Capítulo 8: ¡¿Antía, qué has hecho?!

12 3 0
                                    

-¡¿Qué crees qué estás haciendo?!

Su mirada chocó con la mía. Lo que no sabía era que no era el único de ese grupito llamado LEY que andaba por allí y que lo presenció todo.

Todos los ojos de la sala me miraban con una mezcla de miedo y asombro en sus ojos, nadie se esperaba que alguien le plantase cara a uno de ellos.

-¡¿Cómo puedes hacerle eso a una persona y más a mi amiga?! -Sus ojos ya no denotaban asombro, ahora me miraba con una divertida furia contenida, que hizo que apareciese una sonrisa en sus labios antes de hablar.

-Esta amiga tuya me debe mucho. -No pude evitar poner una expresión de aburrimiento y odio, ya suponía que iba a decir algo así, y mi ceja derecha se levantó inconscientemente por la intriga que me había dejado lo que había dicho.

-Y... ¿Ahora es cuando supuestamente, obiamente después de haberte hecho el interesante claro, me dices que ha hecho esta vez? -Su cara se puso roja de enfado, eso no se lo esperaba, la verdad es que ya estaba acostumbrada a meterme en problemas, por algo era abogada, para salir o intentar salir de ellos. Antes de que pudiese responder, una risa sonora resonó por toda la sala.

-¡Buenísimo! ¡Increíble! -Se secó una lágrima falsa o no tan falsa de la risa. -Hacía mucho  que alguien no me divertía tanto. Pero eso seguramente se acabará cuando sepas quiénes somos. ¡Lástima! -Se acercó a nosotros un chico moreno que había que decir que era guapísimo, tenía uno de esos peinados a la moda en el que se rapan los laterales de la cabeza, pero parecía que la moda se inspiraba en él ya que le quedaba como un guante.

"Y yo siempre de bocacha bocachanclas"

-¿Por qué se habría de acabar?  Sé que los dos sois de ese grupo llamado LEY y si no me equivoco tú debes de ser Ethan. -Me miró sorprendido. Para ser la primera vez que vienes a una fiesta de por aquí, estás bien informada. -Su sonrisa de suficiencia no desaparecía y eso empezaba a mosquearme. Pero no era la única. Ese idiota al que empezamos a ignorar quería decir algo, pero antes de oírlo a él también decidí pasar de él.

-No te creas, la verdad es que sólo sé que debéis de ser guapos y poderosos porque una de vuestras zorras me tiró al agua por vosotros sin yo siquiera saber que existíais. ¡Qué se le va ha hacer, tuvo que recibir lo suyo por imbécil.

-Al parecer eres una chica de duras palabras, ¿eh? -Parecía empezar a aburrirse y cansarse de la conversación.

-Ah y por si no fuera poco, ese imbécil de vuestro amigo que ni siquiera sé su nombre, tiene tan arraigado en su mente que las mujeres supuestamente "sólo están para servirlo" que ha humillado a mi amiga. Así que dile que la deje en paz y si es por algún motivo yo me encargaré de todo. Ahora, ¡Todo el mundo fuera!- Todo el mundo me miró como si estuviera loca y  nadie se movió porque al parecer estaban disfrutando del espectáculo.

-¿Por qué tendrían que irse? ¿No quieres que disfruten tu humillación cómo cuándo te tiraron al agua? -Lo miré con una sonrisa en la cara y una mirada de reto en los ojos, ninguno de los dos iba a dar su brazo a torcer. Pero lo terminé todo con una simple frase.

-Vamos ha hacer negocios. -Una sonrisa se extendió en su cara.

-¡¿No lo habéis oído, ha dicho que todo el mundo fuera?! -Todo el mundo salió de allí despavorido aunque aún escuché algunos murmullos. -Esa es mi frase favorita. Acompáñame.

-¡Hey, Ethan! -Ese idiota estaba ya de pie permitiendo a mi amiga que se levantara y corriera hacia mí. -¡Tenías que dejarme a mí también burlarme de ella! -Mi cara fue de pasmo total, ¿Había hablado como un niño de cinco años? -Y de esos negociosos entre ella y yo -me señaló -me encargo yo. -Su voz sonaba seria y ronca. Este chico era más bipolar que una veleta movida por el viento.

-Leo, ahora has dejado tu bipolaridad al descubierto, sólo dale el puñal y extiende los brazos, ¡Imbécil! -Se me escapó una pequeña sonrisa. 

-¡No soy bipolar! -Otra vez el niño pequeño.

-Y tú no te rías que cuando las mujeres tenéis el período sois peores que este imbécil.

-Eso es mentira, primero no existe ninguna persona igual a otra y segundo eres un machista de mierda, no tienes ningún derecho a decir eso de las mujeres porque no es verdad. No todos los hombres son "normales" -Dije esto último haciendo comillas con los dedos y continué. -Además de que por estadística está demostrado que las enfermedades relacionadas con la cabeza afectan mucho más a los hombres, demencia, locura, etc.

Me miró, sabía que tenía razón pero por supuesto su orgullo de "hombre" no se lo permitía, ¿Veis a dónde quería llegar? Los estereotipos sólo clasifican de una manera grotesca la sociedad en la que vivimos y como ya está demostrado, es una sociedad que infravalora y se aprovecha de la mujer.

-Me aburro, sígueme de una vez y hablemos de algo interesante. -¡Estúpido! El imbécil 2 salió de la habitación y el imbécil 1 volvió a acercarse a Antía antes de seguir a su amigo.

-¡Qué lástima! Se dice que las que tienen garras son ardientes en la cama. -Cuando dijo eso estuve a punto de mandarlo directo al infierno y por su puesto sin descendencia porque juro que hasta su maldad diciendo aquello brillaba en sus ojos. Eso sí, yo no pude evitar que me saliera ese tic en el ojo que tengo cuando algo me estresa tanto que la situación me puede. Este me miró y al ver que había llegado al límite de mi paciencia se dio la vuelta y siguió el mismo camino que el otro imbécil. Esta negociación va a ser muy larga, complicada y sobre todo muy peligrosa, porque aunque no lo parezca, estos chavales malcriados tienen dinero y contactos.

-¿¡Estás bien Antía?!

CONTINUARÁ...

***********************************************************************************************

Hola, soy la autora, espero que os esté gustando la historia, mañana continuamos con el tercer día de maratón, un beso mis bichitos.

SACRED.


Memorias de un Fénix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora