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Acababa de salir del trabajo, me dirigía a casa como todos los días a pesar de que una sensación particularmente macabra luchaba por detenerme, me incitaba a tomar la desviación por la autopista e ir a una casa en particular donde, según los periódicos y alguna nota en la radio, una familia había sido brutalmente asesinada. En la radio jamás mencionaron la dirección o el nombre de alguno de los familiares, solo describían el estado en que habían encontrado los cuerpos y que sospechaban que lo había hecho un tal Sr. Thompson, jamás habían mencionado algún dato que pudiera dar pistas claras del lugar en que ocurrió la masacre, pero por alguna extraña razón yo creía saber dónde era. La investigación seguía en pie.

Había bajado las escaleras, fui directamente al estacionamiento donde había aparcado mi automóvil, era un Ford scort color blanco, pude verlo a la distancia. Buscando las llaves del auto en mi bolsillo izquierdo me di cuenta de que las llevaba en la mano, no recordaba haberlas sacado antes, una de las llaves que colgaban del llavero estaba cubierta de un líquido rojo espeso, no hice caso y seguí con lo mío. Probé con cada llave, no podía recordar cual era la que abría la puerta, probé con cada una hasta que llegué a la que tenía la mancha roja que ahora estaba seca, el cerrojo giró de una buena vez, subí al auto y lo puse en marcha. Al salir del estacionamiento una ambulancia pasó a mi lado, entraron al lugar e inmediatamente fueron al sitio donde se encontraba un hombre de traje, rodeado de un charco de sangre, la escena me hizo temblar un poco, aunque a pesar de todo el asunto, una canción en la radio me hizo gesticular una enorme sonrisa mientras miraba el cadáver del hombre.

Empecé mi recorrido por la autopista, durante el viaje me detuve en una estación de servicio a comprar cigarrillos y usar el tocador, una vez dentro caminé hacia la caja y en el pasillo tropecé con un tipo, era un joven de chaqueta negra y cabello alborotado, su mirada delataba inestabilidad y rabia así que simplemente lo pase de largo y con una voz dulce la señorita que atendía el lugar me pregunto si necesitaba algo más, pague por los cigarrillos y me di la vuelta. Cuando salí al aparcamiento, observe al mismo tipo con el que había tropezado minutos antes tratar de entrar a mi auto usando mis llaves, seguramente me las había sacado del bolsillo cuando me tope con él camino a la caja, no lo dudé ni un segundo y me abalance sobre él, le arrebate las llaves y con un solo golpe lo hice caer al suelo, su nariz sangraba y se retorcía de dolor pero el idiota tenía que aprender. Me dirigía a casa, conducía el Citroën CX color azul que habían intentado robarme, conduje mientras fumaba y el humo escapaba por las ventanas. Durante una parte del camino encendí la radio y había noticias de un Ford blanco que había arrollado a un niño en la autopista, él lunático había subido parte del automóvil a la acera y la embadurnó con el cuerpo del pequeño, todas las emisoras de radio esparcían la misma noticia como si el hombre fuera digno de alguna clase de mérito, yo no estaba de humor para esa clase de noticias así que simplemente apague la radio y me centre en seguir el camino a casa.

Conduje por lo que pareció una eternidad, se había oscurecido ya y el combustible estaba por agotarse, llegué justo a tiempo. Cuando llegué a la calle de mi domicilio todas las casas me parecieron iguales, me guie únicamente porque la mía tenía el sitio del automóvil vació, detuve el vehículo sin acomodarlo en realidad, solo lo detuve y la posición en la que se quedara me importaba un carajo. La puerta principal estaba cerrada y ninguna de mis llaves la abría, alguien debía revisar esa cerradura, no quise tocar la puerta, era tarde y los niños deberían estar durmiendo. Fui al patio trasero, trepe por la cerca y entre por la puerta trasera, esta no estaba asegurada.

Entré con cautela a la casa, las luces estaban apagadas, el reloj de péndulo que había en la sala me decía que era un poco más de las dos de la mañana. Subí las escaleras y en cuanto llegue a mi habitación me encontré con una enorme sorpresa, jamás lo hubiera esperado, tal vez Lena era demasiado estúpida o demasiado ingenua, pero había otro hombre acostado con ella, estaban acostados tan plácidamente, como si creyeran que en cuanto llegara a casa no lo notaria. Una enorme rabia me hacía arder y sentía como me quemaba, aunque quizá ella no tuviera la culpa y solo hiciera falta deshacerse de él. Baje a la cocina, tome el cuchillo más grande que encontré y volví a la recamara, usando el utensilio de cocina rebané su garganta, el tipo despertó enseguida, sujete sus manos y piernas, no podía hablar así que no fue necesario cubrir su boca, lo hice rodar al suelo, todo sucedió con tanta calma que Anna seguía dormida, simplemente me acomodé junto a ella y puse una de mis manos en su entrepierna.

A veces me lo imagino de una forma, otras veces lo hago de otra, muchas de estas veces me cuesta trabajo creer que las cosas estén pasando en realidad y es aquí donde me pregunto ¿Es mi esposa la mujer que está al lado mío? O más importante aún ¿Sabe que estoy acostado junto a ella y que hay un cuerpo sangrando a un lado de la cama?

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2019 ⏰

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