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Hoseok había memorizado casi todos los títulos de las revistas del quiosco, también los que estaban en idiomas que no hablaba. No había llegado más de cinco minutos antes de que el avión aterrizara, pero se hacían los cinco minutos más largos de la existencia. Y si, Hoseok sabía que iban a ser más de cinco minutos. Había revisado las pantallas con el número de vuelo que Hyunwoo le había dado y aunque estuvieran aterrizando, se hacía eterno esperar.

¿Qué eran veinte minutos o una hora después de meses de llamadas intermitentes y mensajes de texto? No debía suponer tanta tortura, pero ahí estaba comiéndose las uñas y a punto de tirarse de los pelos. ¿Y si Hyunwoo había cambiado de idea y se marchaba a Brisbane?

— ¿Te vas a calmar? — le dijo Kihyun para soltar un suspiro después.

Hoseok asintió y siguió mirando el reloj y después girándose hacia la pantalla de llegadas. Estaban delante de la puerta por la que suponía que saldría, pero no llegaba y era francamente agotador para el chico que se desesperaba al pensar en los selfies que había mandado, especialmente los que tenían a Minhyuk detrás. 

Se centraba en pensar en las fotos de ramen de varios locales de Japón, que venían todas con un "tenemos que venir aquí un día" o " Me hace pensar en ti" y las conversaciones en voz baja en el baño del hotel, solo interrumpidas cuando Eunseo y Minhyuk golpeaban la puerta para gritar "¿Estás hablando ya otra vez con Hoseok?" y "Mis saludos a tu novio tonto" en las que Hyunwoo se reía y le decía que el viaje hubiera sido mucho mejor si hubiera ido con ellos.

— Toma — dijo Seunhee apareciendo de la nada. Llevaba unas bolsas con sándwiches de cangrejo y le entregó uno a Hoseok que se quedó completamente congelado —. No es bueno comer cuando estás nervioso, pero relaja mucho.

Hoseok asintió y abrió su sándwich para devolvérselo a Seunghee casi tan pronto como lo había abierto. Casi a la vez que el plástico se despegaba de la carcasa, las puertas de llegada se abrían y... Hoseok se decepcionó. Era una turista, no era Hyunwoo.

— Es su vuelo — dijo Kihyun sin que ninguno de los presentes supiera como lo sabía. Tanto Seunghee como Hoseok lo miraron confuso y Kihyun asintió con total suficiencia —. Llevan el número de vuelo en las maletas.

— No todos tenemos vista de halcón — recriminó Hoseok por lo bajo haciendo reír a Seunghee, que le devolvió el sándwich.

Hoseok se centró en el sándwich hasta que las puertas se volvieron a abrir, y tampoco era Hyunwoo. La espera era larga e interminable, y finalmente parecía que nadie más salía por allí cuando Hoseok miró a sus compañeros a la espera de una respuesta. ¿Cómo podía ser? Por un segundo Hoseok se alegraba de que Seunghee y Kihyun estuvieran allí, porque de lo contrario estaría pensando que Hyunwoo había decidido no subir al avión en último minuto y...

— ¿Y si Hyunwoo decidió quedarse en Corea en el último minuto? — Preguntó Kihyun.

— Se ha ido a Brisbane — dijo Seunghee —. Como ahora no tiene por qué preocuparse por el dinero porque su hermana le pasa una parte de lo que sacan con el motel.

Hoseok negó con la cabeza. No, no y no, aquel era un motivo por el cual podía volver a Perth y no tener que irse a trabajar con Jihyun a Brisbane.

— ¿Os queréis callar? — se molestó Hoseok. Seguía mirando la puerta, que no se abría y se sentía claramente frustrado —. Hyunwoo no haría nada de todo eso sin decírnoslo.

Los otros dos se miraron y rieron, mientras Hoseok seguía mirando la puerta. Ni parpadeó cuando se abrió y de verdad apareció Hyunwoo con una maleta enorme detrás de él, además de su mochila.

A little something   - showhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora