EN EDICIÓN.
JungKook lleva más de cuatro años coleccionando razones para detestar a Kim TaeHyung, el Alfa perdedor de la casa de al lado. Y que sus padres estén empeñados en pasar todo el jodido tiempo con los Kim, no es que le haga muy feliz. TaeH...
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JEJU: Día 1. Domingo.
En cinco días puede pasar de todo, bro.
TaeHyung no está muy seguro a qué se podía estar refiriendo JiMin cuando le soltó eso ayer en su casa, pero de lo que sí está seguro es que su amigo ya no estaba en su cabales, y que las varias cervezas que traía encima le estaban cobrando factura. Si JongIn borracho se vuelve un insoportable, JiMin jura que es un filosofo profeta. Así que atención es lo que menos le prestó a ese par ayer.
Porque si la borrachera no se logró el viernes pasado en casa de ChanYeol, sus amigos no se quedarían de brazos cruzados. Ayer tuvo dos opciones, ir a casa de JiMin a juntarse con su club otra vez, o aparecerse en la barbacoa de los Jeon.
Que bien que pudo ir a lo segundo, porque recibió la invitación de JiHyo el día anterior cuando dejó a los mellizos en su casa después del fiasco alcohólico de JungKook; sin embargo, esta mañana llegó a la conclusión de que no tenía la energía ni las ganas de lidiar con el tipo, así que se volvió a dormir después de abrir los ojos a eso de las diez (justo la hora a la que empezaba la barbacoa). Y volvió a despertar a las doce del medio día, casi una de la tarde, donde se dispuso a arreglarse para irse donde su amigo. Ni siquiera se inmutó en asomarse por su balcón, porque no se arriesgaría a encontrarse con el idiota y menos con alguno de sus amigos. Cerró sus cortinas, se cambió, y las dos de la tarde estuvo tomando el autobús que lo llevaría hasta la casa de JiMin; donde finalmente se encontró con la mayoría de su club.
Y ahí se quedó. Por el resto de la tarde y hasta bien entrada la noche, no volvió a su casa hasta que finalmente se hartó de que su madre le explotara el teléfono, recordándole que saldrían para el aeropuerto temprano en la madrugada. Fue lo único que logró que se levantara de ese sillón para volver. Lo cierto es que TaeHyung prefirió mil veces quedarse a jugar video juegos, hablar mierda con sus amigos, y verlos completar la borrachera perdida del viernes, a aguantarse a JungKook un segundo día de corrido. Después de la escuela, un viernes catastrófico, y sabiendo que se irían el mismo domingo, UN día quería de descanso. Uno solo.
Lo único malo fue tener que lidiar con JiSoo, porque el genio de JiMin apostó que sería una buena idea llamarla a su casa junto a un grupito de Omegas más. TaeHyung por lo menos agradece que el alcohol no se le subió por completo a la cabeza a ese payaso como para, de paso, también llamar a Sakura; porque hubiera sido todo un show. JongIn fue el que le dijo que Park estuvo apunto, así que no se sorprende, que algo como eso haya pasado por la cabeza de ese idiota. Al final utilizó la oportunidad para tener una conversación con ella, y dejarle claro que él no está buscando algo serio con nadie. JiSoo salió furiosa de ahí, pero, hey, no es su culpa que la chica se haya hecho toda una historia en su cabeza.
Se sintió mal, sí, y se preocupó por lo que tendrá que inventarle a Sakura después, para que también lo deje en paz; pero, en realidad, esas son preocupaciones secundarias que se le olvidan fácilmente. Sobre todo cuando le toca relacionarse con sus padres.
