La Sorpresa

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Jane

Después de hablar con Evie y Lonnie, me puse a reflexionar sobre los sentimientos que tenía hacia Carlos y llegué a la conclusión de que me había enamorado de él. Organicé una pequeña pijamada con Lonnie y Carmen, mis mejores amigas, porque mis padres iban a llegar más tarde de lo habitual. Con Carmen, hija de Caperucita Roja, al estudiar en otra preparatoria, teníamos que ponernos al corriente. Ella ya sabía que habían llegado los VKs a nuestra preparatoria y se había preocupado por nuestra seguridad, así que tuvimos que tranquilizarla. Les conté sobre cómo me había enamorado de uno de ellos. Apenas empezaban a fastidiarme y hacerme muchas preguntas cuando de repente escuchamos el timbre. Al principio pensé que era mamá, que probablemente había olvidado sus llaves, pero en cuanto abrí la puerta, me di la sorpresa de que era Carlos. Creí que se me iba a dar un ataque.

Jane: Carlos, no te esperaba — intenté aguantar toda la emoción que sentía, pero aun así no pude evitar tartamudear un poco. Le hice una señal para que pasara; las chicas, al verlo, lo saludaron — ¿Sucede algo?
Carlos: Pues te olvidaste tu libro en la cafetería — dijo mientras sacaba el libro de su mochila. Mis amigas me empezaron a hacer señas, sabía que solo bromeaban, pero les hice la seña de que pararan — Supuse que lo necesitarías para prepararte para el examen de pasado mañana.
Jane: Gracias, no me había dado cuenta de que no estaba — agarré el libro de sus manos y, por un momento, nuestros dedos se rozaron. No pude evitar un leve sonrojo — ¿Nos acompañas un rato?

Se sentó al lado mío, y no dejaba de sonrojarme por tenerlo cerca. Ya de por sí era imposible no sentirme nerviosa cuando él estaba cerca. Sus ojos brillaban con una intensidad que me hacía perder la noción del tiempo, y cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo. Tragué saliva, tratando de calmar los nervios, pero sus labios curvados en una sonrisa suave y sincera hacían que todo mi esfuerzo fuera en vano.

Jane: Carlos, te presento a Carmen, la hija de Caperucita Roja — estuve tan concentrada en mis pensamientos que se me había pasado presentarlos. Ellos se dieron un apretón de manos — Él es el hijo de Cruella.
Carmen: Me estaban comentando que eres muy inteligente, que ya eres uno de los primeros en tus clases pese al poco tiempo de haber ingresado — eso era verdad, él se había puesto al corriente en todos los cursos, se ganó a todos los profesores, incluso a los estrictos y malhumorados.
Carlos: Me halagan, pero es verdad, en la isla me gustaban mucho los estudios, hasta me adelanté un año. Pero al tener diferentes cursos, decidieron que era mejor regresarme al que corresponde a mi edad — por su tono de voz se notaba su modestia y lo tierno que es. Lo que dijo nos sorprendió a todas, era obvio. No solo por el contenido de sus palabras, sino por la manera en que lo dijo — Igual no me molesto porque fue duro ponerme al día en los cursos.
Jane: No tenía ni idea — al salir del asombro, me fijé en la hora y me di cuenta de que era algo tarde — Se está haciendo tarde.
Carlos: Sí, me tengo que ir — se levantó y se despidió de las chicas. Lo acompañé hasta la puerta y nos despedimos con un beso en la mejilla. Después, las chicas me empezaron a fastidiar un poco.

Jay

Carlos regresó a la habitación con la cara de tonto, aunque hasta este punto ya no me sorprende mucho. Había estado así durante algunos días y siempre que le preguntaba no me respondía, pero en esta ocasión fue diferente.

Jay: ¿Qué te pasa? — dije mientras seguía jugando con los videojuegos que nos habían dado.
Carlos: Nada, estaba pensando en varias cosas — por su tono sabía a lo que se refería y quería fastidiarlo.
Jay: Como en Jane y Lizzie — esperaba que me lanzara algo, pero simplemente se echó en su cama. Ambas chicas eran tiernas y dulces, se podría decir que se parecían en ciertas cosas, pero eran completamente diferentes.
Carlos: Me siento como la espalda y la pared, ambas se parecen mucho
Jay: Te complicas mucho
Carlos: Cambiando de tema, ¿te acuerdas cuando nos conocimos? — iba a aceptar que evitara el tema, pero sabía que tarde o temprano íbamos a tener que hablarlo.
Jay: Lo recuerdo como si fuera ayer — solté una pequeña risa al recordarlo y dejé lo que estaba haciendo.

Nuestro Amor Es Para Siempre | DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora