Nuestro Amor Es Para Siempre | Descendientes

Escapada y Revelaciones

Mal

Evie y yo estuvimos toda la noche en los trajes para mis amigas, los cuales nos quedaron maravillosos. Tuve una pesadilla con mi madre gobernando Auradon y encerraba a los reyes, príncipes, y en especial a Ben. Me dolía verlo así, pero no podía hacer nada para ayudarlo.

Evie: ¡¡¡MAL!!! ¡¡Ya es tarde!! ¡¡Despierta!! – me gritaba mientras me sacudía lo más fuerte que podía, en cuanto abrí los ojos, le tiré mi almohada, luego de eso se fue a ver su ropa y ya de por si no había dormido bien, me levanté con mal genio - nos hemos perdido las tres primeras horas de clases. El profesor ya habrá mandado a alguien para buscarnos.

Al escuchar de las palabras me apresure a buscar ropa que al menos combinaran y a guardar los libros en mi mochila. Luego de arreglarnos, tocaron la puerta y al abrir me encontré con Ben sonriendo.

Ben: Buenos días chicas, ¿no deberían estar en clases? – se río un poco sabiendo que por esa razón él estaba ahí. Solté una pequeña risa mientras Evie le daba un último retoque a su maquillaje.
Evie: Sí, ahora mismo íbamos - agarró su mochila y se fue corriendo a clases, dejándonos a solos en la puerta.

Ben: ¿Nos vamos? - ofreciéndome su brazo, a lo que me sonrojé y solamente asentí con la cabeza. Nos dirigimos a la Preparatoria Auradon tomados de la mano. Apenas llegamos a la puerta del salón de historia, se me ocurrió la idea de no ingresar a clases y salir a pasear como solía hacer en mi anterior escuela. En cuanto me di media vuelta, Ben me agarró de la mano.

Ben: ¿A dónde vas? – me preguntó con curiosidad. Le conté mis planes y le sugerí que me acompañara. Aunque se negó, lo agarré con fuerza y lo arrastré.

Ben

Antes de que pudiera decir otra palabra, Mal me llevó a la fuerza hasta un parque cerca del museo de historia y cultura. Me soltó de su agarre y se sentó bajo un árbol. Sacó un cuaderno y comenzó a dibujar el paisaje.

Ben: Hay que regresar antes de que se den cuenta de nuestra ausencia – estaba nervioso. Era la primera vez que faltaba a clases, pero ella se veía de lo más tranquila, como si no le importara en lo más mínimo – nos vamos a meter en problemas – le advertí.
Mal: Hay que divertirnos. La vida es una sola y hay que disfrutarla todo lo que podamos. Pero si deseas, puedes regresarte – al ver que hablaba en serio, decidí quedarme con ella para que no se perdiera o le pasara algo malo.

Espero que nadie nos tome fotos – pensé mientras me sentaba a su lado.

Ella simplemente me sonrió y siguió dibujando el paisaje de tal manera que parecía sacado de una foto. Luego de un tiempo, decidimos dar un paseo en carruaje. Al estar a su lado, me sentía seguro y por alguna razón no podía quitar mi mirada de ella. Después, nos fuimos a una cafetería y comimos unos pastelitos mientras charlábamos sobre algunas anécdotas. La conocía a mayor profundidad de la que alguna vez conocí a Audrey. A pesar de habernos conocido desde siempre, sabía que no la conocía en verdad ni sus metas ni sus sueños, y ella tampoco conocía los míos. Simplemente estábamos juntos porque era algo que se esperaba de nosotros.

Mal: ¿Te sucede algo? Te quedaste mirándome fijamente – me sacó completamente de mis pensamientos. No me había dado cuenta de que la había estado mirando por un buen rato.
Ben: Estoy bien, solo que no podía evitar admirar tu belleza natural – dije mientras acomodaba un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Mal: ¿Qué? – no se había dado cuenta de que no llevaba nada de maquillaje, aunque no solía utilizar demasiado, siempre era uno muy natural – ¿Por qué no me dijiste antes? – al instante sacó un espejo y algo de maquillaje de su mochila. Tuve que detenerla antes de que se aplicara el polvo.

Ben: No te pongas nada, así como estás eres hermosa, y no solo por el exterior, también por el interior – al decir esto último señalé su corazón, a lo que ella abrió ampliamente los ojos, lo que me hizo soltar una pequeña risa – ¿Por qué te sorprende? Puedo ver que en tu corazón también eres hermosa eso es algo que aprendí de mis padres.