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- Señorita, no me ha respondido, ¿se encuentra bien?

 - Oh, sí, tranquilo señor, estoy... Bien.

 - ¿Porqué va vestida de tal manera?

 - ¿Perdone? ¿De qué manera se refiere? - pregunté hasta que caí en cuenta que mi ropa era extremadamente diferente a la de todos. - Bueno, es que es largo de explicar, ¿sabe?

 - Bueno, si es largo de explicar, nos sentamos cómodamente y me lo explica con tranquilidad - pese a sus amables palabras sentía que me hablaba juzgándome. 

Me guió hasta su casa mientras que yo en lo único que pensaba era en que no quería meterme en casa de un completo desconocido. En el camino, el cual no fue muy largo, vi a un chico muy lindo el cual me quedé mirando por un rato. Tras entrar a la casa escuché una voz femenina llamando al hombre que acompañaba.

 - ¿Padre?- oí como llamaba al hombre desde otra sala - ¡Hola padre! ¿A quién traes a casa?

 - Oh, hola, soy Eleoora, -  estiré la mano para saludarla - un placer. - sentí como ambos me tiraban miradas extrañas y caí en cuenta que no me entendían.

 - Yo soy Théodosia, un placer. - se presentó y levantó su largo vestido inclinándose ligeramente hacia delante, acción la cual imité. 

 - Hija, debo conversar un momento con esta señorita, si no te molesta... - su hija se despidió de ambos y nos dejó a solas.

Una vez habiendo sido todo completamente explicado, recalcando que yo no tenía la menor idea de porqué me situaba en esa era, Burr me miró con unos ojos inexpresivos que me daban escalofríos.

 - No lo entiendo, ¿me está usted diciendo que no es de esta época y por eso viste de esa forma?

 - ¿Esa es la única pregunta que se le viene a la mente en estos momentos?

 - Es que no me lo imagino, entiéndame, se lo ruego. - se hizo un denso silencio que inundaba el cuarto. - Sinceramente no tengo idea de como la puedo socorrer, estoy profundamente entristecido de no poder ayudarla. ¿Puedo al menos brindarle mi techo?

 - Muchísimas gracias por la hospitalidad, pero debo averiguar una forma de volver. Tengo familia la cual está seguramente preocupada por mí, y no quiero alarmarlos más de lo que yo misma estoy. - aquel hombre se levantó de su asiento y me acompañó hasta la puerta 

 - Quiero que sepa que si necesita que le brindemos cualquier cosa, estaremos aquí para usted. 

Salí de la casa y volví a ver al chico de antes... Me quedé paralizada viéndole y él paró para verme y agitó su mano en forma de saludo.

Le saludé en un susurro inaudible acompañado de una sonrisa.

 -¿Quién es él? - le pregunté a Burr.

- Él es el hijo más mayor de Alexander Hamilton, el bastardo, inmigrante y más arrogante del universo - dijo con notorio odio en su voz y forma de hablar. Ignoré sus palabras y me di la vuelta para despedirme definitivamente del mayor.

Empecé a andar sin rumbo alguno, arrepintiéndome de no haber aceptado la oferta de Burr. La gente se me quedaba mirando cuando vi al mismo chico por tercera vez en el día, pero esta vez estaba quieto. Le vi tumbado en el césped de un pequeño parque con varios papeles esparcidos al rededor de él. Me decidí a acercarme a ver que estaba haciendo. Me percaté que estaba escribiendo una especie de poema y dibujos realistas entrecortando las letras de este.

 - ¡Hola! ¿Qué tal?

 - Oh...Hola.. - se levantó, cogió mi mano y la besó - ¿Cómo se llama señorita?

 - Me llamo Eleonora. Un placer conocerle.

[editado]

Always on my mindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora