No todo es tan bonito

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Narra Andy

En este momento a Anna le cae una lágrima del rostro. Yo me acerco a ella y con mi mano se la quito. No quiero que  llore por mí ni hoy, ni nunca. Pero ¿qué puedo hacer yo? De momento nada.

Después intento consolarla.

-No te preocupes, por eso hare todo lo posible para volver-

Ella me mira, coge mis manos y me dice:

-¿Podre contactar contigo por el móvil?-me dice temblorosa

-Espero que sí. Nos vamos hoy de aquí, las cosas ya están preparadas. Siento no haberte avisado antes pero.... no quería que te preocupases por mí-dice

Los ojos llorosos de Anna no paran de crear pequeñas lágrimas que siguen cayendo por su delicado rostro. Yo ya me tengo que ir. Mis padres me llaman. Pero antes le doy mi último abrazo y le susurro un te quiero en la oreja. A lo mejor no lo llega a escuchar pero al menos yo me siento aliviado confesándole que la quiero. 

Espero que Anna nunca me olvide.

Después de murmurar le aquello me aparto y le confieso:

-Adiós Anna recuerda aunque yo no esté aquí no hagas caso de nada que te digan, tu eres perfecta tal y como eres. No me olvides-

No tengo más tiempo para despedirme de ella, mis padres me llaman  y yo tengo que irme. Después de contárselo me dirijo al coche y cuando me subo miro a Anna. Estaba tan guapa, bueno como siempre, pero no me gusta nada que sus hermosos ojos lloren. Poco después el coche arranca y yo me despido de ella con un ligero movimiento con la mano de lado a lado.

Narra Anna

Puedo ver cómo me mira Andy en el coche y se despide de mí. Sigo pensando en todo lo que me ha dicho. Yo se que nunca podré olvidar a Andy y espero que él tampoco a mí. Mis lágrimas no pueden reprimirse. Esa tarde no tengo que recoger a mi hermana así que camino sola y llorando todo el trayecto a casa. Cada una de las calles por donde  paso me recuerda a él, ya que de pequeños nos pasábamos muchas de las tardes jugando por aquellos paseos.

Entro en mi chalet, no me paro ni a saludar a mi familia y subo rápido las escaleras hasta llegar a mi cuarto. Abro la puerta y me tiro en la cama. Tengo que ir al trabajo pero en este momento no, quiero llorar, no me quiero ni dignar a llamar al restaurante para que no me pregunten qué me pasa, lo único que quiero es pasar las horas pensando en que debo de hacer ahora.

Poco después me duermo.

Al rato de unas horas llama mi madre a mi habitación.

-Hija, ¿puedo pasar?-

-Mama, ahora no quiero hablar-

-¿Es por Andy? Ya me he enterado, me lo han dicho sus padres-

-¿Tú lo sabías?-

-Sí hija, me entere hace bastante y era mejor que tu lo hicieras  hoy-

-¿Por qué no me lo dijiste? Andy es una persona muy especial para mí y yo creo que me lo tendría que haber dicho en el momento que lo supo-

-Cómo seguramente ya te habrá dicho era por tu bien, para que no estuvieras más de un día viéndole y pensando que se va a ir-

-Bueno, tienes razón mama pero...-

-¿Qué pasa?

-Es que no entiendo porque Andy se tiene que ir... fue mi primer amigo de la infancia y de los únicos que me han apoyado todos estos años y  ahora se va-

-Tienes que aprender que las personas no van a estar ahí siempre, cada uno sigue caminos distintos y hay que ser fuertes y no pensar en ello. Y si su padre tiene que trabajar en otro sitio tranquila. Y piensa que al menos no lo pierdes para siempre, solo os distancia un país  y  tampoco está tan lejos Inglaterra de Irlanda-

-Muchas gracias mama, pero me va costar algo asimilarlo, ¿te podrías ir? necesito pensar...-

-Sí claro, ahora me voy-

Mi madre me abraza y sale de mi habitación. Yo me quedo tumbada en la cama pensando.

Unos minutos después vuelve a mi cuarto con una pequeña bandeja.

-Toma hija, te he hecho la cena. Tus platos favoritos.

-Gracias mama-

Miro el plato, no me apetece comer nada. Esta es una de mis comidas favoritas, (Sherphed´s Pie)  que es como un pastel que lleva carne picada, cebolla y verduras, muy típico de Inglaterra y de postre hay Custard (natillas).Pero al final tomo un poco, unas dos o tres cucharadas aproximadamente de cada plato y luego me vuelvo a tumbar en la cama. Al cabo de unos minutos me duermo.

Me despierto, ya han pasado como dos horas, salgo de la habitación y me voy al baño. Abro el grifo, cojo agua, y me la tiro a la cara. Me parece curioso verme al espejo. Veo pequeñas lágrimas cayendo desde mis ojos al suelo. Este rostro refleja años y años de estudio en el que nunca me importó mi estética y a la que deje de lado. Puedo asegurar que no me gusta nada verme así por eso decido volver a la cama y esperar al día siguiente. 

Love in LondonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora