79 - Cherry

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Noviembre 2018


Un poco más de un mes después de que Simona me llevara al Club, estaba parada bajo su portón abierto una vez más.

Sí, parada.

La rehabilitación al fin estaba mostrando sus frutos y ya podía manejarme en muletas por cortos periodos de tiempo. Ni siquiera las bromas de Leo sobre que habían tenido que cortarlas para ajustarlas a mi altura atenuaba la satisfacción que sentía al sentir mis pies sobre el suelo.

Llevaba las zapatillas rojas que Sakura me había regalado. Aún no entendía qué me había llevado a usarlas ni cómo me sentía al respecto. Tampoco pude pensarlo mucho, porque apenas había entrado en el club, un cuerpo chocó contra el mío y unos brazos me envolvieron en un abrazo asfixiante.

―También me alegra verte, Kati ―dije con voz ahogada.

―Mentirosa. Si nos extrañaras no hubieras cortado todo contacto con nosotros. De no ser por Leo y las chicas, no sabríamos nada de vos ―acusó ella, alejándose un poco, pero sin soltarme del todo.

―¿Perdón?

―Solo te perdonaré si me invitás un helado y me contás todo sobre ese dramático noviazgo que tuviste con una bailarina.

―Estoy segura que el chismoso de mi hermano ya te dijo todo lo que querrías saber ―respondí, rodando los ojos.

―Sí, pero aún así quiero el helado ―insistió ella con una sonrisa traviesa que iluminó sus ojos azules―. Ahora vení, tengo mucho que mostrarte y mucha gente a la que presentarte, manager.

Al final, seguí el consejo de Mona y me postulé para el puesto de manager del Club Saavedra. Para mi absoluta sorpresa, ellos me admitieron. No debían tener muchas opciones mejores. Sin embargo, aquí estaba. De vuelta al lugar que me lo había dado todo, que me lo había quitado todo.

Pero yo no era la única que había perdido algo.

De nuestro equipo ya solo quedaba Katia. Quien había sido la más chiquita, ahora era la capitana. Ella apenas era un poco más alta que yo, pero su mata de risos negros atada en una alta cola y su espalda tan recta como el uno en su camiseta la hacían parecer más grande y autoritaria de lo que era.

El resto de los chicos tenía buena pinta*; eran altos y estaban llenos de energía. Todos se sentaron en círculo, presentándose. Recordaba algunos de los equipos infantiles. Ninguno preguntó el por qué de mis muletas.

―¿Llego tarde? ¡Lo siento! ―dijo una voz, interrumpiendo la reunión.

―Como siempre nomás ―respondió uno de los chicos, el número 7.

―Lo siento, lo siento, lo siento ―se disculpó el recién llegado mientras dejaba sus pertenencias junto a las del resto. Era un hombre joven y sorprendentemente alto. Debía medir al menos uno-noventa.

―Cherry, te presento al coach, Lionel Baez ―dijo Katia, haciendo los honores―. Lionel, ella es Cristina Ramírez, nuestra nueva manager. Pero por cláusulas de su contrato debemos decirle Cherry ―agregó en broma, aunque el coach la mira como si en verdad le creyera.

―¡Hola, Cherry! Es un gusto ―dijo, inclinándose para saludarme con un beso.

―I-igualmente ―logré responder, un poco intimidada. Lionel era muy grande, su voz muy profunda y estaba lleno de energía. Parecía un Gran Danés.

―Bien, Cher, ahora vení que te muestro las oficinas y cómo hemos estado trabajando hasta ahora. El presidente del club también quería hablar con vos ―dijo Kati, ayudándome a levantarme antes de que pudiera decirle que podía yo sola.

 El presidente del club también quería hablar con vos ―dijo Kati, ayudándome a levantarme antes de que pudiera decirle que podía yo sola

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*Pinta: aspecto.

¡Sorpresa! ¡Tendremos dos apariciones especiales a partir de ahora!

Quienes hayan leído Dylan & Bastian (supongo que todos los que están aquí) reconocerán a  Katia, la hermanita de Bas (que ya es toda una adolescente) y a Lionel. No sé si aparecerán más personajes, pero seguramente habrá unas cuantas menciones a ellos y cómo andan.

¿Qué les parece?

Sakura vs. CherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora