51. Cherry

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Marzo 2018


Las cosas estaban comenzando a cambiar para bien, o eso esperaba.

Ya podía caminar un poco más con muletas, pero solo lo hacía en casa porque me cansaba muy rápido. Sin embargo, ese pequeño progreso fue todo lo que necesitaba para animarme a comenzar a estudiar. Me inscribí en un curso de Administración de Empresa que se dictaba cerca de casa.

Al fin había terminado el verano más largo de mi vida.

Sakura también volvió a clases. Y entre la escuela y el tango no le quedaba mucho tiempo para mí.

Además, había un chico viviendo con ella.

Bueno, era solo un estudiante de intercambio hospedándose en la casa de los Tachinaba. Pero, aun así, que un chico que no conocía estaba viviendo con Sakura me molestó un poco. O quizás mucho. Lo suficiente como para que un día, aceptara el terrible consejo de mis amigos.

—Pero ellos no se llevan bien, ¿verdad? —comentó Niki, intentando darme ánimos mientras esperábamos en una esquina.

—Nosotras tampoco, ese es el problema —respondí.

—¿Estás celosa, hermanita? —preguntó Leo, estirando la cabeza buscando a alguien en la multitud que se dispersaba.

Mi silencio respondió por mí.

—¿Es por eso que lo estamos investigando? —volvió a preguntar Leo, intentando encontrar a un adolescente que no conocía en un montón de adolescentes que no conocía. Todos vestidos con el uniforme de una escuela de niños ricos.

Como esa tarde no teníamos nada mejor que hacer luego de nuestras clases, a Niki se le ocurrió la brillante idea de pasar por la escuela a la que asistía Touma, el susodicho. Al parecer Mariana le pasó el dato y yo no tuve ni la fuerza de voluntad ni la dignidad necesaria para rechazar la oferta.

—¡Lo encontré! —exclamó Leo, señalando no muy disimuladamente a alguien—. Se parece a uno de esos "bities" que le gusta a Niki.

—Touma es japonés, BTS es de Corea del Sur —lo corrigió su novia.

—Japonés, coreano, chino... Son todos iguales —murmuró mi hermano, ganándose una mirada molesta de Niki.

Aunque, en defensa de Leo, el chico que señaló sí se parecía a esos cantantes que le gustaba a Niki. Era bajito, su piel era muy blanca y su pelo muy oscuro, lacio y brillante y su uniforme era absurdamente pulcro. Había algo frágil y ansioso en él, lo que podría deberse a que estaba solo esperando a que alguien lo viniera a buscar, supuse. Se veía como un cachorrito perdido, uno de raza y muy mimado.

Entonces su rostro se iluminó con una sonrisa y, por un momento, sí se vio guapo. Seguí su mirada y entonces mi rostro también se iluminó, pero de un rojo furioso como un semáforo.

Mariana estaba yendo hacia el chico, pero Sakura, que la había estado siguiendo, nos estaba viendo a nosotros.

—Creo que tu silla no es apta para trabajos de espionaje —comentó Leo.

Sakura vs. CherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora