Pasaron cinco noches, cinco maravillosas noches en las que pude dormir como un bebé. Relajado, sin despertarme cada cinco minutos. Me había acostumbrado al cálido abrazo de Osomatsu-niisan, sus brazos rodeado mi cuerpo me daba tranquilidad. Ya no me sentía cansado, mi cuerpo no dolía por las mañanas y mis ojos ya no se sentían pesados. Estaba bien, por primera ves en meses, estaba bien. El trabajo se hacia fácil, corto y las noches largas. Era perfecto. Estaba perfectamente bien.
Luego de cinco días, como era costumbre, mi segundo día libre se hacia presente. Pero esta vez, a diferencia de la anterior, no le pedí a mi hermano que me dejara descansar. No lo necesitaba, al contrario, quería salir, distraerme. Prometimos salir a pasear a alguna parte, aún no decidimos qué, pero lo haremos.
Salí de la ducha con una toalla sobre mis hombros y otra envolviendo mi cintura. Entré a la habitación, esquivando —increíblemente rápido— una revista porno que Todomatsu había lanzado. Él e Ichimatsu, —con Jyushimatsu y Osomatsu de espectadores— peleaban, por lo que pude escuchar, por quién tenía la mejor edición de esa revista en común.
Pude sentir la mirada de Osomatsu en mi espalda y no pude evitar mirarlo curioso, sin embargo, se tapó la boca y salió caminando lo más rápido que pudo de la habitación, chocando hombros conmigo. Mi cara era un poema en ese momento, según mi último hermano, quien se hecho a reír. Yo solo negué y empecé a vestirme.
Poco tiempo después, Karamatsu entró aguantando carcajadas, mientras que detrás de él, Osomatsu fruncía el entrecejo, sin importarle quien lo notara.
—Realmente no puedo creerlo, Osomatsu —dijo el segundo mayor con una sonrisa socarrona, haciéndose un espacio entre Totty y el fanático de los gatos.
—Cállate, Cacamatsu —bufó Osomatsu recostándose a mi lado, dirigiéndome una mirada medianamente relajada.
—Confío en que no hagas nada por las noches, eh —siguió Karamatsu.
—Esa es mi línea, idiota —yo alce un ceja, confundido, a la vez que me acomodaba entre los brazos de mi hermano, cómo se había hecho costumbre —. No es nada — me dijo. Yo asentí.
Apoyé mi oreja sobre su tórax cuando nos acomodamos mejor. Su corazón latía rápido y su respiración era entrecortada, como sí estuviera agitado. Me preguntó que hizo o que le hizo hacer Karamatsu para que terminara así. Mis párpados pesaban por el sueño que causaba la luz apagada y la calidad del cuerpo ajeno, tanto era la relajación, que no me di cuenta hasta segundos después como alguien dibujaba círculos imaginarios sobre mi paleta izquierda, haciéndome dar un salto. La risa de Karamatsu se hizo presente.
—Lo siento... —susurré con culpa. Osomatsu me miró de reojo, dejó de hacer lo que hacia y empezó a acariciarme de arriba para abajo el brazo. Sin querer, esa sensación se volvió de incómoda a relajante, pues me quede dormido en segundos.
Al día siguiente, al estar mi cuerpo acostumbrado, desperté a las seis de la madrugada. Como era de esperarse, nadie estaba despierto. Suspiré y maldije por lo bajo, no podía volverme a dormir por más que intentaba. Sin remedio me levanté y busque mi ropa para cambiarme en el cuarto de baño, pues no quería hacer ruido en la habitación. Busque mi chamarra verde, mis jeans y calcetines limpios en el ropero, me di la vuelta y me quede quieto, impactado. Es cierto que cada día, por las mañanas, veo a Karamatsu abrazar a Ichimatsu, pero jamás a Ichimatsu abrazar a Karamatsu. No pude evitar abrir la boca, sin palabras. Los dos dormían tranquilamente abrazados, uno al otro, como sí no hubiera mañana. Me costaba creer que ambos dormían tan profundamente así de juntos, pues no lo parecía.
Me encogí de hombros, restándole importancia. Quizá esos dos, al fin, empezaron a llevarse bien. Resolvieron sus diferencias y todo estaba bien, o eso es los que yo quiero creer en estos momentos. Salí y minutos después me encontraba vestido, mirando con una ceja alzada la cocina. Aún no me pagaban, así que, pensé, en hacer algo para comer en nuestro paseo. Algún sándwich o postre, ya que no podía preparar algo mejor. Mis dotes para la cocina no eran tan buenos como los de Karamatsu o los de Totty, pero me esforzaba y eso es los que cuenta.
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No escapes •OsoChoro•
FanficChoromatsu sólo quiere escapar de la realidad y sus problemas, pero Osomatsu no lo dejará. Y, en eso, Choromatsu sabrá que quizá, el amor no se manda, sino que, el amor nos manda a nosotros. Pareja principal: OsoChoro La portada no me pertenece, cr...