Capítulo 14

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No hace mucho que había despertado, sin embargo el tiempo que estuve acostada sin moverme me pareció una eternidad. No quería hacerlo, temia el girar y no verlo ahí, después de lo de anoche mi mayor temor era que ese lado de la cama estuviera vacía y, siendo sincera, yo sabía que lo estaba. ¿En qué momento comencé a preocuparme por un peso menos en mi cama?

Me giré para afrontar lo que yo ya sabía, la cama estaba vacía, y a considerar por el calor de esta, que era nulo, hacía un buen rato que el no estaba ahí. Soy una estúpida, ¿Qué esperaba? ¿En serio creía que yo, una hija de muggles iba a cambiar a Draco "mi sangre es mejor que la tuya" Malfoy? Todo esto era una estupidez.

Sin quererlo, mis ojos comenzaron a lagrimear, ciertamente no llevábamos mucho tiempo juntos, apenas había pasado poco menos de un mes de vacaciones, aún así me había acostumbrado a verlo por las mañanas y abrazarlo hasta quedarme dormida al anochecer. ¿Este era el dolor del que me hablaba Theo? Porqué si no lo es, no creo soportarlo. Malditas sensaciones de Omega.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no escuché el sonido de la puerta abrirse, pero si sentí algo, un olor que me avisó en seguida que mi alfa había entrado en la habitación.

—¿Todo en orden?— Giré a verlo, Draco todavía estaba en pijama, si a usar solo pantalón se le puede decir pijama. Sus facciones pasaron de una sonrisa descuidada a una nueva tensa y preocupada.— ¿Estás llorando?— Lleve mi mano a la mejilla para atrapar una lágrima y comprobar que si estaba llorando.

—Sigues aquí.— Lo dije más para mí que para él, aún así en el silencio de la habitación el logró escucharme, dejó la bandeja que hasta en ese momento había notado y se acercó muy rápido a mi.

—Claro que sigo aquí Hermione, ¿Porqué no estaría aquí?

—Pensé que después de anoche, tal vez tú, quizá te hubieras...

—¿Ido?— Asentí lentamente limpiando me otra lágrima. ¿Desde cuándo soy una llorona?— ¿Porqué demonios pensaste eso Hermione? ¡Demonios! Solo fui a hacerte el desayuno, quería hacerte una bonita sorpresa.— Su mueca parecía una mzcla rara entre una risa y una rabieta.

No fue hasta ese momento que me percate de lo que había en la bandeja, un desayuno un poco quemado, pero decente a la vista, muy sorprendente viniendo de él.

—Quise hacer algo lindo por alguien y mira como termina.— Comenzó a hablar más para él que para mí caminando en círculos.

—Lo hiciste para mí.

—Solo quería sorprenderte y que tuvieras una linda mañana, pero claro, si alguien ya es malo no puede hacer nada bueno porque termina siendo peor.

—Querías hacerme una bonita sorpresa.

—Me mate escuchando a tu padre riéndose de mi las primeras doce veces que quemé los huevos y cuando el tocino se me cayó del plato.

—Lo hiciste sin magia.— Continúe susurrando, estaba sorprendida, ¿El pensó en mi?

—Y luego tuve que pedirle a tu madre que me enseñara a hacer jugo de naranja a lo muggle y creeme, las naranjas deben lavarse antes de sacarles el jugo, claro que le di a tu padre el que tenía tierra.

—¿Lo hiciste todo sin magia? ¿Y no te ibas a ir? Lo hiciste para mí.

—¿¡Cuántas veces vas a decirlo?? ¡Sí, lo hice por tí!

No pude más, me avalance sobre él tomándolo del cuello y para después besarlo muchísimas veces, tantas que termino tomándome por la cintura y riéndose entre besos.

—¡Eres el mejor!— Le dije parando la avalancha de besos que le dí en pocos segundos.

—¡Vaya! Qué bien se recompensa por un desayuno quemado.

Tú eres mi destinadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora