Por un momento me fijo en un chico que entra al Starbucks. Parece que esta algo distraído con su móvil, como si estuviera hablando con su novia o algo parecido. Le miro bien y me doy cuenta que es el chico de la tienda. La verdad es que no se cómo se llama, pero me intriga mucho saber quién es.
Anda despacio hacia la caja de la tienda y pide su bebida mientras yo le observo. Lleva una sudadera de Hollister, unos pantalones vaqueros y unas zapatillas, pero lo que más destaca de él son sus bonitos ojos verdes y su pelo rubio oscuro. Parece que es perfecto.
¿Pero qué estoy diciendo? Ni si quiera le conozco. ¿Cómo puedo saber que es perfecto? –
Es una sensación extraña que nunca había tenido en mi interior. Mis ojos solo quieren seguir mirándole y aunque lo intente no puedo quitar la mirada de él.
Cuando acaba de pedir su bebida se dirige a una mesa que hay cerca de la mía. Parece que sigue sin verme. El chico chatea con su móvil mientras se toma su café y yo me entretengo escribiendo en una pequeña servilleta.
Sé que suena extraño pero la servilleta me recordaba a mi mejor amigo ya que he pasado muchas tardes con él en esta tienda. Uno de aquellos días donde no sabíamos que hacer él se invento un pequeño juego para no aburrirnos
-Escribir un deseo en la servilleta y hasta que no se cumpliese no tirarla-
Parece una absurda tontería pero a nosotros era lo que nos divertía.
Escribo el nombre de Andy en ella y cuando voy a levantar la mirada veo que el chico rubio me mira. La verdad es que me siento algo incomoda. Me está observando igual que yo lo estaba haciendo antes. Creo que me recuerda.
Él se levanta de la silla coge su café y su móvil y se acerca a mi mesa. Una vez que ya está al lado se sienta y me pregunta:
-¿Tú eres la de la tienda? es que, me suena mucho tu cara-
-Sí, soy la misma-
-¿Y por qué me mirabas tanto mientras me probaba el esmoquin? ¿A caso te gusto?- dice mientras me guiña un ojo
-¡No! No me gustas para nada-digo algo nerviosa-Y siento decirte que no me atraen las personas que no preguntan antes de sentarse-
- Bueno, bueno, tranquila. Pero no me puedes negar que te gusta mi compañía-
En ese momento él deja caer su brazo en la mesa cerca donde esta él mío. Yo me sonrojo y me acomodo en la silla. Mi mirada se va perdiendo poco a poco en esos bonitos ojos verdes.
-¿Y cómo te llamas guapa?-
¿Guapa? Pero, de que está hablando. ¿Hay una cámara oculta? Nunca un chico me había llamado así. Y menos uno tan atractivo como el rubio que estoy viendo. Parece un sueño del que no quiero despertar.
-Anna- digo con una pequeña sonrisa en la cara
-Bonito nombre, yo me llamo Harry-
El atractivo joven retira el brazo de la mesa y empieza a tararear una canción. Su sonrisa perfecta, sus labios rosados y su perfecto cabello hacen que cada vez este más embobada. Intento no mirarle por ello saco la servilleta y empiezo a juguetear con ella. Harry para de cantar, me mira y seguido dice:
-¿Y eso? - dice señalando la servilleta- ¿Andy quién es? ¿Tú novio?-
-No, es solo un buen amigo- digo mientras guardo la servilleta en mi bolso.
-Entonces ¿no tienes novio?-
-No… ¿por qué lo preguntas?-
-Por nada-