Roxanna Adam.
Me siento en mi peinadora para mirar mi reflejo en el espejo, pero me quedo mirando un punto fijo en la nada reflexionando sobre lo que mi tía me hará o mejor dicho nos hará hacer.
Hoy será el día en el que mi hermano Ryan y yo regresamos al instituto reintegrándonos en la sociedad desde aquel terrible suceso; mi hermano y yo estuvimos en el gran incendio de Castle en el que el histórico castillo quedó reducido en cenizas con parte del personal que trabajaba ahí incluidos nuestros padres.
Hace un largo tiempo desde que mi mellizo y yo no salimos y hace aún más tiempo que no vemos un salón de clases, hace tanto que no salimos que ya he olvidado algunos hábitos que son considerados normales, por lo tanto tengo algo de nervios por lo que vamos a hacer hoy.
Ryan se apoya en el marco de mi puerta vistiendo un pantalón negro ajustado y una camisa de mangas largas igual negra: su rojizo cabello esta hacia arriba peinado a la perfección, no tiene ni un solo mechón de cabello fuera de su elegante y hermoso peinado, sus ojos azules me miran con aprobación, yo voy vestida igual a él solo que llevo un abrigo negro ajustado al cuerpo y mi melena pelirroja cae por atrás de mis hombros y a ambos lados de mi rostro. Me pongo de pie, cogiendo mi chaqueta y la mochila que descansa sobre la cama, la engancho en mis hombros mientras bajamos por la enorme escalera de mármol.
—Buen día mis amores— saluda la tía Teresa apenas entramos en la cocina.
Ryan corresponde con naturalidad fingida, tomó asiento frente a mi primo Sebastian quien comparte una mirada conmigo, ninguno de los dos se preocupa o quiere fingir, no cuando solo estamos nosotros.
Sebas termina su desayuno por lo que rápidamente nos ponemos en marcha camino al instituto, Ryan y yo somos de pocas palabras, de hecho, no solemos ser muy comunicativos ni siquiera entre nosotros, no hace falta ya que nos entendemos a la perfección y Sebastian es como nosotros de poco comunicativo, gracias a eso el silencioso camino no fue nada incómodo.
Al llegar al instituto Ryan y yo bajamos del auto de Sebastian robandonos las miradas de todos los que se encontraban en el estacionamiento, las miradas y habló literalmente de todos se posaron en nosotros, para nosotros esto no es nuevo por lo que actuamos con la naturalidad debida. En el estacionamiento hay algunas personas conversando y voltean a vernos, en los pasillos por igual, ni siquiera porque el timbre suena continúan en lo suyo, no, ellos tienen que mirarnos.
—Debemos ir por sus horarios y las notas permisivas— aclara Sebastián ignorando el timbre.
Sebas nos dirige a la dirección aun con las miradas de todos sobre nosotros, al pasar por los pasillos las personas en él hacían silencio y volteaban a vernos, nos miran como la cosa más extraña o extraordinaria que han visto o simplemente porque ellos tienen que vernos.
Al llegar a la dirección la secretaria era algo joven unos veinticinco o veintiséis años, tenía el cabello negro y la vista en el ordenador o eso asumo por la luz que se refleja en su rostro, Ryan aclaró su garganta llamando su atención, su mirada se posa en mí y luego en mi hermano y primo. Lo mira con cierto brillo en los ojos que yo definiría como fascinación mientras que Ryan y Sebastian permanecen inexpresivos.
—Disculpe, somos los mellizos Adam y venimos por nuestras cosas— le dice Ryan con su grave, varonil e indiferente voz.
—Si claro aquí los tengo— nos entrega unos papeles los cuales no dudo en revisar de inmediato ignorándolos. Ryan me agarra del brazo y me guía hasta afuera donde las miradas de todos vuelven a nosotros.
Sebastian nos enseña lo básico de la ubicación de algunos salones mientras nos encamina a nuestro salón, al llegar entramos al salón de clases el cual literalmente se inmoviliza al instante, las personas dejan de hacer lo que hacen solo para mirarnos. Sebastian le entrega una nota al profesor la cual lee de forma silenciosa y vuelve a entregársela.
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Castle
Mystery / ThrillerEllos ocultan algo. Ellos son diferentes. Ellos están mintiendo. Ellos son misteriosos. Ellos saben algo que tu no. Ellos son más listos que el resto. Ellos simplemente son perfectos, por alguna extraña y absurda razón.