CAPITULO 3: AMOR

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BELLA

Me sentía tan completa que me asustaba.

Sonreí al imaginar el rostro de Alice cuando le contara que todo lo que dijo había sucedido. Sí, ella saltaría de felicidad por todo el castillo.

¿En qué momento fui vencida? ¿Cuándo caí al suelo o cuando dejé que él me besara?

En cualquier caso ya le pertenecía.

— ¿Estás despierta?— preguntó otra vez depositando un suave beso en mis cabellos. Acomodó un mechón detrás de mi oreja y sentí que me miraba. Podía ver su rostro perfecto, el fuego a nuestro alrededor aún no se había extinguido, parecía que no se apagaría esta noche.

—Duermo muy poco— le dije perdiéndome en el extraño color de sus ojos. Sonrió abiertamente y tomó una de mis manos para besarme el dorso.

—Yo quisiera dormir mucho pero Carlisle me despierta antes del amanecer y si no me levanto me echa un cubo de agua fría— parecía tan feliz como yo.

—Quien es Carlisle?— pregunté, tal vez un hermano, un padre... yo no sabía que se sentía tener familia, Alice era todo lo que tenía.

—Es mi maestro, casi mi padre. Es un mago, uno muy particular— Empezó a delinear mi rostro con un dedo. Me hacía cosquillas.

— ¿Vives con un mago? ¿Y tu familia?— había escuchado muchas veces a las criadas hablar de sus familias, para los hombres era muy importante esta parte de su vida.

—Nunca conocía a mi padre, mi madre huyó conmigo al bosque cuando era pequeño. No sé la razón, se la llevaron antes que pueda decírmela— ¿No tenía familia? Era extraño, sin padre y con una madre raptada, no tenía que preguntar: hombres del norte, adoradores de los dioses, se deleitaban robando mujeres hermosas que puedan darles hijos fuertes.

No sé porque vino a mi memoria aquella vez que Odín me ordenó matar a una mujer con un niño en brazos. Era imposible que sea la misma persona, además mis recuerdos eran algo borrosos y lejanos.

— ¿Y tu familia? ¿Vives cerca de aquí, tienes padres, hermanos?— preguntó, sonreí ante su interés.

—Ni padres, ni hermanos— pareció turbarse por mi respuesta.

—Tengo una misión pero no puedo dejarte. Quiero que vengas conmigo— estaba más serio que antes.

—Edward, yo también tengo obligaciones— volví a sonreírle para que se relajara. Seguía causándome gracia que fuera a ir tras un dragón, como si no hubiese oído eso antes, los hombres fanfarrones. Pero si me había vencido probablemente tendría oportunidad y eso sería peligroso, había una maldición...

— ¿Dónde vives?— me preguntó antes de darme otro beso.

—En tierras altas, en las montañas hay un gran castillo— no quería darle detalles y podía darme cuenta que él también se estaba guardando cosas.

—Pero es posible que hayan brujas que gobiernes esta isla— dijo algo preocupado, sonreí abiertamente al oír eso. ¿Una bruja? Al menos era algo que temía la gente.

—Solo hay una reina— dije con seguridad y altivez, sus ojos se agrandaron con sorpresa.

— ¿Tú eres la reina de Islandia?— preguntó y sus caricias se detuvieron en el acto, se incorporó un poco dejándome ver su piel al calor del fuego. Era hermoso.

—Si— dije mirando su expresión. — ¿Cambia eso las cosas?— pregunté para definir nuestra situación, si es que teníamos alguna esperanza.

VALKIRIA -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora