Capítulo 04.

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Osomatsu.

Poco después de que Choromatsu desapareciera por la larga calle y las penumbras de la noche, salí a caminar, o eso era lo planeado.

Miré la luz de la luna desaparecer detrás de las montañas, mientras que el lago se tornaba naranja gracias a la luz del sol naciente. Mi celular marcaba las seis y media am. Suspiré. Había pasado más de ocho horas vagando por las calles de Akatsuka, sin rumbo y sumido en mis propios pensamientos. «¿Qué estás haciendo Osomatsu?» Decidí regresar de inmediato. Estaba cansado y mis ojos dolían por el sueño acumulado.

—Muchas gracias, Totty —alcé una ceja al escuchar al tipo frente a Todomatsu. Vestía bien, parecía un tipo de clase alta, pero eso no era lo importante. En sus manos, más precisamente en la derecha, sostenía la maleta de Choromatsu, mientras que, en la otra, un bolso perteneciente a él también —. Nos vemos.

«¿Qué diablos..? ¡Ese idiota que cree que está..!» caminé hacía la casa con prisa.

—¡Espera! — grité. Él se volteó —. ¿Quién eres tú y qué haces con las cosas de Choromatsu?

—Ese tono de voz...—le oí decir bajo. El hombre sonrió y se me acercó, levantando una mano como saludo —. Tu debes ser Osomatsu-kun. Mi nombre es Konosuke, soy amigo de Choro-chin. Es un gusto.

—¿Choro-chin?

—Así es. Él me envió a recoger sus pertenencias —alzó sus manos ocupadas por el equipaje, mostrando que los sostenía.

Mi corazón dio un vuelco. Se estrujó como no lo hacía hace tiempo y eso, eso duele. Duele mucho.

—¿Por qué...? ¿Dónde está él?

—Él se está hospedando en mi casa por ahora, pero se irá pronto. Alquilará un apartamento y dejará este lugar, o más bien, ya lo dejo —la molesta sonrisa de su rostro no desaparecía. Se inclinó y se despidió, girando sobre sus talones se marchó lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Fruncí el ceño y entré a la casa. «Maldito hombre... idiota» ¿Choromatsu se estaba quedando con él? «Por la mierda» Sé muy bien que Choromatsu no es de esos, que le gustan las mujeres como a cualquier otro, pero aun así, eso no me impedía ponerme... celoso.

—Osomatsu-niisan —Totty se sentó frente a mí, sosteniendo un bol lleno de naranjas cortadas en trocitos —. Karamatsu-niisan me contó lo sucedido. Es una pena que se enterara de esa forma...

—Si— asentí dándole fin a la conversación que recién había empezado. Sinceramente no tenía ni la más mínima intención de entablar un intercambio de palabras y, mi expresión, se lo dijo todo. Poco minutos después, caminé a la habitación de nuestros padres y dormí algunas horas.

Al despertar tomé unos onigiris de la congeladora y salí nuevamente. Vague por unos minutos en mis pensamientos, con mi cuerpo en estado automatico. Estaba devastado, me sentía de esa forma. Choromatsu no estaba a mi lado. No había sentido en ir a recostarme con todos arriba, ya no. No quería ir y extrañar su calidez, su cuerpo acurrucado contra el mío, ni respiración suave contra mis mejillas. 

Me sentía fatal, sin rumbo en mi vida. Quería correr y encontrarlo. Pero no sabía dónde estaba, ni con quien exactamente. Ese Konosuke, no me daba buena espina. Bueno, si era sincero, siquiera mis hermanos me daban buena espina si se trataba de su relación con Choromatsu. «Lo sé, soy muy celoso...»

—¿No tienes hambre? —Karamatsu me hizo compañía sentándose a mi lado.

—No, estoy bien.

—Entiendo... —soltó una risa dolorosa. Él sabía perfectamente que no estaba bien, que solo mentía —. ¿Qué haces aquí a esta hora?

No escapes •OsoChoro•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora