El silencio inundo tus palabras, no supiste que decir, te habías quedado corto, pero traste saliva, te armaste de valor, y lo dijiste.
—Perdón, pero no estoy interesado.
No hubieron mas intercambios de palabras, o algo en ese momento, si quiera habías mirado a los ojos a Sakura, y no querías hacerlo, el cortante silencio se la menor hacían que te dieras cuenta de la situación. Entonces, ella tomó tus hombros, tu, sobresaltandote, miraste a la pelimorada.
—¿Porque?—preguntó, con una voz algo rota.—¿Porque?,—replicó.—somos casi iguales, nos gustan casi las mismas cosas, y todo eso. ¿Porque no quieres ser mi novio?
Tú le mirabas, no hayabas una respuesta en concreto, solo le dijiste lo que sentías.
—Es que no siento lo mismo.—espetaste.—Perdón, pero no me gustas, Sakura.—inquirió.
Sakura, recordó a Astolfo, si, su reacción cuando le había contado sobre el amor que sentía hacia a ti, y ella no pudo evitar pensar que tenía que ver con él.
—¿Fue ese loco?
—¿Que?, ¿de que hablas?—inquiriste.
Ella, al notar que iba a inculpar al nombrado por ello, se dio cuenta de la locura que estaba apuntó de decir y se callo. Te soltó y se alejo un poco. Sakura suspiro.
—Esta bien, entiendo si no me amas.—dijo.
Tú, al ver la manera en que lo decía, te sentiste un tanto culpable. Tal vez podrías aceptar, y enamorarte de ella en el transcurso de la relación.
Pero tu corazón, le pertenece a alguien más.
—Que bueno que entiendas.—te paraste.—Pero, me caes bien, podemos ser amigos.
Ella se quedó en silencio por unos segundos.
—Si quieres, está bien.—dijo.
Tú, con una forzada sonrisa, te paraste y despediste de ella, abandonaste el aula dejando a Sakura con el corazón roto y una sensación amarga.
Empezaste a pensar que ella iba a dejar de hablarte, llamalo intuición, o lo que sea, pero sentías que eso pasaría.
Sin darte cuenta, alguien te había estado vigilando, Astolfo, quien te había seguido sigilosamente, estaba escondido y había escuchado todo. El pelirosa sólo sonrió.
Tú, quien te habías quedado solo, ya que para ti Astolfo te había abandonado, o tú lo perdiste, y ahora de seguro Sakura Matou, dejará de hablarte. Una vez más, vas a vivir esa vida de soledad, apatía, tristeza y etc, pero ahora con añoranza a los buenos momentos que has vivido.
Esperaste sentado en tu butaca a que transcurrieran las clases, así fue, estuviste sentado sin hacer nada, solo respirar y quedarte como una estatua, hasta que tocarán la hora de salida.
Cuando por fin tocó el timbre para irse, tú te quedaste a esperar que todos los demás salieran, para luego tú irte. Te quedaste parado, observando a la nada mientras los demás se iban. Al todos salir, hasta el profesor, te diste cuenta de que no eras el único solo, Astolfo se había quedado ahí.
—Ey.
Fue lo que dijo, con una seña de paz con sus manos, sentado con las piernas cruzadas, el mayor te sonrió.
—¿Que pasa, Astolfo?
—“Me gustas, quisiera ser tu novia”.—rió por lo bajo, burlesco.
Sabías que se trataba de Sakura, no podías creer que Astolfo te había estalqueado para eso. Intentas enojarte, pero no pudiste, después de todo la rechazaste.
—Patrañas.—comento.
—No lo es.—inquiriste.
—¿Te sientes mal por eso?, que tonto, ella no valía nada.
—Claro que sí.—chasuqueaste tus labios.—Sakura es una buena persona.
—La gente buena no existe.
—Aparte de bully, ahora eres filósofo.
Astolfo suspiro.
—Ella fue una tonta.—espetó.—No te sientas mal por haberla rechazado, después de todo, ella se junto contigo, no por ser amable, sino por amor a primera vista.
—¿Que insinúas?
—Que es un amor estúpido, ya veras, ella no te valora ya, dejará de ser tu amiga.—se paro y se acercó a ti.
Diste un paso atrás, Astolfo sonrió, coqueto, se detuvo frente a frente a ti, con una sonrisa egocéntrica.
—Pero yo...
—¿Eh?
Astolfo, en un ágil movimiento, se apego a ti y pasó su nariz por tu cuello, sentiste un escalofrío al sentir la piel del contrario rozar tu cuello y respirar en este, llegó a tu oreja y pego sus labios rosados a esta.
—Yo nunca te dejaré.
Y tu corazón palpito a millas; ahora tú tenías un terremoto en el pecho.
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