Parte 18: Así fue sentirse "madre"

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18-Así fue sentirse "madre"

**Seikan**

Abro los ojos abruptamente al oír el estridente sonido de mi teléfono. Lo cojo oyendo la voz de mi padre Yhwach al otro lado y salgo de la casa de los Coyote para ir corriendo hacia el puerto al área de experimentación donde me espera. En cuanto entro en su despacho, me le encuentro de pie revisando unos papeles y aspecto colérico. Algo no va bien.

-Seikan ¿has encontrado a Zangetsu? -

-No...lo siento, aún no...- me cuesta horrores mentirle porque él sabe cuándo lo hago, pero parece creerme ya que resopla y me hace un gesto para que me acompañe a otro departamento que desconocía. En cuanto siento una presencia peligrosa al otro lado de la puerta, por instinto me echo hacia atrás haciendo sonreír a mi padre.

-Así que es cierto. Sientes terror-

-¿Qué...que hay ahí? Padre, no me digas que es...-

-¿Recuerdas a tu sobrino, verdad? El hijo de Zangetsu y Senbonzakura. ¿te gustaría conocerle? - no sé por qué casi estoy a punto de negar con la cabeza porque todo el cuerpo me tiembla sin poder contenerme. Mis tentáculos se remueven dentro de mí alterados ante mi estado de alerta y eso no significa nada bueno. Lo que hay ahí dentro...es peor que un monstruo...puedo sentirlo...

-Vamos. Deja de temblar, te necesito fuerte por si tienes que detenerle si intenta escapar-

¿Escapar? Con toda la seguridad que hay aquí ¿es posible que esa criatura se escape siendo tan pequeño? Intento calmarme al recordar la última vez que le vi y entro acompañando a mi padre viendo a varios científicos dentro controlando el perímetro de la habitación donde en el centro hay una enorme urna triangular de acero.

-Abridla- uno de los científicos hace un gesto a sus compañeros tras la orden de mi padre y la urna empieza a abrirse lentamente. Yo aprieto la mandíbula con tensión al ver la cantidad de humo que empieza a salir de la urna y casi ninguno podemos reaccionar cuando un larguísimo tentáculo sale de dentro agarrando a uno de los científicos que empieza a gritar como un condenado antes de que su cuello se parta por obra del tentáculo.

- ¡Disparad!!! Seikan, prepárate- saco mis dos tentáculos más gruesos poniéndome en posición de ataque frente a la urna y veo como una pequeña sombra empieza a aparecer rodeado de múltiples tentáculos que se ondean en el aire, afilados y preparados para el ataque. Ni siquiera puedo contarlos...hay demasiados...por lo menos más de veinte tentáculos, es...increíble...

Jadeo agudamente cuando por fin veo al dueño de los tentáculos sorprendiéndome por su aspecto. Es un niño que debe rondar los cuatro o cinco años en edad humana, va completamente desnudo con el pelo negro en ondas pegado a su rostro enmarcando unos ojos negros, fríos y vacíos que me miran fijamente sin apenas pestañear. Miro de reojo a mi padre que sonríe al ver al pequeño y se acerca a mí protegiéndose con mis tentáculos que le hacen de escudo.

-¿Qué te parece, Seikan? Parece una copia mía de cuando era niño, salvo por el color de sus ojos. Digno descendiente Coyote-

-Pero si apenas tenía un año hace días...-

-Los parásitos crecéis más rápido en cuerpos de niños que en adultos. Con este pequeño solo hemos tenido que darle un empujoncito para que sus células maduraran más rápidamente, por eso parece un niño de cinco años. Con cada año, ha aumentado el número de sus tentáculos, contando casi cincuenta.

-Cin...cuenta...- vuelvo a mirar al pequeño que en cuanto se fija en mi padre aprieta los labios y lanza uno de sus tentáculos más largos hacia nosotros hasta que el estallido de un disparo se lo revienta y el niño da un alarido cayendo de rodillas.

"Monsters"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora