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El beso fue intesificandose mucho más de lo planeado. Las manos de Podrick jugaban con el vestido de Arya, mientras ella desabrochaba los botones de su traje.
Pero ambos pararon al escuchar ruidos detras de la puerta. El corrió al otro lado de la habitación, con su cara frente la pared y ella luchaba por abrochar su vestido.
Sansa entró por la puerta y miró confundida la imágen frente a ella.

- ¿Todo está bien aquí? -frunce su ceño divertida-

- Mi lady... yo, yo.... -tartamudeó Podrick con su cara todavía frente a la pared pero Sansa podría imaginar lo sanrojado que debería estar-

- Quería quitarme el vestido y le pedí a Podrick que se girara para tener más privacidad -dijo Arya mientras trataba de regular su respiración y su cara estaba roja y sudorosa-

- Si, seguro... -Sansa ocultaba sus ganas de reirse- Los caballeros se están empezando a perder el control por el alcohol y necesitan tu ayuda Ser Podrick, supongo que Arya podrá quitarse el vestido luego -guiña un ojo y se va de ahí-

- ¿Ella sabe? -él se da vuelta aún con la cara roja-

- No tuve que decirlo, se dió cuenta
-dice recuperandose de la vergüenza que acababa de pasar-

- Debemos ser mas discretos, tendremos que parar -le da un beso en la frente y se gira para irse pero Arya lo detiene y lo empuja cerca de ella-

- Ven a verme una hora después de que termine la fiesta -dijo ella besándolo-

- ¿Por qué? -pregunta confundido-

- Ni el rugido de un dragón los despertará a esa hora -le guiña un ojo-ahora ve -le da un último beso y Podrick sale de ahí con una sonrisa en su rostro-

Nadie noto su expresión cuando bajó por las escaleras, excepto una persona, Gendry. Vigilaba la escalera por si había alguna noticia de Arya, pero se llevó una sorpresa al ver al ver al escudero bajar con una gran sonrisa y su cara sonrojada.

La fiesta concluyó y Podrick, obediente, esperó qué pasara una hora para acercarse a los aposentos de su amada. Tocó la puerta suavemente, procurando no hacer mucho ruido.
La puerta se abrió un poco y no había nadie detrás de ésta. Entró y vió a Arya a un lado de el, llevaba solo una túnica hecha de una tela fina casi transparente, podía ver su cuerpo completamente desnudo.
No era devoto a los siete, ni a los antiguos dioses. Pero si alguno puso a Arya en este mundo, estaba agradecido.

- ¿Costumbras a estar con esas pintas? -bromea nervioso, las cosas que desearía estar haciéndole a esa muchacha son incontables-

- Lo uso todos los días, debe ser por eso que los obreros se emocionan al verme pasear -bromea ella también, riendo con ternura hacia él-

- Eso cambiaría si estuviera aquí
-rodea la pequeña cintura de Arya con sus brazos-

- ¿A sí? ¿Qué harías? ¿Me tendrías encerrada aquí? ¿Como si fuera una lady indefensa? -comienza a besar su cuello-

- Exacto, te tendría en esta misma habitación, con esa misma túnica, cada día de tu vida -baja sus manos para llegar a la parte baja de su espalda- y yo los pasaría contigo
-aprieta su glúteo y Arya suelta un pequeño gemido casi inaudible sobre su cuello-

- ¿Y qué haríamos? -deja besos húmedos detrás de la oreja de Podrick terminando con su paciencia-

La toma por los muslos, rodeando las piernas de ella sobre su cintura, comienza a besarla como si su vida dependiera de ello. El gruñía y ella gemía mientras tiraba su cabeza hacía atrás para darle acceso a su cuello. Podrick se acercó a la cama y la tiró allí, no de una manera violenta sino de una manera sedienta.

Sabían que todos estaban en un profundo sueño así que no se molestaron en callar sus gemidos. Lo que tomó de sorpresa a Gendry que estaba pasando por los pasillos, preparándose para visitar a Arya. Al escuchar los extraños sonidos provenientes de su recámara, se asustó, creía que algo pasaba. Pero al llegar a la puerta reconoció un sonido familiar, los gemidos de Arya Stark. La puerta estaba mal cerrada así que asomó su cabeza y pudo ver la traición. Los cuerpos de su amada con el escudero, juntos, desnudos.

Bastard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora