CAPITULO 15: RESCATE

545 40 3
                                    

BELLA

Un día escuché a Freya, la gran diosa, decir: "Los mortales experimentan la misma cantidad de felicidad y de tristeza, de odio y de amor, deben pasar por lo malo para apreciar lo bueno, si quieren llegar a la cima, deben conocer el más hondo de los abismos". 

En ese momento no le presté mucha atención pues ser mortal no estaba entre mis planes.

Ahora podía sentir cada una de sus palabras y eran ciertas. Y aunque en la dimensión de los dioses se decía que todo estaba escrito, yo guardaba mis reservas.

Y aquí me encontraba, en la proa de mi barca, sintiendo el helado viento del norte, navegaba hacia mi destino. No sabía lo que encontraría, solo una cosa me alentaba: detener la muerte.

Lo odiaba y lo amaba con todas mis fuerzas. Pero no resistiría verlo morir. Debía hacer este viaje para cambiar el futuro… aún si él no me ama.

—Pronto llegaremos a las costas y no tendremos un buen recibimiento— la cantarina voz de Alice me sacó de los recuerdos de mi antigua vida.

—Prepárate entonces— le sonreí.

— ¿Sigues queriendo matar a Edward por robarte el cinturón?— preguntó.

—Nunca he querido matarlo, tal vez sólo hacerle sentir dolor… pero una paliza no me compensaría. Se llevó el cinto que me dio Freya, es un ladrón, no sé cómo Jasper puede manipularlo así.

—Ya te dije que son un par de embusteros— dijo ella mirando al horizonte.

— ¿Saben que venimos?— le pregunté, porque no sabía que visión había tenido.

—Sí. Y va a ser difícil. ¿Quieres luchar o razonar? Nos reconocerán y ya sabes que son unos bárbaros pero temerosos de las deidades. Aunque hay algo que no entiendo…

—Dime todo lo que viste.

—Ella está encerrada, en una torre pero no es una prisionera ordinaria, puede caminar dentro de ese castillo derruido. Pero no la dejan salir, es como si le temieran y a la vez obedecen a alguien más poderoso.

—Extraño, ¿por qué le temerían a una mujer que no viene de Asgard? ¿Acaso ella es una deidad como nosotras?— pregunté.

—No, eso es lo raro. La reverencian pero la mantienen prisionera.

—Espero que pronto desentrañemos este misterio. Veo las costas, prepárate para desembarcar, no tengo intenciones de sentarme a razonar con esta gente, si la muerte anda cerca la voy a distraer un rato— puse una mano en mi espada.

Antes que la barca tocara tierra firme pude ver una lluvia de fuego. Nos disparaban. Grité con todas mis fuerzas. Los pocos hombres que traíamos salieron armados y dispuestos a morir. El bardo se apostó detrás de mí temblando como una hoja al viento. Difícil profesión la que tenía ese hombre, cantar los combates… si es que sobrevivía.

Hubiera querido traer a Emmett pero no podía abandonar mi reino, además contaba con que no dejara partir a Edward hasta mi regreso, tal vez su madre lo haría recordar… o simplemente detener su muerte.

Para cuando llegué donde estaban los vikingos, sólo la mitad de ellos estaban, los demás salieron corriendo o murieron.

Me cargué a todo el que pude, no medí fuerzas y le asesté mi espada a quien estuviera a mi alcance. Rebané tantas cabezas que perdí la cuenta. Sólo una cosa importaba, salvar a Edward… a cualquier precio.

VALKIRIA -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora