Konosuke-senpai era un buen sujeto, una buena persona, como muchas. Tenía buenas anécdotas, experiencias, historias que se aprendía de memorias de libros, incluso recordaba algunas de su primer día de escuela. Era impresionante. Era inteligente, apuesto, las chicas morían por él y me atrevería a decir que chicos también lo hacían. Siempre tenía una gran sonrisa en el rostro, era amable y dedicado con cada cliente, incluyendo a los desagradables.
Desde que lo conocí, me pareció una buena persona. Y, poco a poco, ganó mi cariño, siendo él, el único que me puede sacar una sonrisa en el trabajo.
—Konosuke-senpai —dije por enésima vez, malhumorado. Luego de un agotador día de trabajo, donde la tienda estuvo de aniversario y los precios bajaron, atrayendo más gente de lo normal, decidimos ir juntos a la estación, pues vivíamos cerca uno del otro. Sin embargo, un torbellino de mujeres, mas conocidas como "Kono Fans", nos emboscaron a unas cuadras de nuestro destino —. ¡Konosuke-senpai!
Un gran "Shh" me hizo callar y fruncir el ceño. ¿Cómo se atreven? Solo son mujeres que lo buscan por su cara y dinero, como lo hacen con cualquiera que se les cruza por delante. Ya estoy harto. Siempre es lo mismo. En el trabajo no podemos hablar como es debido gracias a que, como dije, estamos trabajando. En el receso, menos, pues nuestros recesos son en distintos horarios. Y de camino a casa, pasa esto, mujeres. Malditas mujeres. Justo cuando tengo un buen amigo, alguien que no es mi hermano, llegan ellas. Como las odio.
Di un gran gruñido que podría escucharse desde la otra cuadra, tomé de mi abrigo los auriculares como cascos que compre hace unas semanas, puse música y salí de allí a paso rápido. Ya no me importaba, desde ahora en adelante me iré solo, con los cascos puestos. No miré hacia atrás en ningún momento, solo me enfoqué en lo mío. Irme y llegar a casa a descansar, nada más.
Pasé mi tarjeta y bajé a tomar el metro, que, por fortuna, estaba vacío, así que pude tomar asiento durante el trayecto. Dirigí mi vista hacia la ventana, llevando mi cabeza con diversos pensamientos mientras observaba el paisaje. Árboles, jardines, casas, edificios. Me hacían pensar en mi futuro, en mi vida.
«¿Qué será de mi en algunos años? ¿Tendré hijos, esposa? ¿Una gran casa? ¿Mis hermanos me visitaran? No, antes de todo eso, debo irme. Desaparecer de esa casa y sustentarme a mí mismo. Aunque... me sentiría solo. Tengo el dinero suficiente para alquilar un piso cerca de aquí en el barrio de Konosuke-senpai, pero me he retenido desde hace mucho de hacerlo, porque no me siento a gusto. Quisiera tener a alguien a mi lado, con quien pueda compartir el piso...»
Sacudí mi cabeza «¿Qué estás pensando, Choromatsu?» Nada de eso por ahora.
El tren paró y bajé, caminando en busca de la salida. Aún tenía esos pensamientos dando vueltas por mi cabeza, como pajaritos. Miré los taxis. No hace mal caminar de vez en cuando. Y pase de largo. Hoy caminaré. No tengo prisas, ya que Mamá y Papá fueron de viaje a visitar a unos tíos a Miyagi, hace unos días.
Unas cuadras más abajo, vi la tienda de dulces abierta, aunque estaba por cerrar, así que apresuré el paso para poder comprar algún postre o aperitivo.
—Totoko-chan —salió de mis labios ante la sorpresa. Nuestra amiga de la infancia vestía un delantal rosa, mientras que en sus manos cargaba una libreta, inspeccionando, al parecer, los productos de la vitrina. Ella me miró y sonrió, dándome la bienvenida —. ¿Qué haces trabajando en este lugar?
—Estoy juntando dinero para mi viaje —buscó entre la harina, los sacos más pequeños para dejarlos encima y así, verlos mejor. Me acerqué para ayudarla a bajar el último —. Gracias.
—De nada —le sonreí y una pequeña curiosidad me atacó en ese momento —, ¿ne Totoko-chan, de qué se tratará tú viaje?
—Simple diversión —respondió de inmediato —. ¿No encuentras aburrido este pueblo? Siempre es lo mismo —asentí ante la pregunta. Si que tenía razón —. Y, además, quisiera conocer el mundo.
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No escapes •OsoChoro•
FanfictionChoromatsu sólo quiere escapar de la realidad y sus problemas, pero Osomatsu no lo dejará. Y, en eso, Choromatsu sabrá que quizá, el amor no se manda, sino que, el amor nos manda a nosotros. Pareja principal: OsoChoro La portada no me pertenece, cr...