Le dije acariciando mi barriga y sonreí como boba cuando sentí una patadita de ella -Eso es me estas escuchando, ya es hora de que salgas jovencita, a mamá le duele mucho la espalda.

-Ohhh tipa rara a la vista - Dijo Ian justo cuando entraba a la habitación y me escuchaba hablar con nuestra hija, mis ojos no se detuvieron al descender por todo su cuerpo, entrañaba tanto ese cuerpo... Lastimosamente llevábamos semanas sin tener sexo, mi gran barriga y dolor de espalda no ayudaban demasiado, además quizás era un poco arriesgado teniendo en cuenta que había estado en las últimas semanas de gestación.

-El único raro aquí eres tú - Le dije divertida tratando de seguirlo con mi mirada -¿Quien se baña con tremendo frío? - Cuestioné y él sonrió divertido.

-¿Así que cuando tienes frío tú no te bañas? - Se sentó en la cama y me miró sin dejar de sonreír, puso una de sus manos sobre mi barriga y casi salté, él estaba helado.

-Claro que si me baño - Lo miré mal -Aleja esa mano fría de mí Ian por amor a Dios.

-Llorona - Dijo mientras se inclinaba y besaba mi nariz.

Sonreí ante eso, hasta cierto punto entendía al pelinegro, últimamente había estado insoportable lo sabía, lloraba literalmente por todo, pero Ian cada vez se mostraba paciente, amable y amoroso, no podía evitar cada día enamorarme más de él, sabía que no podía ser realmente fácil aguantar mis quejas todos los días, pero aun así él las aguantaba cada día.

-Parezco una ballena - Dije de repente, Ian había estado mirando su teléfono pero entonces levantó su mirada y me miró fijamente.

-Pareces una reina muy embarazada - Me corrigió y yo suspiré.

-De verdad que parezco una ballena, ni siquiera puedo sentarme sola - Repetí y lo vi sonreír un poco.

-Pareces una ballena pelirroja - confirmó él y yo me quedé realmente viéndolo fijamente -¿Qué? -Cuestionó arrugando sus cejas -¿No querías que te llamara ballena? - Había duda en sus ojos, estaba por reirme cuando de repente mi respiración se paralizó y sentí la humedad.

-Mierda - Susurré tratando de mirar hacia mi vagina y fallando en el intento.

-¿Estas enojada? -Preguntó el pelinegro seriamente - Era bromeando cielo, sabes que eres la chica más hermosa que conozco, no hay...

-Oh Dios, oh Dios - Susurré comenzando a llorar porque realmente se me había roto la fuente - Ian... -Dije con urgencia.

-No llores cielo, era una broma, Dios estas más susceptible que nunca -Me miró entre preocupado y temeroso -No vayas a llorar por favor...

-¡Se me rompió la fuente Ian! -Grité -¡Voy a dar a luz! -Ahora fue mi turno de verlo perder totalmente el color de su piel.

Los siguientes minutos fueron caóticos, Ian se recompuso en unos segundos y comenzó a correr por todas partes llamando literal a todo mundo, en menos de dos minutos una ambulancia estuvo en nuestro apartamento lista para transportarme, yo realmente no estaba escuchando nada aparte de las palabras suaves que mi esposo estaba susurrando a mi oído.

-Todo estará bien cariño, no te preocupes, nuestra hija y tú saldrán bien, voy a estar a tu lado -Asentí a todo lo que él me decía mientras nos transportaban al hospital - Eres una mujer muy valiente y te amo por ello - Sonreí ante sus palabras porque estaba segura de que en cualquier momento iba a llorar de los nervios.

El arte de amar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora