Janet - SAGA APASIONADAS (Romance +18) Libro 2

1- Recuerdos

¿Qué es el tiempo? Una seguidilla de horas, minutos y segundos en donde pocos tenían sentido y solo adornaban su existencia recordándole que aún continuaba en este mundo

Janet miró su reloj, en diez horas llegaría a Texas. ¿Cuánto había pasado de la última vez que estuvo allí?

¿Diez años? ¿por qué el dolor afloraba nuevamente? ¿por qué las pinceladas de tristeza habían comenzado a marcar su cuerpo incluso antes de aterrizar nuevamente en esas tierras?, y lo más preocupante de todo, ¿por qué su cuerpo palpitaba de excitación al saber que se encontraría nuevamente con él?

Y fue entonces, cuando un sinnúmero de recuerdos la invadieron, cobijándola, mostrándole que estaba viva y que el amor por aquel hombre no se había extinguido...

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Jamás me consideré demasiado inteligente en temas románticos, de hecho, mi casi nula experiencia en la temática me volvía a veces agresiva, cuando un hombre trataba de acercarse.

Eso no me detuvo para conquistar al hombre más guapo de la escuela, el bastardo Jason Lawrence, capitán del equipo de natación, alto, musculoso, rubio, de ojos azules, un total cabeza hueca que no era capaz de mantener su pene en los pantalones, pero, supongo que, cuando aceptas a alguien en tu vida, compras el paquete completo, y fue lo que hice.

Siempre supe que no sería una supermodelo, con mi cuerpo curvilíneo, sin importar las horas que me pasara en el gimnasio haciendo kickboxing. Con una altura de un metro setenta y cinco, cien centímetros de cadera, complementado con una delantera del mismo tamaño y una cintura demasiado pequeña que hacía que todos mis pantalones tuvieran que ser zurcidos en esa zona, de lo contrario quedaban excesivamente sueltos, sí, el famoso chiste "si tu culo fuera pan no habría hambre en el mundo" me provocaba de todo, menos risa

Entonces allí me encontraba, dando golpe tras golpe a la bolsa de box sostenida por mi gran y único amigo, debo decir, Mark Sullivan.

- Ya para campeona, vas a lesionarte

- Claro que no, estoy perfectamente bien...

- ¿En serio?, llevas una hora sin detenerte, ¿qué pasa? ¿problemas en el paraíso? – el golpe fulminante al saco en ese instante hizo que el tipo diera unos cuantos pasos hacia atrás

- Lo siento...en verdad...

Nos quedamos en silencio, Mark acercó una toalla y la colocó en mi cuello

- Hora de descansar, vamos a comer algo y me cuentas

- Marky, no tengo ganas de hablar

- ¿Tan mal?

- En verdad no lo sé

- Te espero en una hora en la cafetería...

No tenía muchas opciones cuando se trataba de Mark, ni siquiera podía guardar un secreto, leía cada gesto, cada reacción corporal, era, a un punto, escalofriante lo cercanos que éramos.

Entonces allí estaba, con mi amigo frente a mí, esperando que las palabras rodaran.

- ¿Y bien?

- Mark...

- Lo que sea, sabes que puedo ayudarte...

- Es Jason