CAPITULO 7: BATALLA

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JASPER

Mi reino pendía de un hilo ahora. Me sentía derrotado, en manos de un extraño. ¿Cómo había llegado a esto? Debo ser un mal rey, la suerte no me acompaña.

— ¡El tesoro no puede salir de Burgundia!— James mi general, estaba enfurecido. Yo también pero estaba con las manos atadas. No podía reclamar lo que no era mío. No soy un ladrón.

—Edward es el legítimo dueño de ese oro, lo obtuvo por sus propios medios— le grité a mi consejero, general y prácticamente la única figura paterna que conocía. Pero yo era el rey y debía respetarme a pesar de todo.

—Ese herrero debe quedar ligado a Burgundia, hay que atarlo cuanto antes— me exigió. Eso no era posible, pues no era mi vasallo.

—No es uno de mis vasallos, no puedo obligarlo a nada— lamentablemente. Mi país se desmoronaba, las cosechas habían sido escasas. No soportaríamos un invierno sin oro para comprar provisiones. Gran parte de mi pueblo moriría de hambre. Tal vez haya alguna oportunidad de llegar a un acuerdo con Edward.

—Usa a Rosalie. He visto como la mira, si ella se desposa con él nos quedamos con el tesoro— dijo James. Era un buen plan, muy bueno en realidad pero no podía forzar a mi hermana. Su felicidad era valiosa para mí, ya tenía dos propuestas de matrimonio pero yo las había rechazado. Ella aún era muy joven, era mi deber protegerla. No debía venderla.

Ella era mi única familia. Yo podía sacrificarme por Burgundia pero no la sacrificaría a ella.

—Sólo si ella lo desea, no voy a presionarla— le respondí para que le quede claro. Ni forzarla ni obligarla.

—A Rose le agrada el herrero— Victoria apareció de algún lugar, siempre me asustaba porque nunca la oía venir.

—Eso lo facilitaría todo, si Edward me pide su mano aceptaré de inmediato— les aseguré, ella sonrió, aunque trataba de ser dulce no lo lograba. Sus ojos siempre eran oscuros y tenebrosos.

James y Victoria eran una extraña pareja, cuidaron de Rose y de mí cuando nuestros padres murieron.

James se encargó del trono durante mucho tiempo, mientras mi hermana y yo crecíamos, algunos maliciosos decían que quería coronarse rey pero cuando cumplí la mayoría de edad me cedió los poderes.

Ellos nos querían, Victoria siempre estaba pendiente de nuestras enfermedades y James de nuestra seguridad. No podía reprocharles alguna mala acción.

—Con tanto oro de seguro muchas princesas le serán ofrecidas, debes presionarlo un poco. Lograr su palabra de matrimonio— James era muy previsor pero un tanto apresurado.

Si mi hermana y Edward llegaban a entenderse y se casaban sería muy beneficioso. Él debía pagar una alta dote por ella y el invierno dejaría de preocuparme. Y si compartía el tesoro con Burgundia quizás yo podría… yo podría ver otra vez a Alice. Sin las presiones de un reino en peligro.

Pero no era seguro y yo necesitaba el oro más que nunca, con mi ejército reducido a menos de la mitad y mis propias arcas casi vacías sería fácil una invasión. Muchos vasallos muertos, mi hermana y yo arrestados sirviendo a otros amos. Era un futuro peligroso.

Mi viaje a Islandia fue lo mejor que me pasó a pesar de hacerme pasar por un consejero. Dejé a un lado las galas reales y fui un simple hombre. La reina Bella no aceptó la proposición de matrimonio, me rechazó como a un bicho, era hermosa pero implacable y fría.

Y allí, en Islandia conocí a Alice y no dejo de pensar en ella. Mi Alice… pero ante todo yo era rey y debía proteger a la gente que vivía en mis tierras. No podía abandonarme a mis sentimientos, un rey debe tomar decisiones difíciles por eso quemé las cartas que ella me envió, para no estar tentado a responderlas.

VALKIRIA -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora