Capítulo 3

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Narra Richie

Luego de conseguir un par de helados, Bev y yo nos sentamos en uno de los bancos del parque. Comimos en silencio unos instantes, mirando a la gente que paseaba. Esperaba que los chicos no nos vieran aquí, se harían una idea equivocada, no quería desatar otra pelea que nos separase como la última vez.

—¿Se lo dirás?

Dijo de repente, negué con la cabeza sin saber si me miraba.

—¿Por qué no? No pierdes nada si lo haces.

—¿Y si todo se vuelve incomodo? No quiero que pase eso. Tampoco quiero que se termine alejando.

—Pero si no le dices, no sabrás si te corresponde o no —sonrió—. Tu helado se derrite, Richie.

—Mierda —comencé a lamer el cono y mi mano. Bev me extendió su servilleta—. Gracias.

Me apresuré a terminar de comer y me limpié la mano.

—No creo que él me corresponda, estoy seguro que me diría: "eso es asqueroso, Richie".

—Solo inténtalo —sonrió—. Vamos con los chicos.

Asentí, ella terminó su helado mientras nos acercábamos a nuestras bicicletas. Nos dirigimos primero a la casa club, que estaba vacía. Luego nos dirigimos al lago, allí solo se encontraban Ben, Stan y Eddie sentados en las rocas.

—¿Dónde están Bill y Mike? —preguntó Bev.

—Fueron a buscarlos. ¿Dónde estaban?

Preguntó Ben. Dirigí la mirada a Eddie como por inercia, él nos miraba algo serio.

—Fuimos por un helado. Necesitábamos hablar de algunas cosas.

Contestó Bev. La mirada de Eddie se clavó en mí junto con la de Ben. ¡Perfecto! Exactamente lo que quería, que se hicieran ideas equivocadas de nosotros. Me senté junto a Eddie completamente en silencio y sin valor de mirarlo de nuevo. Aún así, sentí su mirada clavada en mí. Me sentía bastante incómodo estando cerca de él. Pronto llegaron Bill y Mike con varias bolsas de dulces y frituras, y unas cuantas gaseosas. La tensión que sentía desapareció cuando comenzamos a bromear y simplemente pasar el tiempo. Bill y yo nos dedicamos a molestar a Eddie nuevamente llamándolo "osito Eddie" como lo hacía su madre. Cuando el sol comenzó a ocultarse, los chicos comenzaron a irse, dejándonos solos a Eddie y a mí. Los nervios volvieron a aparecer por culpa de las palabras de Bev, que no hacían más que repetirse una y otra vez en mi cabeza. ¿Debo decirle lo que sentía? Lo miré abriendo la boca para hablar, pero él se me adelantó.

—Se han hecho muy cercanos Beverly y tú, ¿no?

Cerré la boca al instante. ¿Por qué se veía tan serio al preguntar eso? De repente no conocía al Eddie que tenía al lado. No era la primera vez que lo veía serio, pero sí era la primera vez que se ponía así conmigo.

—Somos amigos.

Me miró frunciendo el ceño levemente.

—Pasan mucho tiempo juntos estos días, Richie. Sin contar que parece que ocultas algo —soltó un suspiro y se levantó—. Siempre me has contado todo lo que te sucedía y ahora, repentinamente, luego de irte a solas con Beverly, te alejas de mí —desvió la mirada.

—Espera. ¿Qué? ¿Qué es todo esto, Eds? —me levanté también quedando justo frente a él—. ¿Te has enojado porque paso un poco más de tiempo con Beverly? Eds, necesito que ella me aconseje sobre algo, eso es todo, no tienes porqué enojarte.

—No parece que sean solo amigos. De verdad, Richie.

Empezó a caminar en dirección al camino principal.

—Eddie, espera, te llevaré hasta tu casa —siguió caminando sin prestarme atención—. Eddie.

Paró en seco, haciendo que tuviera que apartarme un poco para evitar chocarlo.

—No quiero ir contigo, déjame en paz, ¿quieres?

Se dirigió directamente hacia donde siempre dejábamos nuestras bicicletas. Me limité a soltar un suspiro pesado. No entendía qué acababa de pasar. Tampoco entendía por qué Eddie se comportaba así. Decidí dirigirme a mi casa, mañana iría a buscar a Bev para contarle lo que sucedió con él.

***

Me senté junto a Beverly fuera de su casa completamente en silencio. Todavía intentaba entender lo que me había dicho Eddie ayer. Prendió un cigarrillo y, luego de soltar la primera bocanada de humo, me miró con una sonrisa.

—Creo que Eddie está celoso —se llevó el cigarrillo a la boca de nuevo.

—¿Celoso? Bev, no seas tonta, Eddie no puede estar celoso —bajé la mirada—. Solo estaría celoso si sintiera algo por mí y ayer me pidió que lo dejase en paz, no creo que hoy quiera verme.

Acomodé mis anteojos, sentí como ella recostaba su cabeza en mi hombro.

—Estoy segura que no quiere que te alejes de él realmente.

Se levantó, se paró frente a mí y colocó su mano en mi hombro, levanté la mirada hacia ella consiguiendo que me sonriera.

—Que esto no te desanime, Richie, ustedes deben estar juntos.

Enfatizó especialmente el "deben". Asentí, aunque seguía sin estar muy seguro de lo que me estaba diciendo.

—Bien, es hora de que me vaya, Ben me ha invitado a tomar algo —sonrió—. Tú ve con Eddie y pasen tiempo juntos antes que Bill comience a reclutarnos para ir a la casa club.

Me tomó de la muñeca haciendo que me levantase de las escaleras.

—Supongo que nos vemos luego, Bev. Ya te contaré que tal me ha ido con Eddie.

La saludé con la mano y me dirigí hasta mi bicicleta. Fui lo más rápido que pude hasta la casa de Eddie, pero me quedé en la calle frente a esta meditando si llamar a la puerta o no. Bajé la mirada acobardándome de tocar. Decidí ir directamente a la casa club, los demás irían en poco allí, seguramente no estaría solo mucho tiempo. Una vez en la casa club, me acosté en la hamaca y tomé uno de los cómics que tenía aquí. Pasaron unas cuantas horas hasta que los demás aparecieron en la casa club, al verme, todos me saludaron, a excepción de Eddie, quien solo se sentó junto con Mike a discutir que casete poner, solté un suspiro pesado ante su reacción y volví a centrarme en mi cómic, intentando no pensar demasiado en la situación con Eddie.

—Veo que no le has hablado —escuché a Bev susurrarme—. Deberías hacerlo, así al menos las cosas no estarán tan tensas.

—No lo haré. No querrá arreglar las cosas, lo sé.

Le susurré. Ambos nos volteamos hacia Eddie, quien nos miraba fijamente.

—Son celos —¿por qué insistía?—. Si no hablas tú, lo haré yo.

Me levanté prácticamente de un salto de la hamaca.

—Está bien, lo haré yo.

Me puse los zapatos rápidamente y, siendo un manojo de nervios, me acerqué a Eddie. Tragué saliva cuando me dirigió la mirada. No podía creer que Beverly me había orillado a esto con solo una amenaza.

—¿Podemos hablar? No te quitaré mucho tiempo.

Me miró unos instantes antes de asentir sin pronunciar palabra. Ambos salimos de la casa club, lo tomé de la muñeca y me alejé un poco para que los demás no pudieran escucharnos.

—¿Qué quieres? —preguntó cuando nos detuvimos, me mordí el labio inferior nervioso—. ¿Quieres restregarme que tan bien van las cosas con Beverly?

Solté un suspiro sin saber qué decirle. No quería arruinar nuestra amistad con esto, no me gustaría que terminase alejándose de mí, pero era algo que terminaría sabiendo, por mi boca o por la de Beverly. Tomé coraje inhalando profundo antes de mirarlo fijamente a los ojos.  

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Muy buenas~ acá traigo el nuevo capítulo. Espero que les guste tanto como a mi me gustó escribirlo. Se les agradecen muchísimo los votos y comentarios.  

No quiero callarlo [Reddie parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora