Parte 11: Así fue como me asustaste

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11-Así fue como me asustaste

**Seikan**

Noto un raro cosquilleo al mirar algo avergonzado al hombre mayor de pelo gris y ojos de la misma hermosa tonalidad que están anegándose de lágrimas mientras sus labios empiezan a temblar bajo su espeso bigote. Me acaricio un brazo intentando quitar la tensión y miro de reojo hacia atrás donde Mugetsu me sonríe levemente animándome a decir algo para relajar la tensión.

-Padre...- susurro ese monosílabo sintiéndome extraño al no estar dirigiéndome a Yhwach sino a mi auténtico padre, Kuchiki Ginrei. Realmente me parezco muchísimo a él, no hay duda de que llevo su sangre y por su impresión, aún no se cree lo que está viendo. –Soy Seikan... ¿me reconoces? -

-Por todos los dioses...esto no es posible...- mi padre alza sus manos para acariciarme con sus largos dedos el rostro haciéndome sonreír. Sus manos son frías, pero no me disgusta esa temperatura, al contrario. –Mi pequeño Seikan...mi niño...- cierro los ojos cuando mi padre apoya su frente contra la mía emitiendo un grave sollozo y me atrevo a alzar una mano para acariciar su largo cabello gris suelto sobre sus hombros. Es sedoso al tacto y su olor me resulta muy familiar...

-Entrad y tomad asiento. Necesito saber qué ha pasado, esto es tan confuso...Seikan hijo, hace veinte años que te di por muerto, eras apenas un bebé ¿Cómo es que sigues vivo? ¿Dónde has estado todo este tiempo??- miro a Mugetsu intentando buscar ayuda ya que me siento abrumado por tanta pregunta y veo cómo se acerca a mi padre en silencio.

-Kuchiki-dono, cálmese por favor. Seikan está tan confuso como usted, ha estado secuestrado por el ejército todos estos años- mi padre jadea mirándome atónito y vuelve a tocarme agarrándome los brazos.

-El ejército... ¿por qué? ¿Qué es lo que querían de ti?? ¿¿Qué te han hecho hijo mío??- dudo si contestar directamente o enseñarle mis tentáculos, pero sé que eso traicionaría la confianza de mi padre Yhwach. No puedo decirles lo que soy realmente y tampoco se me da bien mentir, pero...me veo obligado a hacerlo.

-No lo sé padre...querían hacerme un hombre fuerte para trabajar para ellos, incluso me encargan misiones ¡por eso estoy aquí!!- cojo sus manos viendo que sus ojos aún no salen de su incredulidad. –Cuando supe que me iban a mandar aquí me puse muy contento porque por fin podría conocer a mi familia. Siempre...he deseado verte, padre...- noto como mis ojos se están aguando y mi padre me estrecha entre sus brazos nuevamente. Cuando ambos nos calmamos, Mugetsu le cuenta su relación conmigo y yo le agradezco con una sonrisa que no delate a su propio padre ni hable de los experimentos. Aunque Mugetsu piensa que me torturaron y sigo siendo normal, claro...

-Cuando tus hermanos te vean no se lo van a creer ¡eres un milagro! Tengo que reunirles a todos para que te conozcan, podría aprovechar esa maldita boda que tengo que preparar para tu hermano pequeño- no entiendo de quien está hablando e incluso parece molesto al hablar de ese tema. –Es difícil de entender, ya te lo explicaré. Creo que esa celebración es el mejor momento para reunir a toda la familia y por supuesto que tú te quedarás a vivir conmigo de nuevo-

-Me encantaría padre, pero como te dije aún tengo una misión que cumplir y no quiero involucrarte...-

- ¿Qué misión? El ejército me arrebata a un hijo ¿y encima tienes que seguir bajo sus órdenes?? Ahora que nos hemos reencontrado te protegeré bajo mi yugo-

-Lo sé, no hay nada más que desee que estar en casa padre, pero por ahora seguiré con Mugetsu unos días. Por favor permítemelo...cuando todo termine, yo...te contaré todo-

Mi padre no parece muy convencido a dejarme marchar, pero al final accede quedándose con muchas dudas y confuso. Mugetsu y yo salimos del dojo Kuchiki y veo que caminamos en otra dirección distinta a la de su casa.

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