Capítulo 2

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David

Después de recuperarme del golpe que me propinó Isabella, me fui a una de las casas de seguridad que tengo en Culiacán, en estos momentos no buscaba quien me la hizo, si no quien me la pagará.

- ¿Cómo carajos se atreve a golpearme? - pensé.

Llegamos a la casa de seguridad y uno de mis hombres me abre la puerta de la camioneta, le entrego las llaves para que la estacione.

- ¿Dónde está el hijo de perra? - pregunte con un tono firme y fuerte.

- Está en el sótano, patrón - contesto en un tono tranquilo, pero aún así se podía persivir su miedo.

Me dirijo al sótano donde se encuentra Ramírez, el cabron se paso de listo, mira que quererme traicionar a mi, definitivamente disfruto de matar a los traidores, así que está noche será fiesta para mí. Llegó al sótano donde ya se encuentra Ramírez amordazado a una silla y con alguno que otro golpe en la cara, en cuanto me ve comienza a alterarse y a llorar cuál marica es.

Me acerco a una mesa donde se encuentra un paquete de cocaína y una botella de whisky, inhaló de aquel polvo blanco para ponerme al cien y comenzar con la fiesta, voy hacia donde está Ramírez y le quitó el trapo de la boca.

- Ramírez ¿Cómo estás? Mis hombres te han tratado bien, supongo que si - dije en tono burlón - Quiero que me expliques ¿Porqué me traicionaste? Te he apoyado desde que eras un crío, ganabas lo suficiente conmigo, dime tus motivos - dije mientras tomaba una navaja.

Ramírez era uno de mis mejores sicarios, lo reclute cuando tenía a penas diez años de edad, obviamente no lo mandaba a operaciones difíciles, siempre lo utilicé como mula o chivo, conforme fue creciendo fui viendo su valentía por ello le fui enseñando el manejo de armas y claro del negocio, y ahora verlo con veinticinco años temblando en esa silla donde muchas veces torturamos a más de uno, me hace querer destriparlo.

- David, te juro que no quería entregarte pero ellos me amenazaron con hacerle daño a mi abuela y tú sabes que ella ha sido como mi mamá - dijo, pero no alcanzo a terminar de hablar, pues le propine un golpe que hizo que volteara la cara.

- ¿Cuánto te dieron por mi cabeza?- dije en tono desesperado.

- Una plaza en Rosarito y medio millón de pesos - dijo entre llanto.

- Jajajaja Ramírez ¿Que tan poco valgo? Te apuesto que esos hermanos Arellano, no te iban a dar ni las gracias - dije.

Con todo el coraje que sentí le clave la navaja en su pecho, lo mire directamente a sus ojos, mientras giraba la navaja provocándole más dolor, en la mesa había un bote con alcohol y se lo vacíe a la herida provocando que le ardiera, le di varios golpes con el puño cerrado directamente a su rostro como si de un costal de boxeo se tratara.

Lo desate de la silla y ordene a mis hombres que lo trajeran, nos dirigimos a la parte trasera del sótano y encendí una parrilla que teníamos para realizar este tipo de torturas, tome una de sus manos y se la puse directamente al fuego, vi como poco a poco su mano se iba inflando, olía como a cuero quemado hasta que explotó, tome la otra mano y la metí a la licuadora, la prendí y su mano fue destrozada por las azpas, tenía mi pecho y parte de mi rostro salpicado de sangre, Ramírez suplicaba que lo matará, pero yo no tenía planeado hacerlo, al menos no pronto.

Mis guardias lo levantaron del suelo, junto con Ramírez quien estaba como puta llorando, me siguieron a dónde estábamos, tire todo de la mesa, ordene que lo pusieran ahí y que le quitarán su pantalón junto con su boxer, con un cuchillo de carnicero comienzo a cortarle su hombría, sus gritos eran música para mis oidos, lo bajamos de la mesa y con una motosierra le corté ambos brazos, Ramírez quedó inconsciente pero aún estaba vivo.

Estaba limpiando la sangre de mis manos, cuando veo que baja Dayana, con su típico movimiento de caderas tan provocador, sinceramente la admiro ha sabido cómo mantenerse en este negocio, por ello le otorgue el manejo de una de las plazas de Tamaulipas y lo ha sabido llevar muy bien, va y viene de aquel estado, pareciera que no está al pendiente pero es todo lo contrario.

- Vaya David, no me invitaste a tu fiesta ¿Que hizo este perro? - dijo mientras lo jalaba del cabello.

- Traicionarme, nada más eso - conteste.

- ¿Que te parece si te ayudo a desestresarte? - dijo con una voz sensual.

Solo sonreí de lado pues me parecía una buena idea, tome mi pistola y le di el tiro de gracia a Ramírez, ordene a mis hombres que lo cortaran en pedazos y se lo llevarán al rancho de Joaquín Arellano. Le di una nalgada a Dayana para que caminara y nos fuéramos a mi despacho, de paso tome un paquete de cocaína y una botella de whisky.

Llegamos a mi despacho y me sirvo un vaso de whisky, Dayana imita mi acción, me siento en mi silla y rompo el paquete de cocaína e inhaló, no es por ser mamón pero sinceramente mi cartel maneja la mejor mercancía, Dayana se acerca a mi de forma sensual y se sienta en mis piernas, de igual forma inhala del polvo blanco.

- Dime David ¿Porque seguías ha aquella chica? - dijo con voz seductora.

- Isabella es una mujer muy hermosas, cada que la veo un escalofrío del bueno recorre mi piel, es mi pequeña y futura mujer - dije con tono tranquilo.

Dayana se levantó de mis piernas y rodeo el escritorio sentándose frente a mi, encendió un cigarro y bebió un poco de whisky.

- ¿Tu mujer? Por dios David es una niña teta ¿Que te puede dar ella? Tu necesitas a alguien valiente y salvaje, a alguien como yo ¿Entiendes? - dijo segura de ella misma.

- Te equivocas Dayana, yo necesito a alguien delicada y bella, alguien como Isabella - dije mientras inhalaba un poco más de cocaína.

- Pues el que sirve a dos amores, con alguno queda mal David - dijo mientras me apuntaba con su arma.

- Dayana ¿Que haces? Jajaja lárgate de mi vista antes que te corte en pedacitos y se los de a los perros y sabes que cumplo - dije en tono amenazador.

Dayana bajo su arma y salió apresurada de mi oficina.

- Mañana mismo serás mía Isabella - dije mientras seguía bebiendo y drogándome.

Hola 😊 les dejo otro capítulo espero les guste ❤️ nos leemos a la próxima ✌️ gracias.

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