Mi última canción - Lali
Peter está tirado boca arriba en un sillón de dos plazas con la cabeza hundida en un almohadón rojo y los pies apoyados en el extremo sobre el brazo del mismo. Juega con una pelota pequeña y plástica que tira hacia arriba, a veces casi haciéndola rozar con el techo, y que cae en línea recta para que la ataje con una de las manos mientras que Fito, un gato callejero y colorado, lo mira sentado en una punta de la mesa ratona, moviendo la cola lentamente, y analizando el momento perfecto en que saltará para recuperar su juguete.
−Me siento mal –dice de repente rompiendo el silencio de ese PH de dos ambientes.
−¡Por qué! –Agustín grita desde su habitación, con medio cuerpo adentro del ropero buscando vaya a saber qué cosa.
−Por todo.
−Debe ser el calor –dice al regresar con un pilón de carpetas de colores. Da un salto al cruzar por encima de la mesa ratona y deja caer los materiales sobre la mesa– nunca terminás a acostumbrarte a los cuarenta grados. Dios, pensé que había perdido los exámenes de mis alumnos –agrega al exhalar un montón de aire que estuvo conteniendo desde que amaneció y se dio cuenta que debía entregar las devoluciones de los trabajos de los adolescentes que tiene a cargo.
−¿A vos te parece que me preocupa el calor con todo lo que me pasó en menos de veinticuatro horas?
−No sé, boludo. Ya te perdí el eje –y Peter revolea los ojos– ¿Lo decías por lo que pasó con Gala?
−Sí. Creo que me odia.
−Le anulaste la boda. ¿Acaso querías que te agradezca?
−Pero yo siento que hice bien... −dice al detener la pelota y fijar la vista en el techo– las cosas con Gala estaban bien pero al mismo tiempo no, ¿entendés?
−Yo creo que le propusiste casamiento porque si no hacías algo se iba a ir con el otro y la ibas a perder –habla sin desconcentrarse de su trabajo que es chequear que estén todos los trabajos de sus alumnos con nombre, apellido y calificación.
−Tomé muchas malas decisiones.
−Decidiste cuando te estabas ahogando y ni siquiera te diste tiempo a pensar en lo que eso iba a significar. ¿Qué clase de persona le pide casamiento a su novia porque no quiere perderla? –pregunta retóricamente pero Peter levanta la mano y Agustín esboza una risa– yo también creo que fue bueno haberle suspendido, eh. Después iba a ser demasiado tarde y muy difícil de enmendar porque solo fue un invento para poder continuar con su vínculo, pero tampoco puedo cargar con todas las culpas a Gala...
−Es que yo tampoco la estoy cargando de culpas –agrega casi interrumpiéndolo.
−Porque la mina se equivocó, está bien. Se fue con otro y todo lo que ya sabemos... pero después ella volvió y confió en vos. Y vos le rompiste esa confianza.
−Es que en su momento también me creí y confié en ella, Agus –Peter gira un poco sobre el sillón para poder mirarlo. La pelota la esconde debajo de su pecho y Fito lo mira esperando alguna señal– uno construye relaciones desde lo que siente en el momento y yo en ese momento creí que tenía que estar con ella porque la quería, pero al mismo tiempo que Gala aumentaba las ganas de estar conmigo, yo las disminuía.
−Y el viaje a Brasil te vino como anillo al dedo, valga la redundancia.
−No sé si fue tan así... –y vuelve a girar para estar boca arriba otra vez y continuar con su juego de pelota.
−No te digo que lo hayas premeditado, pero calculo que cuando viste que se te abrió una puerta, entraste –silencio– pero también te salió mal.
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MI ÚLTIMA CANCIÓN
FanfictionA veces sin buscarnos, nos encontramos; a veces miramos tanto lo ajeno que nos olvidamos de nosotros; y a veces sin querer enamorarnos, nos terminamos inventando un amor.