Frio.

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Me despierto, abro lo ojos y veo el techo blanco, ese pálido y frío techo que de alguna manera me es confortable. Me desperté porque hace un frío de los mil demonios y por los gritos de mi madre "Martín levánte", pero me niego, hace tanto frío que prefiero seguir acostado

Me es muy raro, no puedo escribir, no puedo pensar en otra cosa que no sea un café, un cigarro o en mi examen ¡Maldita sea y en ella¡ tengo en la mente sus últimas palabra, frías y secas palabras. Sinceramente no me duelen, me molestan, me enojan al grado que de querer golpearla, azotarla,estrangularla, pero al mismo tiempo siento ganas de besarla,tocar su cabello y recorrer su cuerpo con las yemas de mis dedos, pero no, no puedo, soy un gran cobarde, un gran imbécil creo yo.

-El gran cobarde que te sigue queriendo.

Cartas a nadie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora