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—Sube, ya

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—Sube, ya. Antes de que me largue y te deje —la advertencia fue hecha en un susurro.

—Quiero verte haciéndolo —igual que la respuesta.

—No me hagas repetírtelo, Kim.

La puerta del copiloto de la camioneta fue aventada, literalmente. A TaeHyung le valió una mierda; tanto que a JungKook le temblaron las manos de lo fuerte que las empuñó mientras rodeaba el auto y llegaba al piloto. Se contuvo tanto como pudo, rechinando los dientes. No puede hacer nada cuando tiene un par de ojos perforándole la nuca desde la puerta de su casa.

—¡Adiós, ma, volveremos temprano!

—¡Eso espero! —SoMin le regresó a JiHyo, mientras la veía correr a subirse en los asientos traseros de la camioneta de su mellizo—. Adiós, Kookie.

—Adiós —JungKook se encogió de hombros, antes de subirse al vehículo. Cerró la puerta tomando una honda respiración.

Bien que dijeron que después de la cena tenían lugares a los que dirigirse, pues dicho y hecho, por fin van de camino. Quizá con un sabor agridulce en la boca, quizá con la confusión arremolinándose en sus cabezas, quizá con la irritación a flor de piel; pero con las mismas ganas de salir de esa casa y perderse de las vistas de sus padres por un rato. El arranque inmediato de la camioneta no es más que pura evidencia de ello.

Y es un sabor agridulce para unos, una confusión para otros, pero sobre todo, una irritación para ÉL. Específicamente.

Sí, JungKook está irritado.

Frunció su nariz cuando el olor a polvo compacto inundó el pequeño espacio de la camioneta. Atrás, JiHyo retoca su maquillaje. La radio encendida pone una canción en inglés pop repetitiva. Son las nueve y media de la noche, y pronto saldrían del norte de Busan para dirigirse al sur. A su lado, TaeHyung simplemente se concentra en las vistas que rápidamente desaparecen tras la ventana; con los brazos cruzados y una expresión incomprensible.

Es la bella casualidad de que todos van al mismo lugar, lo que los dejó indignados. En plural, porque a lo mejor JungKook no es el único.

—No sabía que eras amigo de ChanYeol —más que un comentario inofensivo, sonó como una queja.

Cuando el auto entró a la autopista, Jeon aceleró, con su ceño fruncido que no le quita nadie. Conduce sin pensarlo mucho, y con acostumbrado obrar. La ruta no es una desconocida para él, y también es verdad que siempre ha sido muy eficaz al volante.

—No lo somos, o por lo menos no lo soy como tú —TaeHyung respondió quedo, y sin prestarle atención—. Soy amigo de BaekHyun.

Por Qué Te Odio. >> KookV. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora