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La lenta música de Jazz que proviene del segundo piso inunda toda la casa; por reflejo, sus labios se hicieron en una perfecta curva apenas puso un pie dentro

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La lenta música de Jazz que proviene del segundo piso inunda toda la casa; por reflejo, sus labios se hicieron en una perfecta curva apenas puso un pie dentro. A juzgar por la romántica melodía del saxofón, y el olor a pastel de manzana recién sacado del horno, TaeHyung sabe que tanto su padre como su madre ya están en casa.

Y si bien quiso pasar a la cocina de inmediato ante semejante olor, primero que todo, tuvo que apresurarse a subir a su habitación. Eh, sabe perfectamente que su madre aborrece que dé el más mínimo aliento dentro de la casa cuando tiene toda la ropa sudada; así que no esperó a arrojar su bolso sobre su cama, quitarse la parte superior de su Dobok, y quedar en una simple camiseta blanca de algodón. Apresuradamente, se deshizo de sus medallas y las puso por el momento sobre su escritorio; ya vería después dónde colgarlas... si es que encuentra espacio. Se calzó unas pantuflas, y salió pitado hacia la cocina.

Al final fue gracias a su correndilla y ansiedad -gula-, que se encontró con su madre con la boca hecha agua.

Kim DaYoung, una Omega rubia, menudita, y delgada, de piel blanca, de esas que parecen retocadas con polvo de bebé. Que más que desprender un espíritu de loba; parece un pequeño ratón, con esa nariz de botón pequeña y simétrica, y sus grandes ojos chocolate con pestañas largas justo como los de su hijo; lava los platos diligentemente con porte derecho, en uno de sus usuales vestidos de verano, tarareando una melodía de lo más tranquila. Tras de ella, un dorado y suculento Pie de manzana verde decora la isla central de la cocina. Oh, sí.

—Hey, mamá —saludó con una sonrisa de oreja a oreja, directo a su manjar favorito.

—Hola, bebé- ¡ah-ah-ah! —TaeHyung la vio correr a la isla, de milagro logrando llegar al Pie justo antes que él.

—¡Pero-!

—Vitaminas primero.

—Mch.

Y dicho y hecho, el pequeño Alfa, que ya no es tan pequeño para ella, rodó los ojos, inmediatamente dirigiéndose a una de las alacenas; hacia ese compartimiento especial en la cocina donde están todos sus jodidos suplementos y vitaminas, que ahora mismo son lo que lo separa de su preciado Pie de manzana. DaYoung sonrió, al ver al que alguna vez fue su pequeño bebé, caminar refunfuñón. TaeHyung ya le saca toda una cabeza, quizá mucho más, su aroma concentrado de limón y hierba buena ya no es el de ningún niño pequeño.

—Tae, la cena con los Jeon es en unas horas y no te has bañado, estás apestoso —comentó risueña, volviendo a su quehacer en el lavamanos. TaeHyung apenas si le asintió, con la cara más plana que el emoji de Poker Face, tomando asiento en una de las butacas altas del desayunador, con todas sus vitaminas, y después de ir por un vaso de agua al refrigerador.

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