29 - Cherry

2.4K 437 22
                                    

Octubre 2017


Después de la película acompañamos a Sakura y Mari a tomar un Uber.

—Al menos no parecen haberse traumado —opinó Niki, saludándolas con una mano antes de que arranque el vehículo.

—Eso espero —respondí viendo el vehículo alejarse.

—Ella te gusta, ¿verdad? ―agregó Simona, con esa sonrisa de sabia que tanto odiaba a veces.

—Yo... ¿qué?

—Sakura. Te gusta ―repitió y esta vez Niki asintió.

—Pero qué decís. ¿Le pusieron algo a tu bebida? —exclamé, aunque pude sentir el calor subiendo por mi cara.

Por suerte, insistieron más en el tema. No me presionarían más de lo necesario para saciar su curiosidad. No lo necesitaban porque ellas me conocían mejor que nadie.

Tampoco me preguntó nada Lautaro cuando llegué a casa y me lo encontré escarbando en la heladera como velocirraptor recién des-fosilizado.

—Yo que vos, me rendiría —dije, acercándome a la heladera por un poco de agua—. Con papá y Rodri solos en casa no habrá sobrevivido ni las sobras de ayer.

No lo había notado antes, pero Lautaro se había disfrazado de zombie. Usaba su ropa más vieja a la que había añadido más agujeros y pintura roja y estaba torpemente maquillado como muerto. Estaba casi seguro que llevaba puesto una camisa que habíamos designado como trapo.

—Por cierto —agregué—, la idea es ir disfrazados, no sin bañarse.

—Perdón por no haberte dicho que también iría a esa fiesta —se disculpó. Con un suspiro de rendición, cerró la heladera y se dejó caer en una de las sillas de las mesas. Lautaro no sabía que yo me había dado cuenta de que hacía aquello cada vez que quería hablar conmigo: buscaba una manera casual y disimulada para estar a la altura de mis ojos—. Si estás enojada, lo voy a...

—No estoy enojada —respondí, sorprendida de que era verdad.

—Cher...

—Pero tampoco quiero tener esta charla ahora —admití al final, mirando la botella de agua en vez de a mi hermano.

—Tenés razón —dijo poniéndose de pie y acercándose a darme un beso en la coronilla como siempre lo hacía. Él era el único que tenía ese tipo de gestos conmigo—. Ya es tarde, andá a dormir, tomatito —dijo antes de encaminarse hacia su habitación y dejarme sola en la cocina.

No estaba enojada, pero, aun así, no pude evitar las lágrimas que comenzaron a caer por mis mejillas. El Doc había sido la razón para venir a esta tonta fiesta de disfraces. Él había sido la única cosa buena que vino luego del accidente, la única razón por la que toleraba todo aquel tortuoso e inútil tratamiento. Desde un principio supe que no tenía ni una posibilidad con él. Era un hombre mayor, era mi doctor. Pero al menos me reconfortaba sentir que era igual de inalcanzable para otros, para Sakura. Nunca me hubiera imaginado que mi hermano mayor podría interesarse en él. Que mi hermano me quitaría lo único bueno que había encontrado luego del accidente.

Y, sin embargo, no podía enojarme con Lautaro. Él no conocía de mis sentimientos. Tampoco me había dicho nunca sobre los suyos. Nunca supe que él amaba de la misma manera en la que yo lo hacía. Nunca supe que él amaba a la misma persona que yo.

Sakura vs. CherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora