Capítulo 19

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—Esta es la última cesta.— Dijo El azabache una vez que acomodó la cesta en el piso.

Di una vista rápida al lugar, mi habitación ya estaba decorada con el emblema de mi casa, las sábanas eran de un rojo tenue, casi rosa y las almohadas tenían el emblema de Gryffindor, mis libros ya habían Sido acomodados en un librero junto a un lindo escritorio que tenía al alcance varios pergaminos. Sabía por buena fuente pelirroja que mi vista era mejor que la habitación de Draco. Cómo si eso me fuera a hacer sentir mejor.

—Tu gato debe estar en alguna parte de la torre, es muy escurridizo.— Ron señaló una pequeña cama roja con dorado para Crookshanks.

—Gracias.—Me senté en la cama sin ánimos, noté como los tres intercambiaban miradas entre sí, pero yo solo quería que se fueran para poder llorar como había hecho aquella noche en la enfermería.

—¿Y bien? ¿Qué te parece tu habitación?—Añadió Ginny intentando crear algún tipo de conversación.

—Es linda.

Un suspiro por parte de la pelirroja me hizo saber que ya estaban cansados de mi actitud, sabía que si no conocieran el motivo ya estuvieran arrastrandome a un arcoiris como si un montón de colores fueran a alegrarme.

—Bien, Ron y yo prepararemos algo para cenar, Dumbledore dijo que puedes tomarte esta semana para reponerte.—Asentí en silencio mientras ambos hermanos salieron del lugar.

Mi ojiverde amigo comenzó a caminar por la habitación como si buscará algo.

—Esta vez creo que Ginny hizo le sacó un buen provecho, hubieras visto lo lúgubre que parecía esta habitación la primera vez que entramos.—Inició.— Incluso acomodó los peluches que te han traído.—Dijo tomando un gran león entre sus brazos de una de las esquinas, no me había dado cuenta que tenía cosas nuevas, toda una repisa llena de peluches pero el león era tan grande que tuvieron que dejarlo en el suelo.— ¿Crees que a Crookshanks le guste?

—Estoy segura que se asustará.

—Que gato tan gallina.—Rió mientras se acercaba a mi con el león y lo depositaba en la cama.— Es tan suave que podría abrazarlo todo el día.— Le di una pequeña mirada al león, Harry me estaba viendo atentamente, como si esperara que en algún momento saltara por la ventana así que solo me limité a acariciar el peluche.

—¡Oh por Merlín, que suave!

Oí la risita de Harry y fue suficiente para que por fin me destensara.

—¡Te lo dije! ¡Y es todo tuyo!

—¡Que envidia me has de tener!— Me burlé mientras abrazaba el peluche y lo alejaba de Harry.

—No tanto, abrazo a Luna casi todas las noches.—Soltó descuidado, y con ese pequeño comentario, las barreras que ya había bajado volvieron a elevarse.

Harry se dió cuenta de su error al instante y quitándole al peluche de en medio me abrazó.

Sentir sus cálidos brazos al rededor de mi solo hicieron que el dolor se agrandara pues los únicos brazos que quería tener ahora eran los de Draco. Sin querer, había empezado a llorar en silencio mientras el Alfa me acariciaba mi enredado cabello pero eso solo me hizo llorar con más fuerza, podía oír los susurros de aliento de Harry pero por más que quisiera, no podía parar, el dolor era tan grande que solo quería volver a dormir para olvidarme de todo lo que estaba pasando.

¿Cuánto tiempo sabría Draco que Astoria Greengrass le iba a dar un heredero Malfoy? ¿Hace cuánto tiempo estuvo engañandome? ¿Desde cuándo ellos dos lo habían estado haciendo?

Tú eres mi destinadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora