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Esa madrugada era diferente, faltaba una hora para tener que levantarse y prepararse para el colegio, él de todas maneras ya estaba al cien por ciento lúcido, eso hizo que escuchara un fuerte portazo, eso significa solo una cosa, el mayor ya había llegado.

Se levantó unos minutos más tarde y se puso sus pantuflas, ya se iría a preparar en el baño, abrió la puerta suavemente, cuando se dio la vuelta, chocó con un pecho tonificado, sentía una respiración pesada en su cabello, olía a un alcohol demasiado fuerte, algo más fuerte que el soju, algo como el ron o tequila. Levantó la vista intimidado, se asustó cuando vio esos moratones en el rostro pálido de Yoongi, incluso tenia rastros de sangre, él lo miraba diferente, parecía enojado pero no como otras veces, se sintió raro, pero agradable.

ㅡYoongi Hyung, ¿Se encuentra b...ㅡ. Le cortó.

ㅡHaz silencio, traidorㅡ. Silenció al otro. ㅡMi cabeza va a explotar, necesito dormirㅡ. Exigió el más alto, mientras corría al otro y entraba a la habitación, se metió bajo las colchas, hizo ruidos de dolor, tal vez su rostro no era el único golpeado. ㅡ¿Por qué huele tan... bien?ㅡ. Preguntó antes de caer rendido.

Jimin lo miró ladeando su rostro, ¿Qué quiso decir con traidor?. Lo arropó bien, y cerró la puerta delicadamente. Se adentró en el baño para hacer sus necesidades.

Hoy iría sólo a la escuela.

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Dejó una nota sobre su mesa de luz con unas pastillas y una botella de agua, eran para la resaca. Se fue con el chofer de la mansión, hoy no tenía energías para caminar, se sentía algo mareado, antes de salir tomó una manzana por las dudas, la comió en el camino. Ese día estaba lloviznando y había olvidado el paraguas.

Estaba en los casilleros, no tenía ánimos para ir al comedor, ver a las personas comer en gran cantidad, eso le daba náuseas. Comenzó a marcarle el teléfono a Yang mi, le pediría si podrían pasarlo a buscar nuevamente al mediodía, ese hombre, Hyungwoon, manejaba a una velocidad moderada, no sentía miedo con ese conductor, pero sólo iría en casos de emergencia como éste. No tocó el segundo tono, que su celular se estrelló contra el suelo por el cachetazo recibido en su mano, chilló de la sorpresa. Uno de los muchachos que lo molestaba desde que había llegado, lo tomó de su suave cabello rosa y jaloneó de él para que lo siguiera, lo encerraron en un salón vacío, trabaron con una mesa la puerta.

Lo arrojaron con ojos brillosos en una silla, el más alto, que parecía ser el líder de los bullys, le pidió su mochila al más bajo, comenzaron a urgar dentro de ella. Sacaron la cajetilla de cigarros y su respectivo encendedor, exigieron sorprendidos, encendieron uno al segundo tomaban caladas.

ㅡNo me lo esperabaㅡ. Se acercó y tomó al de cabello rosa fuertemente para acercarlo y susurrarle en el oído. ㅡVamos a divertirnos, niñoㅡ. Sonrió lascivo mientras comenzaba a levantar la camisa de Jimin.

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Entró a la mansión todo empapado, corrió a una de las habitaciones, sin importarle hacer desastre en el camino, cerró la puerta, se apoyó sobre ésta mientras respiraba erráticamente. Se sacó el pantalón del uniforme, quedando solo en bermudas, no tuvo que quitarse nada de la parte superior, había llegado a la casa solo con la camisa blanca de seda que venía con el uniforme.

Comenzó a estirar, no quería lastimarse, aun que cada vez que intentaba estirar su abdomen o piernas, soltaba pequeños gemidos de dolor. Luego de unos extensos minutos, comenzó a reproducir la música de la televisión colgada que había allí, después de todo, su celular había quedado destruido.

El pequeño de cabello rosa se encontraba moviendo su cuerpo al compás de la música, era su única manera de sentir algo y no pensar.

Soltaba simples y a la vez extremas piruetas, lo hacía ver tan fácil aunque no lo fuera, es decir, el bailaba desde los cuatro años, era algo obvio. Daba saltos, conjunto sus brazos pasaban por su cuerpo para terminar en el aire suavemente, se echó en el suelo, y se levantó rápidamente sólo con la fuerza de sus tonificadas piernas, que ahora estaban descubiertas por la corta bermuda que llevaba. Cuando la melodía tocó su última tecla, cayó de rodillas, para el cierre de la coreografía. Él las hacía por diversión y pasión a la danza.

Salió fuera de la habitación, aquella con un enorme espejo que ocupaba toda una pared y con piso de madera para bailar suavamente, la cual Yang Mi le había obsequiado a Jimin, así no tendría que pagar una sala, además de que le daba pánico que lo vieran mientras se movía delicadamente. Dio grandes pasos hasta la cocina, llegó hasta el refrigerador y lo abrió, el fresco lo golpeó de repente.

Se escuchó un carraspeo, algo nervioso.

Tomó con su regordeta mano la botella de agua, ignorando al pálido, abrió la tapa y puso su boca cerca del pico, sin llegar a tocarla, dejando caer el líquido dentro de su cavidad bucal. Su quijada en alto hacía que se marcara de más, como sus clavículas igualmente, la camisa de seda blanca que tenia puesta, parecía una segunda piel, se había pegado por el sudor y su pelo estaba algo desordenado y humedo, se corrió su cabello para atrás. Cuando iba a volver a beber, la botella fue arrebatada por el de ojos felinos, bebió con enojo de aquella botella mientras lo miraba acusadoramente, como si hubiera robado algo.

ㅡEs mi botella, no la toquesㅡ. La cerró con tapa y la devolvió a su lugar, no sin amtes volver a rellenarla. ㅡVe a darte un baño, apestas, y estás con demasiada poca ropa, no queda bien en un chicoㅡ. Finalizó mientras se iba sin esperar una respuesta.

Jimin ladeó su rostro, guardó ㅡla barra nutritiva de cereal que estaba por abrirㅡ nuevamente en la heladera, agarró un vaso de vidrio, le vertió agua fría hasta el tope, tomó todo de un solo trago, su estómago ya estaba satisfecho. Se miró un poco ㅡalgo que siempre evitabaㅡ Solo tenía una bermuda común, tal vez su camisa se transparentaba demasiado, pero, ¿Eso no usaban los chicos de ahora?. Es decir, él no era de esos exhibicionistas, solo estaba con ropa de entre casa. Claro, el era una persona con kilos de más, jamás se vería como los chicos de revistas, no supo que sintió en ese momento.

Salió por la puerta de la cocina para dirigirse a las escaleras, necesitaba un baño tibio en éstos momentos, así destensaría sus pequeños músculos, los cuales estaban yendose para marcarse algunos huesos de más. Él nunca notaba eso.

Por otro lado, el pálido seguía con un leve rubor en su rostro que intentaba tapar con su almohada, ése color no se iba aún.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2019 ⏰

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Desequilibrio Amoroso [yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora