12- Calor

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Las luces de la ciudad se veían tan hermosas desde el balcón de su habitación, la luna cubriendo todos aquellos espacios oscuros en la recámara. Janet se había quitado el molesto vestido y se encontraba en ropa interior, demasiado sexy para la soledad de la noche, con un liguero que acompañaba el atuendo de encaje color negro. Su piel lucía más nívea, acarició su pecho y llevó sus manos hacia su cuello, cerrando sus ojos, deseando, anhelando, mientras una suave brisa ingresaba y le daba algo de alivio.

Dos golpes en la puerta y supo que esa noche sería un infierno. Lo conocía, la espera no se le daba bien a ninguno de los dos. Cuando estaban juntos no pensaban en las consecuencias. Mark le había dicho que le demostraría que era la única mujer que él deseaba, no sabía cómo lo haría, pero el muchacho no estaba para hacer promesas vacías

Se acomodó el liguero y las pantaletas que tenía encima de él, se puso de pie y abrió la puerta. La mirada de Mark profanando cada rincón de su estructura, volviéndose oscura, tan excitado, los pequeños bordes de encaje contorneando el raso, aquellas piernas largas que adoraba mordisquear y marcar, era increíble lo rápido que se ponía erecto frente a ella

- Dime que es a mí a quien esperabas...- la voz dolida del chico hizo a Janet reaccionar rápidamente atrayéndolo de la camisa hacia ella y dejando un lametazo en sus labios

- ¿A quién más podría esperar así? – Mark llevó las manos hacia la estrecha cintura y la unió más a él, disfrutando el calor que emanaba de ese cuerpo, el olor almizclado y a champagne que se fundía con un suave aroma floral avainillado, Dios, siempre era tan bueno con ella, ¿cómo podría saciarse de ese cuerpo alguna vez?

El muchacho trató de guiarla hacia la cama, pero ella lo detuvo.

- No, lo quiero a mi manera hoy – Mark estaba tan urgido, su mente en blanco, sólo asintiendo a cada cosa que la rubia decía.

Janet fijó sus ojos desafiantes sobre él, llevó el dedo medio e índice a su boca y los chupó para luego, hacerlos descender hacia su pecho, llevó su mano libre hacia el broche del sostén dejándolo caer al piso. La manzana de Adán del hombre subía y bajaba, la respiración acelerándose a tal punto que creía que moriría de un infarto.

- Dime Marky, ¿te gusta lo que ves? – una risilla se escapó de sus labios mientras apretaba el borde la cama, esperando el próximo movimiento de la chica, aquel que lo hiciera avanzar.

Janet dio media vuelta y se apoyó sobre la fría pared, empinando su trasero. La salivación de Mark era incontrolable, como si se tratara de una bestia en celo, iba a destrozarla, no podría ser cuidadoso, no cuando aquel sueño húmedo en tacones y encaje se le ofrecía sin pudores, con su torso completamente apoyado a la pared blanca que hacía el contraste más espectacular que hubiera visto con el juego de ropa interior

Apenas respirando se quitó la camisa, el pantalón y el bóxer sin despegar la vista de aquella mujer que gemía, tan necesitada de contacto. Se acercó lentamente, su erección le dolía, la afirmó entre las nalgas, en la separación de estas y sin quitar las bragas comenzó a frotar su pene en ella. Janet rasguñó la superficie fría sobre la que se apoyaba, llevando su trasero hacia atrás, provocando que el contacto fuera más placentero.

Después de unos minutos, Mark se separó de ella, sólo para ponerse de rodillas y comenzar a succionar sobre aquella piel lechosa, mordisqueó las pantorrillas sobre las medias y con su lengua fue explorando hasta las nalgas, deslizando hacia un costado la diminuta tanga. Cuando Janet sintió la respiración de este en su estrecho orificio se relamió los labios y se dispuso a gozar aquel contacto.

- ¡Ah! – la lengua se movió sin problemas, enroscándose sin piedad en cada pliegue, haciendo que las piernas se volvieran trémulas, un dedo travieso exploraba entre sus labios vaginales, en círculos hasta que se hundió completamente.

Janet - SAGA APASIONADAS (Romance +18) Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora