Capítulo 7: Un último adiós. Segunda parte.

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Un coche paró justo a mi lado. Al ser de noche, como comprenderéis me puse en alerta ya que no conocía a quién pertenecía. La ventanilla se bajó:

-¿Quieres que te lleve? -Un chico de ojos grises, esos que ya había visto antes, cuando casi me ahogo en aquella maldita fiesta. Sonrió, que mala pinta tenía esto. Como vio que no le respondí, continuó. -Sube. -Yo no lo pensé más le obedecí.

FLASHBACK DE AQUELLA FIESTA

Estaba cansada y me costaba respirar, mis ojos se cerraron y lo último que recuerdo es un sonido de que algo cae al agua con fuerza y unos brazos agarrándome.

Abrí los ojos de golpe, me erguí rápidamente y empecé a toser, echando algo de agua. Un ardor me subió por la garganta. Me dolía muchísimo  y mi cabeza daba vueltas, noté que alguien me decía que me calmase pero se oía muy lejos. Empecé a respirar cuando mi respiración empezó a tranquilizarse porque antes estaba hiperventilando. Muchos ojos me estaban observando, y muchos de sus dueños también estaban ebrios. Alguien a mi lado se levantó, era un chico de cabello oscuro como la noche. Tenía una figura deportista pero a la vez delgada. Lo que me llamó la atención de él fue su mirada, gélida y cortante, que estando empapado era impactante y sexi a la vez.

-Espero que estés bien, si no te encuentras bien, deberías ir al médico de urgencias. -Se giró y desapareció entre toda la gente que cuando habían visto que estaba bien , habían vuelto a la fiesta. Eso había sido bochornoso, cuando me caí al principio la gente se rio de mí, porque debieron de pensar que era una patosa o que iba pedo y cuando vieron que no salía del agua se debieron de asustar un poco.

-No puedo creerme la suerte que tienen algunos, primero uno del grupo LEY, en concreto Ethan se fija en ti y luego Yerom. ¡Eres una zorra! -Esa era la chica que tuvo los santísimos cojones de tirarme al agua, y aún por encima se atrevía a reclamarme a mí, que ni siquiera se que era esa ley de la que hablaba ni de esos chicos.

-Aquí la única zorra psicópata eres tú, ya que me has tirado al agua por el simple hecho de que esos chicos se han cansado de ti y me miraron un segundo a la vez que a todas las demás chicas de la fiesta. -Al parecer esta gente aún ebria era muy curiosa y más si la chica que se acababa de caer al agua volvía a llamar la atención. Esta chica con la que estaba discutiendo se dio cuenta de que la acababa de dejar en ridículo delante de toda la gente allí estaba presente y me miró con un odio inmenso. Incluso después de que acabara de hablar levantó la mano hacia mí y cuando me iba a dar, se dio a si misma. La miré alucinando. ¿Se había vuelto loca o qué?

-Yerom, mira lo que me ha hecho esa perra. -No me lo podía creer, seguro que mis ojos en ese instante estaban por salirse de sus órbitas. ¿En serio se había pegado por un hombre a si misma? Definitivamente es una hipócrita e imbécil chavala, sin contar lo de ingenua porque todo el mundo había visto la escena que ella solita había montado.

-Yo pienso que la que es una perra masoquista es la persona que tira a alguien que no sabe nadar al agua y luego para fingir, se agrede a si misma. -¡Joder! Toma eso perra, te han dado de tu propia medicina. Pero antes de que pudiera decir ella nada él la cogió del brazo la acercó a él y le susurró algo en el oído. No sé lo que le diría pero eso la hizo enfurecer como una hidra aunque le obedeció. Después, él con una sonrisa en la cara, se acercó a mí y me tendió una toalla. -Ten cuidado, aquí hay gente de todas partes, con pasados cada cual más aterrador y no dudarán en aprovecharse o extorsionar a alguien. -Se giró y tal como había aparecido desapareció. No querría encontrármelo de noche, cosa que al parecer sucedería más tarde. Pero lo de los pasados es algo que no me da miedo ya que el mío propio e especialmente espinoso sin ir más lejos.

Hacía ya mucho que no veía a las chicas, no sé porqué pero eso no me tranquilizaba, si no que me ponía más nerviosa de lo que ya estaba.

-Ahh... -Me giré. ¿Acababa de oír un grito en la parte de arriba, verdad? Bueno, parece que ya la encontré. Corrí escaleras arriba aún toda empapada y con la toalla sobre los hombros. La escena me dejó sin palabras. Eso sí que no me lo esperaba. No sé si odiarlo o darle un premio por el mejor castigo de humillación a alguien.

Un hombre de pelo liso y largo de color castaño que le caía sobre los hombros, estaba sentado en una silla en la mitad de la habitación y tenía los pies sobre la espalda de mi amiga, cosa que era imposible de creer. ¿Antía rebajándose a ese nivel? Eso era imposible, algo muy malo estaba sucediendo. Miré a todos lados asustada y algo desesperada, buscando la manera de ayudarla. Pero sólo vi entre las personas que observaban la escena a  Lidia, la cual estaba retenida por su novio para que supuestamente no cometiera "la locura de salvar a su amiga de las garras de aquel bastardo" que seguramente tiene bastante fama y poder por aquí. Ella pasó de estar nerviosa a estar tranquila y con una mirada de lástima y dolor en sus ojos dirigida a nuestra amiga después de que su novio le susurrase algo al oído.

Entendía que no hiciese nada y a lo mejor habría sido mejor para todos que yo tampoco hubiese hecho nada, pero como ya había dicho en una ocasión, yo ya había deseado con ansias la muerte, y aquí estaba vivita y coleando, se que si no se quiere morir no hay que tentarla, pero si esta me perdonó en una ocasión por el dolor que me causaron mis padres, supongo que si esta vez lo hago para salvar a una amiga tampoco pasará nada. Y si no, me da igual, yo no voy a dejar pasar este tipo de cosas, no yo sabiéndolo y menos estando presente. Algunos dicen "yo pienso luego existo" pero yo creo que a veces es mejor no pesar las cosas y actuar porque hagamos lo que hagamos seguimos existiendo, como personas racionales o más sentimentales, pero existimos. 

-¡¿Qué crees qué estás haciendo?!

Su mirada chocó con la mía. Lo que no sabía era que no era el único de ese grupito llamado LEY que andaba por allí y que lo presenció todo.

 Todos los ojos de la sala me miraban con una mezcla de miedo y asombro en sus ojos, nadie se esperaba que alguien le plantase cara a uno de ellos. Estaba por estallar una guerra campal que era tan obvia como la ira contenida en los ojos de ese hombre.

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HOLA: Soy la autora, espero que estéis disfrutando de la historia y de esta maratón, porque la verdad es que aunque me encanta escribir la historia, debido al trabajo y a los exámenes me veo tan agobiada que no tengo últimamente mucha imaginación y no, no hago la historia sobre la marcha pero eso también afecta al transcurso de la historia.

Un beso a todos:

SACRED.

Memorias de un Fénix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora