5. Astolfo.

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—Mi nombre es Astolfo, mucho gusto, espero llevarme bien con todos.—dijo.

Y no pasaron ni medio segundos y ya medio curso murmuraba sobre él. Claro, tú eres el único que sabe que es un chico, pero hasta por un momento caíste en la femenina imagen del pelirosa.

A eso le llamas efecto trap.

—... Y, quisiera aclarar, que a pesar de que estoy vestido así, en realidad soy un chico.—sonrió un tanto avergonzado.

De repente, todo el aula quedó en un total silencio, los murmullos sesaron y la expresión de todos, en shock, era igual a la tuya. Pero lo tuyo era más porque no pensaste que él diría eso, que revelaría que es un chico. Hasta el maestro, quien pasó su mano por su frente para secar el sudor, arrugó su entrecejo para cambiar la expresión en su rostro, estaba también sorprendido.

—B-bueno...—intentó articular palabras, pasó saliva para ello.—... Tome asiento, eh, ¿señor Astolfo?

—¡Claro!—exclamó.

El pelirosa pasó a su asiento, y los demás tan solo miraban la confianza reflejada en su persona, como si no le importara el hecho de haber revelado tal cosa.

Osea, todos en ese momento, excepto tú, estaban como:

“¡¿Enserio esta bonita chica tiene pene?!”.

Algunos hasta ni se lo creían y querían pensar que era una broma de mal gusto de su parte, una técnica para no acercar hombres enamorados, porque es que el mayor no tenía facciones masculinas capaces de probar que es un hombre y que no mentía. Pero, él al decirlo con toda esa sinceridad y hasta un poco de vergüenza, no tuvieron más opción que caer en la pesadilla de que era verdad.

Pero tú en ese momento pensaste:

¿Que tipo de problemas tendrá él por eso?—preocupado por el acoso que sería capaz de sufrir.

Si, Astolfo es muy extrovertido y confiado, pero aún así, eso no quita que él pueda sufrir el pero acoso de todos.

Astolfo te había visto mientras el se había presentado, así que te miro y te sonrió para luego saludarte con la mano.

Tú, en ese momento supiste que llamaste la atención de algunos, y con ese perfil de tímido debilucho, fácilmente podrías pagar por todo. Tragaste saliva, deseando que lo qu ete imaginaste en ese momento, no suceda.

Soltaste un suspiro y te abofeteaste mentalmente, para dejar de pensar en ello y preocuparte.

Pero, en realidad, pasó lo contrario a lo que llegaste a creer.

Astolfo al decir que era un chico, llamó bastante la atención, el mismo día todo el mundo en la escuela lo supo. Las chicas, algunas, por no decir la mayoría, se juntaban con él, apenas algunos chicos le hablaban, de hecho, había un pequeño grupo de chicos gays que eran bastantes populares, pero que de a poco estos se vieron opacados por Astolfo. La personalidad divertida y extrovertida del mayor hizo que se ganara la confianza de muchos.

Pero... ¿Donde estabas tú, en todo esto?

Tu amigo, esa persona con la cual compartiste mucho, ni te notaba, a penas te miraba, tan solo te saludaba desde la distancia. Pensaste que Astolfo no tenía tiempo para ti por el hecho de que estaba con todas esas chicas, pero, llegaste a pensar que él tan solo te dejó de lado.

Caminabas hacia tu casa, y no podías sacarte de la cabeza esta solitaria semana. En parte te agradaba que Astolfo no estuviera contigo, ya que no te gusta llamar la atención y estar con él lo haría bastante, pero, por otro lado, sentías cierto malestar y soledad, ya que esa parte de ti quería olvidarse del mundo y seguir con el amigo que tanto aprecia.

Llegó a un punto, en el que te detuviste, en seco, no había nadie en la calle así que no podían ver el acto que hiciste de repente, así que no sentiste vergüenza alguna.

Recordaste una vez más a Astolfo, y suspiraste.

—¿Porque me sorprendo?, ¿porque me siento mal?—susurraste.—Como si no sabia que hasta él podría dejarme a un lado... Así como todo el mundo.

Sentiste un pesar en tu espalda, un peso que te impedía querer continuar.

—¡________¡

Miraste hacia atrás, ya que, esa voz que te llamó desde la distancia la reconocería en cualquier lado. Es Astolfo.

El pelirosa se detuvo enfrente tuyo, tomado un respiro de la carrera que había dado para alcanzarte. Jadeaba y Jadeaba, mientras intentaba articular palabras.

Pero el que habló fuiste tú.

—¿Que pasa?

Astolfo suspiro. Te miro y sonrió.

—¡Perdón!, ¡realmente lo siento!

Frunciste el ceño.

—¿Porque?

—Es que, no te he dado mucha atención, todo por esas personas que tanto están conmigo.—respondió.—¡No pensé que sería tan popular!

Tú, con una mueca, la ceja alzada, golpeaste con la palma de tu mano la cabeza del contrario.

—No seas engreído, Astolfo.

Astolfo solo sonrió.

—Lo seré solo contigo, _______.—volviste a palmear su cabeza.—Esta bien, ya paro.

—¿Y que haces aquí?, ¿vives por aquí?

—No.—rió nervioso. Tan solo lo fulminaste con la mirada.—Solo quería verte. Además, mis padres no están, tengo las llaves de mi casa, así que quería ir a la tuya un rato.—dijo.—¡Ya sabes!, para compensar que no he tenido tiempo para ti.

Tan solo sentiste un rubor formarse por tus mejillas. Intentaste no sonreír del nerviosismo, así que frunciste tus labios.

—Mis padres tampoco están, así que puedes venir.

—¡Genial!

—¡Pero solo por un rato!

—Esta bien.

Mientras tú y Astolfo marchaban, un sentimiento de felicidad envolvió tu ser, tanto así que, no pudiste evitar sonreír.

Hacia tiempo que no sonreias...

If I kill someone for you. {Astolfoxreader}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora